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Los negocios de la casa de Alba

Los hijos de Cayetana se han puesto manos a la obra: mientras el nuevo duque abre el palacio de las Dueñas, Cayetano Martínez de Irujo rentabiliza el nombre de la casa con sus productos ‘gourmet’.

Cayetano Martínez de Irujo presentando la carne de vacuno que componen la nueva línea de productos de la firma Casa de Alba. / Casa de alba

Miriam Rubio
MIRIAM RUBIO

«Toda la vida me ha costado ganar», contaba Cayetano Martínez de Irujo. «Quizá por eso me hice del Atleti», apostillaba con sorna. «Alguno se piensa que por ser Alba lo tienes todo. La gente cree que tenemos una máquina de hacer dinero en los palacios, y es todo lo contrario. Eso ha sido un monstruo de engullir dinero», se sinceraba. El duque de Arjona presentaba en Madrid los nuevos productos de la marca Casa de Alba. Casualmente, ese mismo día, a la misma hora, su hermano Carlos, actual duque de Alba, recibía a los medios y a las instituciones en el sevillano palacio de las Dueñas para celebrar su apertura al público. La coincidencia, argumentaba Cayetano, había sido totalmente fortuita. «Me habían invitado, por supuesto», explicaba el duque de Arjona para dejar claro que mantiene una excelente relación con su hermano. «El otro día estuve en la imposición de su medalla», añadía. Pero cada uno tenía que cumplir por su cuenta con unos acuerdos que tienen como fin mejorar las finanzas familiares que, como reconocía Cayetano, ahora parece que están encauzadas.

Las cuentas de la casa

«Hay que ser sincero, mi madre ha hecho prácticamente todo bien, ha traído todo hasta aquí, lo ha mejorado. Lo que tenía era impecable. Pero es verdad que ha descapitalizado la casa. Funcionaba como las antiguas emperatrices, no tenía valor del dinero. Hasta que llegué y le dije: “Mamá, esto no puede seguir así. No se puede, que esto se hunde”. Fui el primero que se atrevió a decírselo o el primero al que le dejó decírselo», nos contó. Y así los hijos tomaron las riendas. Eso sí, puntualizó: «La situación nunca fue dramática, porque hay mucho patrimonio. No lo fue, pero era galopante». Y así, con ellos al frente, el balance «se estabilizó».

Ellos revisaron los gastos y buscaron nuevas fuentes de ingresos. Y así a Cayetano se le ocurrió crear la marca Casa de Alba. Aunque el conde de Salvatierra lleva tiempo dedicado a cuestiones económicas y de gestión. «Yo ya no tengo ninguna función dentro de la casa», nos dice. «Paralicé mi carrera deportiva para implicarme en ella. El primer año y medio empecé con el campo, con las tres empresas agrícolas, y después mi madre me implicó en todo. Entonces dejé lo demás». Reconoció que el último año ha sido duro, pero ha logrado hacerse hueco. Como dice, empezó por el campo. En esa área, ahora gestiona su parte y la de su hermano Fernando, con quien llegó a un acuerdo.

Cayetano y la marca de la casa

Siguió con la creación de la marca gourmet, que después de tres años tiene ya siete líneas distintas, entre las que se encuentran productos tan dispares como la cerveza, los embutidos y la miel. En su cita con los medios en Madrid presentaba el acuerdo al que había llegado con el grupo Embajadores para la producción de carne de vacuno, que podrá consumirse en Madrid en establecimientos del grupo La Máquina. Unas piezas gourmet que provienen de 1.300 cabezas de ganado repartidas en ocho fincas situadas en la zona de Salamanca.

«Yo sabía que los productos principales, de los que más cantidad teníamos para abastecer eran el aceite y la carne, por todos los olivos que hay en Córdoba y por nuestra ganadería». Porque sí, el aceite sale de los olivos de la familia en Andalucía y las reses son también de los Alba. Según contó Cayetano, provienen de esas fincas que su madre poseía y que ahora se han dividido entre sus seis hijos.

Asegura que esas vacas son además de una mezcla poco habitual, entre las especies de charolés y morucha, una tradición iniciada por el primer marido de la duquesa, Luis Martínez de Irujo y Artázcoz. «Mi padre fue el primero en traer la raza de charolés a España», dijo Cayetano con orgullo. Ahora él sigue sus pasos con esta empresa que comparte con el actual duque de Alba pero que él controla. «La sociedad matriz es Ducado de Alba. Es la que tiene la marca Casa de Alba, que mi madre nos dejó a Carlos y a mí al 50% cada uno», explicó Cayetano.

