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Jacques Cartier, director de Cartier Londres, que viajó a menudo a la India en las décadas de 1920 y 1930 en busca de piedras preciosas, se refería a estas piezas como las «joyas hindúes». El primer collar de este estilo que diseñó Cartier (y que con el tiempo veríamos lucir a Carolina de Mónaco) fue realizado en 1901 para la reina Alexandra del Reino Unido. Su esposo, Eduardo VII, acababa de suceder en el trono a su madre, la reina Victoria.
Alexandra necesitaba un collar que combinara con los vestidos de colores hechos en seda india que le había regalado Mary Curzon, esposa del virrey de la India. La idea de mezclar diamantes, rubíes, esmeraldas y zafiros en una misma joya le pareció la elección perfecta. Fue la base del estilo Tutti Frutti que Cartier lanzó en la década de 1920, cuando los diseños de inspiración oriental mezclados con los Art déco estaban en su apogeo. Familias reales y conocidas herederas estaban fascinadas por las joyas que lucían los Maharajás que visitaban París.
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Los dos hermanos Cartier, Louis y Jacques, estaban fascinados por las culturas orientales. Jacques explicaba que, en la India, el colorido y la luz eran incesantes y quiso plasmar este misterio y este brillo en sus joyas. Jacques Cartier había viajado, en 1911, a la India, coincidiendo con la coronación del rey Jorge V de Reino Unido. Allí conoció las técnicas ancestrales para tallar zafiros, rubíes y esmeraldas con diseños de frutas y hojas. Importó numerosas piedras y aplicó la técnica joyera hindú al saber hacer de Cartier.
La colección Tutti Frutti, realizada a lo largo del siglo XX y que hoy pertenece en su mayor parte a la firma de joyería, siempre ha sido deseo de coleccionistas. Collares, brazaletes y pendientes con piedras preciosas talladas son una mezcla espectacular de exotismo y modernidad. Eran más asequibles que otras joyas Cartier de la época. La razón: muchas gemas indias no eran tan perfectas como las que se utilizaban en la joyería europea, pero primaba en este caso el color sobre la pureza.
El collar más conocido de los elaborados por Cartier con el estilo Tutti Frutti fue el «Collar Hindú», realizado en 1936 por encargo de la «socialité» francesa Daisy Fellowes, heredera de las máquinas de coser Singer. La joya fue compuesta con piedras preciosas antiguas que poseía Fellowes, que pidió a la firma francesa que rindiera homenaje a la joyería tradicional india.
Por esta razón, el collar tenía originalmente como cierre un cordón de seda, que luego fue sustituido por un cierre convencional formado por dos zafiros. Fellowes consideraba a la firma francesa adalid de la vanguardia y su encargo dio lugar a una impactante joya creada con 785 piedras preciosas, la mayoría diamantes, esmeraldas, zafiros y rubíes.
Está basada en el diseño de un collar realizado, años atrás, para el Maharajá de Patna. La parte central, formada por dos grandes capullos de zafiro tallados, esmeraldas, hojas de rubí y diamantes de talla «navette», podía también convertirse en broche. Tenía, sin embargo, una diferencia con las joyas indias: la abundancia de zafiros, que rara vez se utilizaban en la India porque se consideraba que daban mala suerte.
Gracias a Fellowes, se popularizaron este tipo de joyas. Novelista y poetisa, editora francesa de la revista Harper's Bazaar, ícono de moda y musa de Elsa Schiaparelli, Fellowes era el prototipo de mujer «chic» de los años treinta. Se casó con un príncipe francés y luego con un banquero británico y lanzó más estilos de moda que ninguna otra mujer del siglo XX, entre ellos la manera moderna de llevar las joyas sobre jerseys.
Consumidora de cocaína y de lengua afilada y, en ocasiones, cruel, dejó Harper's Bazaar, porque decía que se aburría. En 1935, Daisy celebró un Baile Oriental para el cual se exhibieron todas las joyas rescatadas de los joyeros más valiosos. Al año siguiente, la «socialité» encargó su «Collier Hindou», quizás el ejemplo más icónico del estilo Tutti Frutti de Cartier y único por su gran cantidad de piedras y por su flexibilidad. Tenía también unos pendientes de esmeraldas y diamantes a juego.
La «socialité» lució, por primera vez, el «collar Hindú« de Cartier para posar ante el icónico fotógrafo Cecil Beaton en un reportaje de Harper's Bazaar, y después lo llevó en el legendario Baile del Siglo de Oro celebrado en el Palazzo Labia de Venecia en 1951. Tras su muerte, en 1962, el collar y los pendientes fueron heredados por su hija mayor, la princesa Emmeline, condesa de Casteja, que lo llevó a Cartier para que lo modificaran, en 1963. Se elaboró un collar fijo y se diseñó un cierre con los dos grandes zafiros que antes formaban la parte central.
En 1991, cinco años después de la muerte de Casteja, el espectacular collar, junto con sus pendientes, salió a la venta y fue adquirido por más de dos millones y medio de euros. Hoy está en manos de la propia joyería Cartier, en su colección privada. Ha aparecido en numerosas exposiciones. El collar y los pendientes fueron prestados a la Princesa Carolina de Mónaco para el Baile de la Cruz Roja celebrado en Montecarlo, en el verano de 1994.
Una de las últimas creaciones Tutti Frutti de Cartier fue el «Collar Rajastán», creado en 2016 con una hilera de esmeraldas de Afganistán de más de 343 quilates, y compuesto por numerosos rubíes, zafiros y esmeraldas y diamantes, con forma de bayas, hojas y flores. En el centro, lleva incrustada una espectacular esmeralda redonda de Colombia de más de 136 quilates tallada con motivos florales en los talleres de Jaipur, en la India.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.