Adviento

Anne Igartiburu reflexiona sobre el verdadero significado de la Navidad.

Anne Igartiburu
ANNE IGARTIBURU

Una vez más me descubro absorta mirando al piloto rojo trasero del coche que tengo parado delante de mí en el semáforo. La luz roja se desenfoca y el parabrisas no para en esta tarde oscura y fría en la que me resisto a que los villancicos del centro de la ciudad retumben histriónicos en mi agotada cabeza. "No, este año no", me digo queriendo convencerme. "Este año el mal llamado espíritu navideño no me va a atrapar de manera precoz".

Hemos pasado de Halloween a Black Friday, pasando por el Thanks Giving, y el pavo nos ha dejado ya empachados de fechas el calendario. Alguien pita detrás de mí y el verde del semáforo me invita a seguir una ruta algo mas sensata. Vuelvo a casa despacio.

Madrid se transforma cuando llueve. Si a eso le sumamos luces de colores, me da la impresión de que he entrado en una especie de sueño extraño. Un túnel de duermevela por el que transito curiosa, cansada y algo melancólica. ¿Ya está aquí la Navidad? Insisto, no quiero enterarme tan pronto... pero me temo que no me va a quedar más remedio. Y no es que no quiera. ¡Es que a mí no me da la intensidad para extenderla mes y medio!

Llevamos semanas preparando la programación navideña en la tele"

Llevamos semanas preparando la programación navideña en la tele y eso ha hecho que esté absorta en los rodajes de manera intensa. Son días de pruebas de vestuario, grabaciones y viajes. Además de eventos a los que acudimos, previas, que nos tienen demasiado ocupados para darnos cuenta de qué es esto del Adviento que, en esencia, es prepararse para algo importante.

Reflexionar y darle la importancia que tiene esta época. Cambio de solsticio para renovarse y mutar en algo que florecerá por mayo. Mientras, nos preparamos para ello. Pero no me siento cómoda forzando algo de manera prematura. Quiero sosiego para entender lo que sucede y las ofertas no me dejan. Quiero quietud para reflexionar este instante y las urgencias me atrapan.

Así que suelto el bolso en el salón y me preparo una merienda mientras una voz me dice: "¿Sabes? Creo que he visto a los Reyes Magos seguir la estrellita". Sonrío, me rindo ante la evidencia y comparto merienda e ilusión contenida. En el refugio las amenazas se sienten distintas y si además sientes el calor amigo, ya no hay nada por lo que alarmarse.

Intuyo que la emoción estaba guardada desde el año pasado. Desde el mismo día en que guardé los adornos en esa caja que ya han sacado al pasillo en mi casa para que empiece la Navidad y sepan sus Majestades que 'el niño' ya ha nacido y que esta Navidad va a ser distinta. Que sea para bien, que sea verdadera esta esperanza. Que no haya ruidos ni interferencias y que se haga presente lo esencial. Pero, sobre todo, que no se acabe cuando la guardemos en una caja hasta dentro de 12 meses.

21 de marzo-19 de abril

Aries

Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

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