Hace dos años, su historia acaparó las portadas de los periódicos en Portugal. Unos meses antes, el recién elegido presidente luso, Marcelo Rebelo de Sousa, había llegado al poder sin tener a una mujer a su lado y dejando desierto el puesto de primera dama. Al menos, de manera oficial... Y es que, los detalles de la situación sentimental del político eran, cuanto menos, particulares.
Separado desde 1980 de su mujer, Cristina Motta Veiga, Sousa se negaba a divorciarse pese a mantener una relación sentimental con la abogada Rita Amaral Cabral desde 1982. Sousa y Motta se habían conocido con apenas 16 años, se casaron en 1972, tuvieron dos hijos y en 1980 ella se fue de casa y la pareja se separó sin firmar los papeles del divorcio. Pero cuando ella quiso rehacer su vida sentimental y casarse con su nueva pareja, el político, de profundas creencias religiosas, se negó. "Nunca volveré a casarme. La Iglesia Católica no acepta el divorcio y yo estoy de acuerdo", ha explicado.
Nunca volveré a casarme. La Iglesia Católica no acepta el divorcio y yo estoy de acuerdo"
Marcelo Rebelo de Sousa
Ni si quiera importó que, dos años después de quedarse soltero, conociera a Rita Amaral Cabral, cuando él todavía era profesor universitario y ella era una joven estudiante de Derecho que fue a reclamar una nota. La calificación se quedó como estaba, pero poco después iniciaron una relación sentimental que ha sobrevivido más de tres décadas. Perteneciente a una familia de la aristocracia lusa, Cabral también terminó siendo profesora de Derecho. Aunque cuando Sousa llegó al poder se especuló con la posibilidad de que se casaran, su unión nunca se ha materializado. Ni se materializará.
Sousa sigue casado con Cristina Motta y Rita Amaral Cabral nunca ejerce de primera dama: no asiste a actos públicos y a viajes oficiales. De hecho, la pareja ni siquiera reside en la misma casa: Sousa, que renunció a mudarse a la residencia presidencial, vive de alquiler en una modesta casa de Cascais y Cabral reside con su padre en Estoril. Eso sí, como cada verano, la pareja se ha dejado ver de vacaciones en el Algarve. Aunque la atención de la prensa sobre su relación incomoda al presidente, la pareja no se exhibe pero, desde luego, tampoco se esconde.
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