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La Familia Real española siempre ha disfrutado del deporte, y si en 1960 era la Reina Sofía quien formaba parte del equipo olímpico de Grecia, en 1972 Juan Carlos I compitió en la clase Dragón de vela. Ocurrió en Munich, y entonces la medalla no llegó a casa. 16 años después, en Seúl, su hija, la Infanta Cristina, acudía como reserva del equipo de vela en la modalidad de 470. Más tarde fue el entonces Príncipe Felipe, quien participaba en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, siendo el abanderado de la delegación española y finalizando en sexta posición en la clase soling de vela. Los siguientes juegos, celebrados en Atlanta, fueron el escenario en el que se conocieron la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, quien consiguió la medalla de bronce
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Geena Davis ya era una afamada actriz cuando decidió prepararse para participar en los Juegos Olímpicos de Sidney en la especialidad de tiro con arco. Aunque no llegó a conseguirlo: se quedó a las puertas tras alcanzar el puesto 24 entre más de 300 aspirantes.
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Alberto II de Mónaco forma parte del Comité Olímpico Internacional desde 1985 y, como buen aficionado al deporte, no suele perderse ningún evento de envergadura. Pero además de eso, el soberano monegasco tiene como afición la práctica del bobsleigh, un hobby que le costó alguna discusión con su padre. A pesar de la desaprobación de Rainiero, el príncipe Alberto participó en cinco ocasiones en los Juegos Olímpicos de Invierno, en todos ellos con poco éxito.
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El mítico Tarzán fue un increíble nadador antes de empezar a desplazarse de liana en liana en las 12 películas en las que interpretó al personaje creado por Edgar Rice Borroughs. Mientras trabajaba como botones en el Hotel Plaza de Chicago, y recién cumplida la mayoría de edad, ya había batido el récord mundial de los 300 metros libres y se había convertido en el primer hombre en hacer los 100 metros libres en menos de un minuto. Participó en los Juegos Olímpicos de París y después en los de Ámsterdam, haciéndose con cinco medallas de oro y una de bronce como nadador y miembro del equipo estadounidense de waterpolo. Esas medallas, y los 67 récords mundiales que estableció, lo convirtieron en una celebridad. Una marca de ropa interior y trajes de baño aprovechó su popularidad y le ofreció un contrato como modelo. Fue entonces cuando el actor de origen austriaco comenzó a viajar por Estados Unidos haciendo espectáculos de natación. Poco después la Metro Goldwyn Mayer le ofrecía el papel de Tarzán.
Charlene comparte con Alberto de Monaco la afición por el bobsleigh, aunque el deporte que unió a la pareja fue la natación: el primer encuentro entre ambos fue en una competición deportiva en Mónaco, donde la nadadora sudafricana ganó una medalla de oro que le impuso su futuro marido. Charlene también representó a su país en unas Olimpiadas. Lo hizo en 2000, en Sidney, donde quedó quinta en la modalidad de relevos.
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La nieta mayor de la reina Isabel II fue nombrada Miembro de la Orden del Imperio Británico hace ya nueve años por su servicio a la equitación. Es una amazona de elite que ha logrado su prestigio con títulos como el del Campeonato Mundial en Aquisgrán. Se estrenó en unos Juegos Olímpicos en la edición de Pekín, en 2008, y repitió experiencia en Londres, cuando se hizo con la medalla de plata.
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Otro nadador y waterpolista que cambió la piscina por el set de rodaje fue Carlo Pedersoli, más conocido como Bud Spencer. Tras coronarse campeón de Italia de los 100 metros lisos con 20 años, representó a su país en los Juegos Olímpicos de Helsinki, Melbourne y Roma. Poco antes de su primera Olimpiada, hizo sus pinitos como actor en Quo Vadis, donde interpretó a un guardia del imperio romano, pero no dejó su carrera deportiva hasta diez años después. El éxito cinematográfico le llegó como Bud Spencer, el nombre que eligió combinando dos de sus pasiones: era admirador de Spencer Tracy y también un entusiasta fan de la cerveza Budweisser. Sus películas junto a Terence Hill consiguieron una enorme popularidad, aunque también intervino en otra treintena de filmes en solitario. Y no solo se dedicó a interpretar. Una de sus facetas más desconocidas era la de letrista: además de trabajar para cantantes del momento como Ornella Vanoni y Nico Fidenco, fue autor de las canciones de algunas de las películas en las que participó como actor.
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Se hizo muy popular tras el estreno de El planeta de los simios, pero mucho antes los seguidores de la natación sincronizada la conocían como una de las estrellas del equipo canadiense. Comenzó a practicar este deporte a los 7 años y desde entonces Estella Warren estuvo preparándose para las Olimpiadas, un sueño que logró en 1996, cuando viajó a Atlanta junto al resto del equipo. En aquel momento ya compatibilizaba su carrera como deportista con la de modelo, después de que un cazatalentos se fijara en ella y enviara su fotografía a una agencia de Nueva York. Tras aparecer en las portadas de revistas como Sports Illustrated, Vogue, Elle y un largo etcétera, el salto al cine no tardó en llegar
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Fue Tysson en la serie La fuga y protagonizó las películas Enigmas y El Capitán Trueno y el Santo Grial, pero Manolo Martínez no siempre se dedicó a actuar delante de las cámaras. Durante muchos años fue un atleta muy respetado entre los seguidores del lanzamiento de peso, modalidad en la que consiguió la medalla de bronce en Atenas. Además del deporte y la interpretación, Martínez se ha sentido también atraído por el arte y ha hecho incursiones en el mundo de la escultura, la pintura y la escritura. Todo un espíritu del Renacimiento
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El actor comenzó ganándose la vida en la piscina y fue miembro del equipo británico de salto de trampolín. Participó en los Juegos de la Commonwealth, pero tras quedarse a las puertas de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, decidió dejarlo. Poco después, y mientras entrenaba en el Crystal Palace de Londres, un equipo de rodaje llegó buscando a un saltador para protagonizar un anuncio. Statham fue el elegido y, a raíz de uno de esos anuncios, el director Guy Ritchie se fijó en él, pidió una prueba y el resto ya es historia.
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La educación deportiva que recibió tanto él como su hermana Sofía llevó a ambos a acudir a los Juegos Olímpicos de 1960, celebrados en Roma. Representaron a su país en el equipo de vela, aunque solo el entonces heredero de la corona tuvo oportunidad de vivir la experiencia de verdad, ya que su hermana Sofía participaba como suplente. Fue la primera vez que los griegos consiguieron la medalla de oro en vela.
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Ahora lo conocemos como el padrastro de las Kardashian y hace más de un año terminó su proceso de cambio de sexo y se rebautizó como Caitlyn Jenner, pero hace cuatro décadas era el gran atleta estadonidense que logró la medalla de oro en el decatlón de los Juegos Olímpicos de Montreal. Poco después, dejó el atletismo para dedicarse a la televisión, donde protagonizó varias series y películas, y conoció a Kris Jenner, con quien tuvo dos hijas, además de adoptar a los cuatro hijos de su ahora exesposa, de quien se divorció hace año y medio.
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