Carolina de Mónaco no se jubila y cumple 68 años sin ceder su poder a Charlène: así mantiene su influencia en el Principado

Tomemos nota de cómo una princesa europea celebra su cumpleaños en su madurez: no sabemos absolutamente nada de lo que Carolina de Mónaco hará hoy, por su 68 cumpleaños. De hecho, en los últimos años apenas si hemos tenido noticia de si festeja o no cada año que suma. Fue en 2017, cuando cumplió 60, cuando el príncipe Alberto dejó caer que acudiría a comer con su hermana mayor, sus hijos y nietos. Sin Charlène, por cierto. Las mujeres más importantes del Principado jamás se han llevado bien.

Desde que Charlène volviera a Mónaco para recuperarse de su polémica enfermedad, los Grimaldi han intentado escenificar unas relaciones familiares reconciliadas. No diremos idílicas, pues la guerra por el protagonismo en el Principado que protagonizaron la ex nadadora olímpica y la princesa Carolina dejó cicatriz, pero sí políticamente correctas. No incluyen, como vemos, que una acuda al cumpleaños de la otra.

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«En los últimos años no ha querido hacer nada especial, así que no me hago a la idea de cómo se debe sentir al cumplir los 60», confesó Alberto de Mónaco a 'Hello'. «Aunque seguro que no le da demasiadas vueltas: no es una de esas personas», aseguró. Contó que le costaba elegir un regalo para alguien con un gusto exquisito, pero se decidió por un objeto de decoración para la casa. Y eso fue todo lo que supimos de la llegada a la sexta década de la princesa Carolina. Ahora que cumple 68, solo esperamos mutis total.

En aquel decisivo momento, hasta Alberto tuvo que reconocer que su hermana mayor posee más credibilidad que su misma esposa. «Confío mucho en ella: es extremadamente brillante y sensata», admitió. «También confío en Charlène, pero Carolina es mi hermana y la conozco desde hace más tiempo. Por eso suelo consultarle cuando no estoy demasiado convencido de cómo manejar alguna situación. Tiene muy buen juicio».

Como vemos, esta rivalidad entre Carolina de Mónaco y Charlène no es ninguna tontería si hasta el mismísimo jefe de la casa Grimaldi admite que su hermana mayor tiene la última palabra. Es lo que tiene la edad y la experiencia, que siempre hace valer su autoridad incluso ante personas de mayor rango. Si Charlène quiso convertirse en la mujer más influyente del Principado, erró, pues los años son siempre un grado. Por otro lado, cualquiera tendría difícil rivalizar en elegancia con la hija mayor de la princesa Grace. Charlène siempre ha tenido las de perder.

Conocemos la salomónica solución de compromiso a la que llegaron Charlène y Carolina: una se quedó con la agenda oficial y el baile de la Cruz Roja y la otra, con París y el Baile de la Rosa. Solo el año pasado, la primera dama de Mónaco dio la sorpresa y accedió a acudir, después de diez años sin presidirlo. ¿Puede ser un síntoma de que la ex nadadora se ha reconciliado con su posición o acaso siente que la princesa de Hanover ya no la eclipsa? Puede ser, aunque la influencia de Carolina sobre el Principado no se ha jubilado.

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Un reciente artículo de 'Monaco Tribune' señala cómo la influencia cultural de la princesa Carolina de Mónaco continúa al alza. De hecho, la denominan «embajadora natural del Principado en cultura y artes», por su involucración en la creación del Ballet de Montecarlo o la presidencia de instituciones emblemáticas como La Fundación Príncipe Pierre o la Orquesta Filarmónica de Montecarlo. Además, continúa siendo muy activa en la escena cultural de Mónaco.

Si Charlène se muestra de lo más cómoda en los acontecimientos deportivos, a Carolina le ocurre lo mismo en los culturales y, de hecho, ha heredado muchas de las presidencias que tuvo su madre, la princesa Grace. No solo el Baile de la Rosa, sino el Festival de Primavera de las Artes de Montecarlo, fundado por su madre en 1970 y dedicado a la música contemporánea. Además, cada noviembre preside la ceremonia de concesión de la Orden del Mérito Cultural, la tercera más importante del Principado.

La incansable actividad de Carolina a favor de las artes le valió en 2015 el título de Comandante de la Orden de las Artes y las Letras que concede el Gobierno francés: su influencia como embajadora cultural, como vemos, también se premia en el país vecino. Por toda esta actividad, en noviembre pasado Carolina de Mónaco se convirtió en la madrina Grimaldi del portal web culture.mc, dedicado a detallar en francés e inglés todos los eventos de la escena cultural del Principado.

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No cabe esperar que la princesa Carolina disminuya su actividad cultural a lo largo de 2025 ni en sucesivos años, pues no ha tenido ningún contratiempo de salud reseñable. A sus 68 años, está más que en forma. De todos modos, no parece que Charlène esté dispuesta a continuar con su labor, aunque tampoco conocemos si se le ha dado la oportunidad de hacerlo. Algo es cierto: la continuadora de la princesa de Hanover tanto en París como en la cultura es su hija mayor, Carlota.

Cabe pensar que Carolina ha adiestrado perfectamente bien a su hija Carlota para que herede todas sus presidencias y lugares de influencia cultural. De hecho, la única Casiraghi Grimaldi fue nombrada en 2024 Caballero de las Artes por su trabajo en los Encuentros Filosóficos de Mónaco, la actividad cultura que ha creado e impulsa cada año. Visto su éxito, Charlène lo tiene difícil para disputar el papel de próxima gran dama de la cultura en el Principado.

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