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Ana Boyer no tiene ni idea... De nada

La hija de Isabel Preysler esquivó las preguntas sobre una presunta próxima boda de su madre con Mario Vargas Llosa.

Ana Boyer posa en la presentación de la nueva colección de Ipanema. / cordon press.

Anita Guerra
ANITA GUERRA

Ana Boyer y Tamara Falcó son como la noche y el día. Si la semana pasada la segunda de ellas nos proporcionaba titulares cada vez que abría la boda, la primera, mucho más cauta, se mostró rocosa ayer por la tarde en su puesta de largo ante la prensa como Chica Ipanema.

"No sé". "No tengo ni idea". "No había oído hablar de eso". Así con temas tan variopintos como la posibilidad de que Mario Vargas Llosa le haya regalado a su madre un anillo de pedida, que esta le haya dicho que de momento eche el freno o cómo sería una hipotética boda entre ella y Fernando Verdasco.

Eso sí, con la mayor de las amabilidades, sin dejar de sonreír y sin perder la calma ni un instante, aunque las preguntas le hicieran unas menos y, otras, ninguna gracia. Se nota que los genes Preysler circulan por sus venas.

Con mis hermanos paternos tengo relación, pero poca"

De hecho, Ana aseguraba delante de nosotros, en la terraza del Hotel The Principal, que "con quien estoy muy unida es con mis hermanos por parte de madre. Con los otros tengo buena relación, pero poca".

Tan poca como para no meterse en medio en el cruce de declaraciones entre su madre y alguno de sus hermanos en los medios de comunicación. Y eso que de Isabel se ha llegado a decir que se ha pulido la fortuna de Miguel Boyer y que, poco más o menos, era una cazafortunas.

La herencia, a punto de resolverse

La explicación de Ana es sencilla: "Son situaciones complicadas en las que hay muchos sentimientos de por medio involucrados. Yo prefiero mantenerme al margen porque sé que la situación se va a solucionar bien". Y añade muy serena: "Si dejas que este tipo de cosas te afecten, al final no vives".

Ella ha decidido vivir y, de momento, aparcar su trabajo. O eso dicen, porque no le gusta mezclar lo laboral con sus compromisos con marcas -aseguran que el caché de Boyer oscila entre los 18.000 y los 25.000 euros, según si se identifica más o menos con la marca-. En este aspecto es absolutamente tajante: "Yo no he hablado y, como siempre he dicho, todo lo que tiene que ver con mi trabajo prefiero dejarlo al margen, porque no tiene nada que ver aquí".

Volviendo al tema de la herencia, confía absolutamente en los profesionales en cuyas manos está el asunto: "Es un tema que, desde mi punto de vista está bastante claro. El albacea tiene que hacer unos lotes y hay unos plazos en el testamento, bastante amplios, que se van a cumplir. Ha habido mucho más bombo de lo que es. Están trabajando en ello y, no estoy muy al tanto, pero creo que es en junio o julio cuando se solucionará todo".

De boda, de momento solo tienen una en mente: la de su cuñada Sara Verdasco, a la que están deseando ir. ¿Se ve ella como protagonista de un enlace? De momento no, pero...

"Siempre tienes en mente terminar casándote con la persona con la que estás. Si no, no estarías", confiesa. Pero la idea es tan remota y tan vaga que no sabe ni si se le encargaría la organización a su hermana Tamara ni de cómo sería su vestido.

¿Se casa Isabel?

Como tampoco tiene ni idea de los planes de Isabel y Mario: "He hablado con ella hace una hora por última vez y yo no sé nada...", pero "claro que me haría ilusión".

Por enésima vez volvió a negar que Mario, al que califica de "superamable y con gran sentido del humor", sea el culpable de que se fuera del domicilio familiar. "Yo estaba muy bien con Fernando y nos apetecía disfrutar al máximo el tiempo que él pasa en Madrid", vuelve a explicar con paciencia.

Porque, a fin y al cabo, para ella, lo más importante es que su madre sea feliz. Aunque no nos queda muy claro si es muy hábil esquivando nuestras preguntas para dar los detalles sobre la vida familiar justos o si, realmente, entre ella e Isabel la relación está tirante.

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