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Todavía no se ha diseñado un vestido que alcance la influencia del que llevó Grace Kelly el día de su boda con el príncipe Rainero III de Mónaco, el 19 de abril de 1956. De hecho, es innegable que estuvo presente en las conversaciones que mantuvieron Sarah Burton y Kate Middleton a la hora de acordar su propio vestido. El diseño era de Helen Rose, diseñadora de vestuario en Hollywood, ganadora de dos Oscar por “Cautivos del mal” (1952) y “Mañana lloraré” (1955), y para terminarlo utilizó 23 metros de tafetán de seda y un encaje con 125 años de antigüedad bordado con perlas.
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Faltan las palabras para describir este magnífico y rompedor diseño de Christian Dior para Soraya Esfandiary-Bakhtiari, la princesa de los ojos tristes y primera esposa del último Sha de Persia. En las antípodas de las convenciones que marcan hoy lo que se entiende por un vestido de novia de la realeza, el maestro parisino necesitó 34 metros de lamé de plata, 20.000 plumas y 6.000 diamantes para terminar un diseño propio de “Las mil y una noches”.
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El espíritu hippy de los años 70 está magistralmente representado en el vestido de novia de Lisa Halaby, la reina Noor de Jordania, cuarta esposa del rey Hussein.Firmado por el 'atelier' de Cristian Dior y confeccionado en crepe de seda blanco, está adornado por varias vainicas en escote, mangas y falda. Para remarcar la voluntad de sencillez, la novia lo acompañó por un simple velo de tul con media diadema de flores blancas, brazalete de diamantes y un precioso ramo de orquídeas blancas.
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Este es uno de los vestidos de novia icónicos de Cristóbal Balenciaga, en exposición en el museo de la Fundación Balenciaga en Getaria. En realidad, este es el segundo vestido que el genio vasco diseñó para Fabiola: el boceto del primero se filtró a la prensa y tuvo que diseñar una segunda opción en secreto. Realizado satén marfil y con adornos de piel visón, traslada la sobria elegancia de la Reina de los belgas, casada con el rey Balduino el 15 de diciembre de 1960.
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Su vestido sigue siendo tan influyente, que H&M vende una imitación low cost bastante conseguida por alrededor de 300 euros. Millones de novias en todo el mundo acuden con la foto de este diseño de Sarah Burton para Alexander McQueen a sus modistas de cabecera, con la esperanza de lucir la misma elegancia y serenidad que la Duquesa de Cambridge aquel 29 de abril de 2011. La clave de su éxito está en el cuerpo, recatado y sexy a la vez gracias al encaje y al escote en V.
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El 22 de mayo de 2004, Letizia Ortiz llegaba a la catedral de la Almudena de Madrid bajo la lluvia y vestida de Manuel Pertegaz para casarse con el príncipe Felipe de España. El vestido, confeccionado en seda natural tramada con hilos de plata fina, era de corte princesa, manga larga y escote en pico con cuello en forma de corola, llevaba una cola de 4,5 metros bordada con motivos heráldicos. No cabe duda de que el maestro Pertegaz supo captar la trascendencia del momento: su diseño es absolutamente regio. Puede admirarse de cerca en el Palacio Real de Aranjuez, donde se encuentra en exposición.
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Rania Yassin se casó con el príncipe Abdullah, el hijo mayor del entonces rey Hussein, en el Palacio Real en Amman, el 10 de junio de 1993. El vestido fue obra de uno de los diseñadores de la princesa Diana, Bruce Oldfield, que acertó de pleno al proponer manga corta y un adorno bordado en oro en el que se expresaba todo el barroquismo y viejo esplendor de las cortes orientales.
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El vestido de Camilla Parker-Bowles puede ser leído como una metáfora de la propia historia de amor de esta mujer no precisamente amada por la ciudadanía británica con el heredero de la corona británica: sorprendentemente, logra que nos olvidemos de todos los problemas. La genialidad de recurrir a ese magnífico tocado de plumas doradas convierte la consabida tiara en una intrascendencia insípida, mientras que la diseñadora Anna Valentine maravilla con su visión de cómo debe ir vestida una futura princesa que ya no cumple los 50. Camilla lleva un abrigo de damasco azul y dorado sobre un vestido de chiffon que no puede ser más favorecedor.
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El vestido de Camilla Parker-Bowles puede ser leído como una metáfora de la propia historia de amor de esta mujer no precisamente amada por la ciudadanía británica con el heredero de la corona británica: sorprendentemente, logra que nos olvidemos de todos los problemas. La genialidad de recurrir a ese magnífico tocado de plumas doradas convierte la consabida tiara en una intrascendencia insípida, mientras que la diseñadora Anna Valentine maravilla con su visión de cómo debe ir vestida una futura princesa que ya no cumple los 50. Camilla lleva un abrigo de damasco azul y dorado sobre un vestido de chiffon que no puede ser más favorecedor.
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Divorciada como Camilla Parker-Bowles, Wallis Simpson eligió antes que ella un pálido azul grisáceo (su color favorito: azul Wallis lo llamaba) para casarse en 1937 y en terceras nupcias con el rey Eduardo, VIII, enamorado hasta el punto de abdicar en favor de su hermano, el rey Jorge V, para poder unirse a ella. El diseño es del estadounidense Mainbocher, está confeccionado en crepe y Simpson lo adornó con un broche de Cartier.
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