recuerdos de verano
recuerdos de verano
Cuando el año pasado se publicó que Las Cañas, la emblemática mansión de la duquesa de Alba en Marbella, se podía alquilar por una elevada cantidad, se ponía simbólicamente punto y final a los veranos de la aristócrata familia, que desde los años 60 disfrutó en la ciudad de la Costa del Sol de momentos inolvidables.
En el reparto de la herencia, que Cayetana Fitz-James Stuart dejó resuelta antes de morir, Las Cañas fue a parar a manos de Fernando Martínez de Irujo, quien tantos veranos ha ejercido de anfitrión de sus hermanos, entre ellos, Eugenia Martínez de Irujo, tan aficionada a Marbella como su madre, a quien estaba muy unida, y su hija, Tana Rivera, fruto de su primer matrimonio con el torero Fran Rivera.
Las Cañas está cargada de historia y entrelazada con recuerdos inolvidables para toda la familia. La puesta de largo de la propiedad tuvo lugar en 1963. La duquesa de Alba la mostró por primera vez en las páginas de ¡Hola! acompañada por su primer marido, Luis Martínez de Irujo, y el menor de sus hijos en ese momento, Cayetano Martínez de Irujo, que entonces tenía cinco meses.
La duquesa de Alba estaba feliz con esa casa que entonces era solo de un piso. Adoraba las puestas de sol mediterráneas, el clima y la sensación de libertad, hasta tal punto que solía ir descalza por la vivienda. Nada de protocolo ni de rigideces. Hasta en eso se daba vacaciones.
A través de esta casa, Cayetana Fitz-James Stuart conoció distintas etapas de Marbella, desde el brillo de la jet, especialmente en el Mau Mau del Marbella Club a las posteriores, en las que la ciudad malagueña acabó protagonizando crónicas judiciales y de sucesos. Sin embargo, siempre fue fiel a Las Cañas.
Una anécdota importante es que inicialmente se iba a llamar Alba de Marbella, pero al final cambió de idea. Por allí han pasado también algunos de sus mejores amigos, como Ana Abascal, hermana de Naty Abascal, Curro Romero y Carmen Tello, y un largo etcétera. Siempre bajo el paraguas de la discreción, porque a la aristócrata no le gustaba llamar la atención.
Las Cañas está construida en una parcela de 6.000 metros cuadrados en la denominada Milla de Oro Marbellí. Con las ampliaciones posteriores, la vivienda cuenta con 1.500 metros construidos repartidos en tres plantas. Para paliar los efectos del paso del tiempo, fue renovada y cuidada hasta el más mínimo detalle.
En la actualidad cuenta con nueve dormitorios, ocho baños, cinco de ellos en suite, una cochera con capacidad para 10 automóviles, barbacoa, piscina, piscina y jardines. Además, consta de una vivienda independiente pensada especialmente para que los invitados puedan gozar de intimidad.
Lo más destacable de esta mansión, que también disfrutó con sus dos siguientes maridos, Jesús Aguirre, ya fallecido, y Alfonso Díez, es que en las sucesivas reformas se ha respetado el espíritu inicial de la construcción al más puro estilo meditérraneo y con toques de inspiración árabe. Original, genuina y con historia, con vistas privilegiadas al mar, es, sin duda, un lugar perfecto para desconectar y descansar.