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LA GRAN TRAGEDIA DE LA REINA

Quién es Antonio Vigo, el escultor y ex pareja de Erika Ortiz que se distanció de la hermana pequeña de Letizia por perseguir su sueño

Antonio Vigo, ex pareja de Erika Ortiz, desapareció tras su trágico fallecimiento en 2007, aunque su aturdimiento ante la vida en los alrededores de la familia real debió comenzar mucho antes.

Erika Ortiz y Antonio Vigo fueron una de las parejas más elegantes y atractivas de la boda de Letizia y Felipe de Borbón. getty images

Fue una tragedia inesperada que sacudió los cimientos de la familia Ortiz y conmovió a todo un país, hasta entonces ligeramente reticente ante la figura de la princesa de Asturias, Letizia Ortiz. La muerte voluntaria de Erika, su hermana menor, marcó un antes y un después en la biografía familiar y, también, en la de Antonio Vigo, ex pareja y padre de la única hija de Erika, Carla Vigo. Todo ocurrió el 7 de febrero de 2007. Erika tenía 31 años.

El anuncio del compromiso entre Letizia Ortiz, una popular presentadora del telediario, con el entonces príncipe Felipe impactó, más que a nadie, a los Ortiz, una familia de clase media que, de repente, emparentaba con la familia real. Se fiscalizó el pedigrí económico e intelectual de todos los familiares de la futura reina, en especial sus padres y, por supuesto, sus hermanas.

Si Casa Real anunció el compromiso de Letizia Ortiz y el príncipe de Asturias el 31 de octubre de 2003, el 1 de noviembre todos los focos estaban colocados sobre Telma y Erika. De Erika fuimos conociendo sus circunstancias sentimentales y económicas. Se había licenciado en Bellas Artes y había conseguido una beca Erasmus en Alemania, tras la que había vuelto a Madrid.

En la capital, Erika Ortiz descubrió que estaba embarazada. Mantenía una relación desde sus tiempos universitarios con Antonio Vigo, otro estudiante, que trataba de ganarse la vida mientras proseguía su trabajo creativa y, quizá, soñaba con doctorarse. Ninguno de los dos tenía trabajo ni posibles, con lo que tuvieron que vivir sus primeros años como pareja y como padres en la casa de Paloma Rocasolano, madre de las Ortiz.

Antonio Vigo, el gran amor de Erika Ortiz, ejerce hoy de profesor en la facultad de Bellas Artes de la universidad rey Juan Carlos y tiene un notable curriculum expositivo, también internacional. instagram

Antonio y Erika intentaron montar un hotel rural en Asturias, pero no salió bien. Allí, ella trabajó como vendedora del Círculo de Lectores, ofreciendo puerta a puerta las novedades literarias. Y dio a luz a Carla. Ya en Madrid, él logró un puesto como operario del servicio de limpieza del Ayuntamiento. En la boda real lucieron como una de las parejas más guapas y elegantes, ella vestida de rojo por Felipe Varela y él por primera vez con chaqué.

El compromiso de Letizia con Felipe de Borbón permitió a la mayor de las hermanas Ortiz salir de su piso de soltera, en Vicálvaro, y cedérselo a su hermana. Todo empezó a mejorar, pues Erika logró un trabajo bien remunerado como directora de comunicación de una revista de Arte y Antonio expuso y vendió en la prestigiosa feria Estampa.

Por qué Antonio Vigo y Erika Ortiz separaron sus destinos por un compromiso laboral

También por esas fechas, Antonio Vigo se estrenó como profesor y comenzó a dar clases en un instituto en Las Rozas. No le faltaban méritos: su formación como escultor en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid fue muy temprana. Su sensibilidad y talento se volcó en el tallado de piedra, en la que destacó también por su dominio de la técnica.

En 2006, Antonio Vigo consiguió un trabajo en Uruguay como formador técnico en el tallado de piedra natural, en un programa cofinanciado por la Unión Europea. La oportunidad era demasiado buena como para dejarla pasar, pero Erika decidió no acompañarle. Carla era muy pequeña, además, y permaneció en Madrid. La separación de la pareja confirmó su distanciamiento y terminó en ruptura, tras siete años de relación.

Carla Vigo, la única hija de Erika Ortiz y Antonio Vigo, aún no había cumplido los seis años cuando se produjo el tráfioc fallecimiento de su madre. gtres

Antonio Vigo fue, sin duda, el gran amor de la hermana pequeña de la reina Letizia y su separación le produjo un gran dolor emocional. Cuando Vigo volvió de Uruguay (vivió allí entre 2004 y 2007), se trasladó a casa de sus padres, en el popular barrio madrileño de Aluche, pero su relación con Erika siempre fue excelente.

«Con todos los respetos, no voy a entrar en detalles de mi vida privada», contestaba entonces cuando los periodistas pretendían saber más sobre su relación con la hermana de la reina. «No voy a participar en informaciones falsas y mucho menos hablar de los demás», repetía a los reporteros que seguían sus pasos.

Cuál fue la reacción de Antonio Vigo después del fallecimiento trágico de Erika Ortiz

El fallecimiento de Erika destrozó al escultor, que había vivido en primera persona la presión mediática que recibía la familia Ortiz. David Rocasolano, el primo que traicionó a la reina con un polémico libro, contó en dicho volumen que Antonio Vigo llegó a encararse con el rey Juan Carlos durante el funeral: le responsabilizaba de todo lo ocurrido.

Tras la trágica muerte de Erika, Antonio Vigo insistió en hacerse cargo de su hija. De hecho, David Rocasolano contó en su libro que rechazó la oferta de Letizia y de Paloma Rocasolano de tutelar a la niña, que entonces no había cumplido los seis años. Los años 2008 y 2009 fueron definitivos, pues Vigo logró rehacer su vida sentimental al lado de una nueva pareja, Laura, con la que tiene dos hijos y vive en Aranjuez.

Antonio Vigo ha rehecho también su vida sentimental y tiene otros dos hijos con su nueva pareja, con la que vive en Aranjuez. d.r.

Desde 2007, Antonio Vigo combina su trabajo como profesor en la facultad de Bellas Artes de la Universidad rey Juan Carlos con sus proyectos de investigación escultórica y la producción artística. Ha participado en concursos, simposios y exposiciones internacionales y tiene una inmejorable reputación como docente y artista. En 2010, Vigo se doctoró, con mención de Premio Extraordinario.

Solo un año después, Antonio Vigo escribió un texto, probablemente para alguna exposición, que hace alguna luz sobre su talante. «La sociedad en general, los individuos y los artistas, hemos renunciado a seguir soñando y creemos que es mejor ser prácticos. Todo el que se preste quiere hacer su exposición, publicar su libro y ser reconocido, en suma. Ese es el comienzo para dejar de soñar. El abandono de la utopía es uno de los grandes problemas».