Así son Paola y Eduardo, los hijos de Norman Foster y Elena Ochoa: educación de élite, esquí en St. Moritz y discreción absoluta

Juanra López Publicado · 19 de julio de 2025, 13:55 h

Cuando el 1 de junio de 2024 Norman Foster cumplió 90 años, sus hijos compartieron en redes sociales algunas instantáneas que nos mostraban su lado personal. No es algo habitual porque tanto su mujer, Elena Ochoa, Lady Foster, como él, han sido figuras muy discretas que apenas se han prodigado en entrevistas y en actos sociales, aunque son amigos de figuras tan populares como Pablo de Grecia y su esposa, Marie-Chantal Miller..

Su hija Paola compartió tres fotos tan entrañables en las redes sociales que podíamos verla a ella con su hermano menor Eduardo, todavía un bebé, y otra en la que mostraban a su mascota, un precioso golden retriever que respondía al nombre de Bentley. En otra imagen veíamos al arquitecto con una pistola de agua.

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Su hijo Eduardo Foster también tiró de recuerdos del pasado para rendir tributo a su progenitor. Colgó en las redes una fotografía de la infancia y otra en la que se mostraban padre e hijo con un cartel en el que presentan el trofeo que diseñó Norman Foster, Best in Show, para el ICE St. Moritz.

El matrimonio Foster ha conseguido formar una familia de lo más armónica. Cada uno venía con divorcios a sus espaldas: ella, de Luis Racionero, que murió en 2020; y él había estado casado en dos ocasiones. Su primera mujer fue la arquitecta Wendy Cheesman, fundadora de Team 4 y Foster Associates, que murió en 1989 a los 51 años, a consecuencia de un cáncer. Tuvieron cuatro hijos: dos biológicos y dos adoptados.

En 1991, Norman Foster volvió a casarse con ​​Begum Sabiha Rumani Malik, pero su matrimonio duró solo cuatro años. Su vida cambió completamente cuando conoció a Elena Ochoa por casualidad en una cena en España en la que le sentaron junto a él porque era la única de los invitados que hablaba un perfecto inglés. Se casaron en 1996 y tuvieron a sus dos hijos, Paola y Eduardo, de 25 y 22 años, respectivamente.

Norman Foster y la doctora Ochoa, que se hizo muy popular con el pionero programa de televisión Hablemos de sexo, dirigido por Chicho Ibáñez Serrador, han dado a sus hijos la mejor de las educaciones y han pasado juntos los momentos más difíciles que la vida les ha presentado. Nos referimos a cuando diagnosticaron un cáncer de colon en 1999 al arquitecto. La quimioterapia logró acabar con la enfermedad, pero tres años más tarde sufrió un infarto del que también se recuperó.

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A propósito de la formación de los hijos de Norman Foster y Elena Ochoa, que han crecido rodeados de intelectuales y artistas, además de destacados miembros de la alta sociedad, debemos destacar que Paola estudió Arquitectura en la prestigiosa Universidad de Harvard y Eduardo, por su parte, Bienes Raíces y Planificación Urbana en la University College London. Sin duda, han seguido el camino de su legendario padre.

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Respecto a Paola Foster podemos añadir que fue Directora Creativa de la revista de moda Fig Magazine. También hizo labores de comisariado para el Harvard University Student Art Collective. En la actualidad se desempeña como patrona en la Fundación Norman Foster, que «promueve el pensamiento interdisciplinario y la investigación para ayudar a las nuevas generaciones de arquitectos, diseñadores y urbanistas a anticipar el futuro», como podemos leer en la propia web.

A propósito de Eduardo Foster, podemos subrayar que tras pasar por un prestigioso internado, donde se codeó con miembros de la realeza, se marchó a Estados Unidos para estudiar Administración de Empresas en el Stern School of Business de Nueva York, antes de recalar en University College London. Ha prestado sus servicios para empresas como Aon Benefield, Pilcher London y Shvo, entre otras. Es un gran aficionado al esquí que lo practica en St. Moritz, la segunda residencia de los Foster. Sobre su vida privada, como la de su hermana, nada se sabe.

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