Carmen Martínez Bordiú a las puertas de los 70: alejada de la vida pública junto a su novio 35 años menor que ella y con la sombra de un pasado que la persigue

Ben Affleck ha sido el último famoso en reconocer lleva años luchando contra su adicción. Una y otra vez ha intentado dejar de beber y en la mayoría de las ocasiones ha recaído. En unas honestas y descarnadas declaraciones ha contado cómo su vida se convirtió en un infierno y cómo la mayoría de sus intentos por alejarse del alcohol, fracasaron estrepitosamente. Pero no es el único que teníendolo todo: dinero, fama y prestigio, estuvo a punto de naufragar en una botella: Kate Moss, Johnny Deep, Brad Pitt... también han tenido problemas con el alcohol. Os dejamos con la lista de mujeres y hombres famosos que lo han superado.
El actor y director explicó recientemente que lleva años intentando, sin éxito, dejar la botella. Y que en ese tiempo ha perdido todo lo que quería. Lo que más arrepentimiento le produce es pensar que el alcohol fue el causante del fin de su matrimonio con Jennifer Garner, con la que estuvo 15 años casado y tuvo tres hijos.
Durante un tiempo nadie entendió las razones de su divorcio con Angelina Jolie. Pero finalmente confesó: su adicción al alcohol acabó con “Brangelina”. Y la cosa empeoró después de la separación y el actor ha reconocido que pasó uno de los episodios más oscuros de su vida. Hasta que tocó fondo y acudió a Alcohólicos Anónimos. En esa época le ayudaron el director David Fincher y el actor Bradley Cooper. Ahora brinda con zumo de arándanos.
En 2018 anunció que había dejado el alcohol, porque producía estragos en la piel. Cualquier razón es buena para parar un carrerón como el que llevaba la top, que a los 14 años desfilaba bebida y drogada. En 2005, un tabloide británico publicó unas fotos en las que se la veía esnifando cocaína con su pareja de entonces, el músico Pete Doherty. La modelo perdió varios contratos, pero tras ingresar en una clínica de desintoxicación relanzó su carrera. Pero fue una operación de marketing y la británica siguió sufriendo recaídas. Hace dos años anunció el final de su romance con la botella.
En los 90, estaba de moda ser un poco malote. Y Johnny Depp cumplía todos los requisitos: se pasaba el día de juerga y destrozaba habitaciones de hotel por doquier. Muchos de sus compañeros de fiesta se rehabilitaron, pero él ha seguido al piel del cañón, bebiendo como si no hubiera un mañana. En 2014, subió a un escenario para entregar el premio al mejor documental dando tumbos. Y a finales del año pasado, en una fiesta sus guardaespaldas tuvieron que aguantarle porque era incapaz de mantener la verticalidad.
La actriz fue precoz en todo: a los 11 meses protagonizó su primer anuncio y con siete años alcanzó la fama mundial con E.T. Pero no sólo se dio prisa en su carrera: a las 12 años fumaba marihuana, a los 13 esnifaba cocaína y no se perdía ni una fiesta en Studio 54. Y a los 14 entró por primera vez en una clínica de rehabilitación de la que no pudo salir en un año y medio. Después tuvo varias recaídas, pero en la actualidad asegura que ha dejado atrás las adicciones que marcaron su vida.
Su lucha contra el alcohol ha sido de las más amargas y publicitadas que se recuerdan. El más famoso vigilante de la playa se pasó años luchando contra sus contínuas recaídas. En 2007, su hija colgó un vídeo en que el piloto de El coche fantástico se arrastraba patéticamente por el suelo para comer una hamburguesa. Quería, de esa forma, hacerle reaccionar. Pero no fue muy efectiva: a los dos años tuvo que ser ingresado por un coma etílico.
La estrella infantil de “Tú a Boston y yo a California” se convirtió en otro juguete roto de Hollywood. La marihuana y el alcohol eran sus amigos preferidos, aunque tampoco le hacía ascos a la cocaína. Cuenta la leyenda que se bebía 2 litros de vodka al día. En 2007, en plena borrachera estrelló su Mercedes y no aprendió la lección pues al poco volvió a ser detenida por conducir con una curda considerable. Para apartarse de ese modo de vida se hizo empresaria hostelera y abrió clubs en Grecia y Dubai, sin mucho éxito. Ahora, ya rehabilitada intenta recuperar su carrera.
