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Constantino II de Greciaes el hijo mediano de Pablo I de Grecia y Federica de Hannover. Fue el último monarca del país, y su reinado, al igual que el de su padre, estuvo marcado por el exilio y la inestabilidad política. Tras la prematura muerte de su padre, Constantino se conviritó en príncipe heredero con apenas 7 años, condición que marcó su infancia.
En 1964 contrajo matrimonio con Ana María de Dinamarca, con quien tiene cinco hijos y nueve nietos, y gracias a la cual sigue ostentando el título de príncipe de Dinamarca. Debido a su complicado estado de salud, sus apariciones públicas han mermado, pero sigue siendo recordado por la excelente relación con los miembros de la monarquía europea y el estrecho lazo que mantiene con sus hermanas, la reina Sofía y la princesa Irene de Grecia y Dinamarca.
A lo largo de su infancia Constantino y sus hermanas tuvieron que lidiar con la falta de cariño materno y la pronta muerte de su padre. A pesar de todo, los hermanos mantuvieron una relación muy estrecha que aún conservan en la actualidad.
El exilio estuvo presente en todos los momentos de su vida. Egipto y Sudáfrica fueron los destinos a los que tuvo que marcharse de niño debido a la ocupación nazi de Grecia. Posteriormente, una vez casado y convertido en rey, tuvo que exiliarse a Londres con su mujer e hijos tras declararse el fin de la monarquía en el país.
La infancia de Constantino estuvo marcada por el amor que compartía con sus hermanas por la naturaleza y el paisaje que contemplaban desde el palacio de Tatoi, en Grecia. Este lugar era la residencia de descanso de la familia real helena y el escenario de los recuerdos más preciados de los hijos de Pablo I de Grecia y Federica de Hannover.
En 1964, meses después de convertirse en rey, contrajo matrimonio con Ana María de Dinamarca en la Catedral de la Asunción de Santa María en Atenas, donde mismo se casaron don Juan Carlos y doña Sofía, por el método ortodoxo.
La princesa y última reina consorte de Grecia es la madre de sus cinco hijos y su principal apoyo a lo largo de su vida. En la actualidad sigue siendo su mano derecha en las peores afrentas, pero también en los momento más dulces. Desde 2013 viven en su residencia de Porto Heli tras pasar casi medio siglo en el exilio.
No solo su mujer, sus hijos y consortes y sus nietos son motivo de orgullo y gran compañía para Constantino. No todos han optado por la vida pública, algunos han elegido una vida tranquila y alejada de los focos, pero no han sido pocas las ocasiones en las que toda la familia se ha dejado ver muy unida. Aunque la monarquía en Grecia ya no es una realidad, siguen posicionándose como una de las familias reales más influyentes, y claro ejemplo de ello es su nieta mayor, Olympia de Grecia, una de las personalidades de renombre a nivel mundial entre las celebrites.
Su hermana mayor, la reina Sofía, es otro de los grandes apoyos de Constantino II. Tanto él como su hermana, la princesa Irene, fueron figuras fundamentales en los difíciles primeros años de doña Sofía en España, cuando tuvo que enfrentarse a graves escollos para hacerse con el favor del país. A pesar de los escándalos que han acompañado toda la vida a ambas familias, los hermanos han mantenido una unión inquebrantable.
A lo largo de su vida la relación con la familia real española ha sido muy estrecha, y cada vez que ha tenido ocasión, Constantino II de Grecia se ha deshecho en halagos hacia su hermana. Alaba su entrega con España, su gran corazón y su sentido del humor. Desde que volvió a Grecia, la reina y su hermana Irene no perdieron oportunidad para visitar a aprovechó cualquier oportunidad para visitar a su hermano en su país natal.
No solo mantiene una muy buena relación con la familia real española. El rey Carlos III es un gran amigo suyo, al igual que lo fue su madre, Isabel II. El vínculo que les une es tal que Constantino II de Grecia es el padrino del Príncipe Guillermo, con quien también conserva una gran amistad.
Era habitual en los 80 ver imágenes de Constantino junto a la familia real española y británica en Marivent, la residencia de Mallorca de los royals españoles. Estas imágenes denotaban la conexión y simpatía que se profesaban, y su especial unión con los británicos. Debido a su estado de salud, no pudo acudir al funeral de Isabel II, pero esto no significa que su cariño y admiración hacia la monarquía británica se haya visto mermado.
La última vez que Constantino II hizo acto de presencia en un evento público fue en 2021 con motivo de la boda de su hijo Philippos y Nina Flohr en Atenas. El monarca apareció en silla de ruedas y con la salud visiblemente afectada, pero no por ello menos animado. Recibió los vítores del pueblo heleno, que le aclamó entre aplausos, y el cariño de toda la familia y amigos que asistieron al enlace.
