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El misterio de la vida sentimental de Carolina de Mónaco: por qué no ha encontrado el amor tras romper con Ernesto de Hannover

Ernesto de Hannover ha rehecho su vida con Claudia Stilianopoulos, hija de Pitita Ridruejo, pero a Carolina de Mónaco no se le ha conocido pareja.

Carolina de Mónaco lleva años separada (que no divorciada) de Ernesto de Hannover. gtres

Sin duda estamos hablando de un caso insólito. La separación de Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover nunca se comunicó, no hay una fecha exacta de cuándo se produjo y ninguna de las partes se ha pronunciado jamás respecto a lo que ocurrió entre ambos. Lo más inaudito es, además, que tantos años después, ni siquiera se han divorciado. Que lo hagan o no sigue siendo una incógnita.

Carolina de Mónaco sigue firmando como Princesa de Hannover, un título con mayor rango que el suyo, por el que simplemente se la reconocería como Su Alteza Serenísima. Pero para que la mayor de los Grimaldi pueda seguir firmando como lo hace tiene que haber una conformidad por parte de Ernesto de Hannover, quien también tendrá sus motivos para no dar el paso de disolver su matrimonio.

Se da la paradoja que sabemos mucho más sobre la vida de Ernesto de Hannover que sobre Carolina de Mónaco, a priori mucho más expuesta, pues suele comparecer en los eventos más trascendentales del principado monegasco, como por ejemplo El baile de la Rosa, o el Día Nacional de Mónaco. Circunstancias que la familia aprovecha para sacar músculo y dar una imagen de unión de los Grimaldi, al menos de puertas afuera.

En los últimos meses, Ernesto de Hannover ha estado entrando y saliendo de la Clínica Ruber de Madrid, donde ha sido intervenido de la cadera. Durante el tiempo que estuvo ingresado ni su hijo Ernesto Augusto ni Alexandra de Hannover aparecieron por la clínica. Si lo hizo su hijo Chistian, con el único que parece mantener una relación fluida, porque Alexandra de Hannover también estuvo en Madrid, pero no hay constancia de que se encontrara con él.

Ernesto de Hannover, felizmente instalado en Madrid

Ernesto de Hannover está instalado en Madrid y mantiene una relación sentimental con Claudia Stilianopoulos, hija de la recordada Pitita Ridruejo. Suele verse con relativa frecuencia con su hijo Christian, su nuera, la socialite peruana Sassa de Osma, y sus nietos. No así, con su hijo mayor, Ernesto Augusto, con quien se enfrentó en los tribunales y verbalmente por la herencia. Sus diferencias parecen irreconciliables.

En el caso de Carolina de Mónaco no se la ha vuelto a relacionar sentimentalmente con nadie. Ni tan siquiera ha habido rumores. Una de las explicaciones más plausibles de este silencio informativo es que la hija de los recordados Rainiero de Mónaco y Grace Kelly siempre ha sido muy beligerante en la defensa de su vida privada y ha llevado a los tribunales a las publicaciones que ella ha considerado que vulneraban sus derechos.

Ernesto de Hannover y Carolina de Mónaco eran una pareja aparentemente feliz. GTRES

Sea como fuere, son muy escasas las imágenes que podemos ver a lo largo del año de Carolina de Mónaco que no se circunscriban a los mencionados actos protocolarios, a eventos culturales, como el concierto de música sacra al que acudió hace unos meses con su nieto Raphaël, hijo de Carlota Casiraghi y el cómico Gad Elmaleh, o el funeral de Fernanda Biffi, madre de su segundo marido, Stefano Casiraghi.

Muy lejos quedan esos gloriosos tiempos para la prensa del corazón de una jovencísima Carolina de Mónaco que se casaba con Philippe Junot, cuando la prudencia hacía creer que ese matrimonio fracasaría. Sus historias con el tenista Guillermo Vilas, con Roberto Rossellini (nunca confirmaron si fueron algo más que amigos) o el celebrado actor francés Vincent Lindon también fueron objeto del interés de la prensa rosa y la crónica social.

Algo similar podemos decir de su hermana, Estefanía de Mónaco. Tras sus tumultuosos años sentimentales, poco o nada se sabe de su vida privada. La menor de los Grimaldi está muy centrada en las causas en las que cree, como la lucha contra el sida y el circo, y se limita sobre todo a mostrarse como una feliz abuela que abraza una plácida madurez.