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Sociocracia

La reflexión semanal de Anne Igartiburu.

Anne Igartiburu en una imagen de archivo. / agencias

Anne Igartiburu
ANNE IGARTIBURU

La forma de trabajar en las empresas ha cambiado en cuanto a la cohesión de equipos y modos de proceder. Las personas han pasado a ser parte fundamental de las compañías para colaborar de manera transversal entre distintas áreas y comunicar la toma de decisiones con una visión integradora y con un objetivo común del que participan un mayor número de empleados y colaboradores de la misma.

En los últimos tiempos se habla mucho del novedoso procedimiento de decidir en los equipos, que permite abarcar la resolución de los asuntos a tratar desde otro paradigma y que ha calado entre los gestores de diversas divisiones de las compañías más comprometidas con el cambio de cultura interna de las mismas.

Y este nuevo método no es otro que el llamado sociocracy o sociocracia, un término que, a día de hoy, me marca como erróneo el corrector de texto con el que redacto esta columna.

Cada grupo tiene un vínculo social o profesional

Este término llega a mí precisamente cuando estoy inmersa en talleres de gestión de equipos y coaching grupal y ejecutivo para las empresas y que, incluso, me inspira a pensar que podría ser aplicado en el resto de la sociedad. De hecho se hace ya, incluso antes de que fuera bautizado con ese nombre.

Esta nueva forma de plantear el liderazgo grupal, se asienta sobre las bases de que todos y cada uno de los grupos de trabajo que deciden un asunto crucial para la compañía —o en su defecto grupo social— deben ser escuchados y deben participar con su experiencia y aportar su visión sobre la misma. Una vez expuestas las soluciones y respuestas a las que se enfrenta el grupo, deberán estar de acuerdo con la que todos crean conveniente y, si existiera alguna objeción al respecto de las mismas, debatirla hasta encontrar un punto en común para todo ese grupo de trabajo, y una vez debatidas todas las posibilidades de solución con el consentimiento de todos.

Cada grupo tiene un vínculo social o profesional que le permite ser afín a lo que van a enfrentarse y les une una conexión de especialización con respecto a la actividad del mismo. Es una especie de grupo de expertos, que crean nuevas opciones de manera colectiva.

A su vez existirán otros grupos de trabajo en la compañía, asociación, institución o conjunto social o profesional. Hay también un reparto de roles y responsabilidades en esta nueva manera de gobierno del sistema. Cada grupo tendrá un líder y un delegado. El primero se reunirá con el resto de líderes para aportar la propuesta de su grupo, y el segundo se asegurará de que su grupo correspondiente reciba y aporte las diferentes decisiones que les llevan a ese objetivo común.

A su vez, igual que existen sinergias hacia un núcleo sintetizado de representantes que dan voz a todos los equipos integrantes, cada uno de estos equipos creará otros sub-grupos de apoyo externos que participarán de manera fractal o colateral, construyendo así una red de personas comunicadas entre sí, con la característica de tener en cuenta las aportaciones de todos y cada uno de los miembros del sistema.

Se consigue además de la retroalimentación de la información, una mayor agilidad en los procesos de decisión y una amplia participación en esa idea de equipo que avanza hacia un fin común con un liderazgo compartido.

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