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omentos muy duros para Lorenzo y Berta, que han perdido en diez años a sus padres, el sociólogo Lorenzo Díaz, a los 79 años, y a la periodista Concha García Campoy, a los 54, el 10 de julio de 2013, víctima de una leucemia. Conocíamos ayer martes la noticia del deceso de Díaz en el programa Y ahora Sonsoles de Antena 3. Era la presentadora, Sonsoles Ónega lquien manifestaba que «me da pena contarles esta noticia y despedir el programa así».
De la brillante trayectoria profesional de Lorenzo Díaz debemos subrayar que ganó dos Premios Ondas, tres Antenas de Oro, el Premio Nacional de Gastronomía, el Premio Cámara del Comercio de Madrid y el Premio al mejor libro sobre comunicación. Más allá de la radio, que era su gran pasión, era conocida también su enorme amor por la gastronomía.
Estas dos realidades quedaban reflejadas en su extensa bibliografía, de la que podemos destacar La radio en España (1923-1993), La televisión en España 1949-1995, La caja sucia: Telebasura en España o La cocina del Quijote. También fue el biógrafo de personalidades como Luis del Olmo, Lucio Blázquez y de Cándido López.
Lorenzo Díaz llegó a la vida de Concha García Campoy después de un matrimonio que duró una década junto a Jaime Roig. García Campoy y Díaz se casaron en 1992 y rompieron en 2000, después de haber sido padres de sus dos hijos, Lorenzo y Berta. El mayor, por cierto, le hizo abuelo el pasado mes de agosto de una niña y, como el propio periodista comentaba después de su paternidad, le hubiera encantado que conociera a su abuela: «Tengo ganas de contarle quién era y cómo era», manifestó en ¡Hola!.
Lorenzo Díaz, que en la actualidad trabaja en Mediaset, despedía a su padre en las redes sociales con un emocionante mensaje: «Me parte en dos pensar en que nuestra escapada furtiva a Vallecas ayer fue el último trayecto juntos. Pero, quizás conscientes de lo que vendría más pronto que tarde, nunca ocultamos los te quiero, los abrazos y los besos. Me quedo tranquilo con eso y con cómo te has ido, sin hacer un maldito ruido, como siempre».
«Nos lo hemos pasado muy bien, querido padre. Nos hemos reído mucho. Nos hemos querido mucho. Me destroza esto, más de lo que imaginaba, pero de nuevo seré capaz de agarrarme a lo bueno, que es todo. Por ti y por tu 'cebollona', a la que le contaremos que tuvo un abuelo único», manifestaba el periodista, actualmente vinculado a Mediaset.
Tenemos que recordar que Lorenzo Díaz era pareja de Magdalena Valerio, quien fuera ministra de Trabajo. No podemos olvidar tampoco que Concha García Campoy había rehecho su vida junto al productor cinematográfico Andrés Vicente Gómez, quien está detrás de algunos de los grandes éxitos del cine español de los los 90.
En una entrevista con Vanitatis, el productor de ¡Ay Carmela! y Jamón jamón, que lanzó a la fama a Javier Bardem y Penélope Cruz, hablaba de cómo era su relación con los hijos de Lorenzo Díaz y Concha García Campoy: «He vivido siempre con ellos. La historia de esta casa es muy graciosa. Concha vivía en el octavo, que tiene un altillo. Cuando empezamos a salir juntos, yo vivía en la calle Argensola. Lo lógico es que hubiéramos vendido nuestras respectivas casas y nos hubiéramos comprado un chalet en La Moraleja, lo convencional. Berta tenía dos años y Lorenzo cuatro e iban al colegio del Pilar, que está aquí cerca y no se querían mover».
Añadía: Lo que decidimos fue hablar con el vecino del séptimo y comprarle la casa. Era un periodista que había trabajado en Telefónica. Él y su mujer no querían venderla. Estaba desesperado porque era muy necesaria para poder hacer mi vida con Concha. Hablé con el presidente de Telefónica y le pedí ayuda. Al final le convenció. Pactamos que él pedía a su banco una tasación y yo al mío. Sacamos la media, pero pidió un sobrecoste que accedí a pagarle. Posteriormente murió la vecina de al lado, así que la compramos también«.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.