La millonaria herencia que la Infanta Pilar deja a sus cinco hijos

Hace una semana escasa que la Infanta Pilar, hermana mayor del Rey Juan Carlos, nos dejaba. A sus 83 años, fallecía tras luchar contra un cáncer de colon y varias hospitalizaciones e intervenciones quirúrgicas en los últimos meses. Una vez pasados los homenajes fúnebres, parece ser momento de ver qué es lo que pasa con su herencia y cómo se repartirá entre sus cinco hijos, fruto de su matrimonio con Luis Gómez-Acebo, Simoneta, Fernando, Juan, Bruno y Beltrán.

Es Vanitatis quien asegura que, a la muerte de su padre, doña Pilar recibió 131,4 millones de pesetas que fueron invertidos en Nueva York por indicación de su marido, y que toda su fortuna y propiedades se gestionaban a través de una sociedad creada en 1967 por el propio Luis Gómez-Acebo, San Jacobo SL, y de la que ella era administradora única.

Doña Pilar enviudó a los 54 años y tuvo que encargarse de sacara delante a esos cinco hijos, por lo que parte de esa herencia, de alguna manera, ya la habrían recibido sus descendientes. O lo que es lo mismo: sus posibles podrían ser mayores si no hubiese tenido que tirar de ellos para criar a esos hijos que, al parecer, manejan desde hace tiempo el patrimonio de su madre.

Amén de lo que pudiera tener depositado en el banco, en varios fondos pensiones y las acciones de una sicavm (sociedad de inversión de capital variable), la Infanta tenía tres grandes propiedades. Por un lado, la famosa casa en la madrileña zona de Puerta de Hierro, donde se celebró su velatorio. Un inmueble de unos 1.000 metros cuadrados construido sobre una parcela de casi 2.500.

Además, doña Pilar era propietaria de un piso de 300 metros cuadrados en la calle Velázquez, en pleno barrio de Salamanca, y una parcela en la localidad mallorquina de Calviá, donde edificó un chalé para veranear. Por no hablar de las joyas y otros objetos de valor con los que habrá que hacer lotes.

A la espera de saber qué se llevará cada uno de ellos, parece que esto sería todo lo que habría sobre la mesa para repartir entre esos cinco hijos que lloraron su pérdida el pasado 8 de enero.