Le aplaudían a rabiar
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La tribuna de invitados del Congreso de los Diputados jamás ha estado más solicitada. La expectación ante la sesión de investidura más polémica y problemática de lo que va de siglo estaba cantada. Aún así, las dos mujeres más importantes para Pedro Sánchez han encontrado sitio en las alturas del Parlamento, desde donde han aplaudido entregadas la intervención del candidato socialista. Ni la sufrida Begoña Suárez ni Magdalena Pérez-Castejón, madre de Sánchez, han querido perderse la sesión más importante en la vida política de su marido e hijo.
Pocas caras amigas esperaban a Pedro Sánchez en la grada y tribuna, pues ni tan siquiera los partidos que han pactado con el partido socialista manifiestan demasiado entusiasmo por la legislatura que parece comenzar. De hecho, ni siquiera desde la coalición en funciones se percibía demasiada ilusión: la retransmisión captó varios gestos de irónica incredulidad en las caras de las ministras de Podemos, Ione Belarra y una remozada Irene Montero, cuando Sánchez habló de medidas feministas.
Ante este panorama, todo apoyo familiar es poco para el candidato, incluido el de su madre. No sabemos si Magdalena Pérez-Castejón y Begoña Gómez se quedaron en sus asientos durante toda la jornada, decididas a escuchar también la previsible respuesta de Alberto Núñez Feijóo. En estas circunstancias, la dura retórica de la oposición no puede ser del agrado de ningún familiar de Pedro Sánchez y, por extensión, de los políticos socialistas.
La presencia de Magdalena Pérez-Castejón en la tribuna de público del Congreso no es una novedad, pues ha asistido tanto a las investiduras de su hijo como a la famosa moción de censura. En esta ocasión, quiso que su presencia fuera evidente, pues eligió una resplandeciente blazer de tweed blanco, con la que fue fácilmente identificable.
En realidad, su presencia era imperdible, pues llevaba al lado a la siempre elegante Begoña Gómez, quien vistió con el color corporativo socialista con una blazer roja. Ambas mujeres muestran mucha complicidad y, de hecho, no es la primera vez que se apoyan la una a la otra en eventos políticos: ya las hemos visto en manifestaciones (las del 8M, por ejemplo), mano a mano.
Pedro Sánchez ha manifestado en distintas ocasiones la admiración que siente por su madre, funcionaria que, con 40 años, decidió sacarse la carrera de Derecho. Se licenció casi a la vez que su hijo, estudiante de Económicas. «Yo entonces tenía 20 años y estudiaba Económicas... ¡y ella sacaba mejores notas que yo!», confesó orgulloso Pedro Sánchez en una entrevista.
La vida transcurrió lejos de la vida de militancia que llevó su marido, Pedro Sánchez Fernández, también funcionario. Sin embargo, la creciente relevancia política de su hijo (y quien sabe si la influencia de Begoña Gómez) logró que quisiera visibilizarse en su apoyo. En los momentos más delicados para Sánchez, por ejemplo en su primera investidura fallida en 2016, Magdalena ha estado en la tribuna del Congreso de los Diputados.
Quien no se prodiga en las investiduras, exitosas o fallidas, del candidato Sánchez es su hermano, una eminencia de la música clásica que vive y trabaja a caballo entre Madrid y San Petersburgo. La coincidencia con las vacaciones hizo posible que David Sánchez Pérez-Castejón sí asistiera al debate de investidura de julio de 2019, junto a las incombustibles Magdalena y Begoña.
El hermano menor del político socialista, casi tan anónimo como sus dos hijas adolescentes, detenta la Cátedra de Composición Musical y Dirección Operística en el Conservatorio Estatal de San Petersburgo y, además, ejerce como compositor y director de orquesta. Como su padre, tiene su propia carrera como funcionario en el área de cultura, aunque no como funcionario. De momento, es un profesional contratado para un puesto de libre designación por la Diputación de Badajoz.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.