«Carlos era el mayor y yo quien iba a crear esto, así lo hicimos, y ella lo firmó así. Sin embargo, hasta que no se ha llevado a cabo la ejecución de la herencia, no la hemos tenido oficialmente . En teoría, cada uno íbamos a dar parte a nuestros hermanos de nuestro 50%, pero todo ha cambiado mucho…», dijo. Sea cual sea el acuerdo al que han llegado entre todos los hermanos, es de carácter privado.

En lo que respecta a la marca Ducado de Alba, para poder gestionar todo nos aseguró: «Me quedé con el 55% y Carlos con el 45%. Hice una sociedad que gestiona la marca, de la que tengo el 100%. Entonces, con mi 55% y siendo administrador único, tengo el control absoluto. De momento está así, no sé si en el futuro se repartirá algo o no». Pero los otros cuatro hermanos también se benefician si el negocio funciona: ellos son los propietarios de parte de las materias primas, como por ejemplo, de esas fincas en Salamanca. Esos terrenos se repartieron como sucedió con otras propiedades, como las casas y palacios. Entre ellos, el palacio de Liria y el sevillano de las Dueñas, probablemente el más querido para doña Cayetana. Ese que a partir de estos días ya puede visitarse. Eso sí, afirmó Cayetano, la planta superior seguirá siendo privada.

La apertura de Dueñas

«Encuentro lógica la apertura. Primero, porque es un compromiso con la Junta de Andalucía. Había que abrir sí o sí, porque nos permitieron no hacerlo mientras mi madre estuviera aquí por el gran respeto y el gran cariño que le tenían. Pero era una obligación. Y segundo, porque creo que es una fuente de ingresos muy grande para la casa. Yo no me relajaría, pero creo que va a ayudar mucho», reflexionó Cayetano. El palacio es ahora cosa del nuevo duque de Alba, Carlos, como también el palacio de Liria, sede de la fundación Casa de Alba.

«Va a ser un pilar importante de sustento para el nuevo funcionamiento de la casa, porque creo que se esperan entre 150.000 y 200.000 visitantes al año», apuntó. Y eso, claro, se transforma en dinero «para la fundación», puntualizó. También insistió en que desconoce los términos del acuerdo entre el duque y la Junta de Andalucía para la apertura del palacio al público. «No sé el arreglo al que han llegado, yo ya estoy fuera».

Lo que sí que nos contó es que ese palacio va a servir como homenaje a su madre, aunque, reconoció que «era impensable para ella abrir Dueñas, era su casa especial, donde tenía sus cosas, donde bailaba». Por eso, «en el último salón, que es donde ella bailaba, se va a hacer un museo con sus trajes y sus cosas», aseguró el duque.

La joya del Norte

En ese reparto de palacios, a Cayetano le correspondió el de San Sebastián, un lugar especial para él, con 20.000 metros cuadrados de finca. Si ese rincón se abre (de alguna forma) al público como el de Dueñas, aún está por decidir. «Tengo otra mentalidad, en ese sentido soy muy diferente a mis hermanos», asegura. «Me he dado cuenta de que la casa es una reliquia familiar», y añade: «Creo que junto con Dueñas, son las dos más emblemáticas».

Quizá por eso, para él es algo que no se toca. «Hemos vendido una serie de cosas que nos han tocado a todos, un pequeño porcentaje. La donación comprendía un 90%, así que lo que quedaba era un 10%. Pero de ahí, de San Sebastián no se mira ni se toca nada, aunque tenga que buscarme la vida por otra parte».

De momento, está reformando el palacio. «Estoy poniendo calefacción, tapando goteras, aunque en general estaba bien», comenta. Al parecer le han planteado la posibilidad de poner una carpa para realizar actos, una idea que no le acaba de convencer. «Como no me lo faciliten un poco y sea nada más para eventos, y de la forma que yo quiero, pues no. Me cuenta mucho dar una casa como esa, soy muy como mi madre en ese sentido», reconoció. Veremos si tantos esfuerzos dan sus frutos y consiguen conservar el legado de una de las grandes figuras de la familia y, de paso, dar rentabilidad a la Casa de Alba, que ya es, a día de hoy, una marca registrada.

21 de marzo-19 de abril

Aries

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