El intérprete de Harry Potter empezó a empinar el codo, según ha reconocido, por timidez. Las fiestas le imponían, su precoz fama le cohibía y con unas copitas de más se relajaba. Y fueron demasiadas de más. Tanto que durante el rodaje de la célebre saga del mago, se pasaba toda la noche bebiendo. Y hay escenas míticas que no tiene muy claro cómo se rodaron. En 2010, con ayuda de sus amigos y de su novia logró rehabilitarse.
“Enifé tanta cocaína que a punto estuve de abrirme un agujero en la nariz”. De esta forma tan gráfica confesaba Demi Moore su adicción en su libro de memorias Inside Out. También rebeló que durante su relación con Ashton Kutcher tuvo un aborto, que teme que se debiera a su abuso del alcohol. Después de su divorcio, cayó en una espiral de perdición, que ha superado, en parte, con la ayuda de sus tres hijas.
Fue una joven promesa y ahora ya no es joven ni promesa, pues su carrera está en caída libre. El que dio vida el primer Spiderman ha reconocido tener una personalidad compulsiva y adictiva que le ha hecho caer en dos vicios: la botella y el juego. A los 19 años ingresó por primera vez en rehabilitación. Pero pronto recayó y en sus años dorados, tras el estreno de la saga del arácnidos era habitual que los paparazzis lo retratraran conduciendo borracho. Ahora ha superado su alcoholismo, pero sigue sin remontar su carrera.
Otra niña que la factoría Disney catapultó... al abismo. A los 17 años ya era una adicta al alcohol y a las drogas, en concreto la cocaína. "Llegué a un punto en que o estaba drogada o estaba pensando en drogarme", ha reconocido. A esa edad también se internó en un centro de rehabilitación, para combatir sus adicciones y otro de sus grandes problemas: la bulimia. En 2018 celebró por todo lo alto que llevaba seis años sobria. Pero al poco, tuvo que ser ingresada con una sobredosis que casi le cuesta la vida. Ahora parece haber logrado mantenerse sobria.
Tenía ocho años cuando su padre le ofreció un cigarrillo de marihuana. Y desde entonces fue un no parar. En los 90 despuntó como actor y también como recluso, pues su continuada afición a conducir a gran velocidad ebrio le llevó a la cárcel una y otra vez, pues violaba la libertad condicional. En 2005 hizo borrón y cuenta nueva de sus adicciones y su carrera se disparó como la espuma del champán que ya no volvería a probar. No es de extrañar que fuera escogido para interpretar al juerguista Tony Stark.
En 2009 la diosa de ébano se quitó de todo, que no era poco. Desde los 24 llevaban dándole al alcohol y a la cocaína y decidió pisar el freno a fondo. Sus fiestas fueron épicas y le dejaron un adicción que superó con un tratamiento de desintoxicación. “No soy capaz de beber más alcohol. Mi cuerpo no lo aguantaría. Hay gente que soporta un trago o una raya de cocaína, pero me he dado cuenta que para mí es todo o nada, y tiene que ser nada”.
El actor australiano empezó pronto a darle al trago: con 13 años. En 1984 tuvo un accidente por conducir ebrio y ahí empezó su peregrinaje por clínicas de rehabilitación que acaban con nuevas recaídas. Pero como en los rodajes era puntual y cumplidor, iba haciendo. En 2006, fue arrestado de nuevo por conducir con una buena turca, se enfrentó a los policías y se dio cuenta que no podía continuar así y se apuntó a Alcohólicos Anónimos. Y esta vez parece que lo ha logrado: en 2016 celebró que llevaba 10 años sin probar una copa.
Con 20 años parecía el hada buena del cuento: una estrella del pop modosita que juraba que llegaría virgen al matrimonio. Poco queda de aquella ficción: se sabe que a los 14 años ya había probado los placeres de la carne y que de modosita tiene más bien poco. Entre 2005 y 2010 tocó fondo:lllegó a dormir drogada en un parking porque no llegaba a casa, fue ingresada en varios centros psiquiátricos y perdió la custodia de sus dos hijos, por la que ahora está peleando.