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El escándalo por el alquiler irrisorio que ha pagado durante años el príncipe Andrés –hoy Andrés Mountbatten-Windsor, tras haber sido despojado de sus títulos por su relación con el pederasta Jeffrey Epstein– amenaza con salpicar a otros miembros de la Familia Real. El Parlamento británico ha puesto en marcha una investigación formal sobre todos los alquileres de residencias reales pertenecientes a la Corona.
La indignación pública que provocó el alquiler del hermano del rey Carlos III en el Royal Lodge, su mansión de Windsor, ha obligado a poner el foco sobre uno de los privilegios históricos de los familiares del rey, que han ocupado durante décadas residencias palaciegas de forma gratuita o con rentas testimoniales, como favor real. Hoy una este conjunto de viviendas sigue perteneciendo a la Corona, pero una parte lo administra el Estado, lo que significa que lo sostienen los contribuyentes.
La investigación puesta en marcha por el Parlamento examinará también los acuerdos de alquiler de los príncipes de Gales sobre su nueva residencia familiar, Forrest Lodge, situada en Windsor Great Park, así como del que disfrutan los duques de Edimburgo en su mansión de Bagshot Park, en Surrey. La investigación del Comité de Cuentas Públicas, bautizada como «la Caja de Pandora» por sus consecuencias imprevisibles– se inició después de que la Corona elaborara un informe –insólito para la familia real británica– sobre las propiedades reales. El informe reveló que el Royal Lodge, donde ha residido varias décadas Andrés, está en un estado de deterioro que podría hacerle perder la indemnización de 500.000 libras que estableció el rey por su traslado antes de tiempo.
Una finca de 80 hectáreas
El informe real también desveló que Guillermo y Kate están pagando un alquiler «de mercado» por su nueva residencia. Por su parte, los duques de Edimburgo, Eduardo y Sofía, acordaron en 2007 pagar por adelantado cinco millones de libras y vivir sin pagar alquiler en su palacete de Bagshot Park. Varias voces se han alzado para cuestionar por qué el príncipe Eduardo y su esposa Sofía defienden su residencia en Bagshot Park, de 120 habitaciones, cuando el Crown Estate podría alquilarlo en el mercado libre, beneficiando al contribuyente.
La empresa de los duques firmó en 2007 un contrato de 150 años tras un pago inicial de cinco millones de libras. Este contrato permite al duque de Edimburgo pagar una «renta mínima» que no se ha revelado y que históricamente se estableció para los miembros de la familia real. Se trata de una mansión enclavada en Surrey, en una finca de 80 hectáreas. El informe también se ha fijado en otros parientes del rey, como la princesa Alexandra, prima de Isabel II, que paga apenas 225 libras al mes por su residencia de Richmond Park, al sur de Londres.
Andrés tiene derecho legal a permanecer en Royal Lodge hasta el próximo mes de octubre, aunque lo más probable es que salga mucho antes. El hijo mediano de la reina Isabel II acordó pagar «un grano de pimienta» –la expresión inglesa para los pagos testimoniales– por una residencia que tiene 30 habitaciones y en la que ha vivido en los últimos veinte años con su exmujer, Sarah Ferguson. Esta revelación causó conmoción en la opinión pública británica y provocó un gran escándalo.
El príncipe Andrés mintió
El ex duque de York fue despojado de todos sus títulos reales, incluido el de «príncipe», en el mes de octubre después de que un correo electrónico publicado por el diario The Mail on Sunday demostrara que había mentido en su entrevista de la BBC sobre cuándo terminó su relación con el pedófilo Jeffrey Epstein. Entonces salieron a la luz los detalles de su alquiler y el rey presionó a Andrés para que se mudara cuanto antes.
Cada detalle que se ha ido descubriendo del contrato de Andrés es más inquietante que el anterior. El contrato de arrendamiento, que comenzó en 2003, era de 75 años y le obligaba a pagar un millón de libras por adelantado y a invertir 7,5 millones en reformas, antes de que entrara en vigor posteriormente la renta de «un solo grano de pimienta». La cuestión se agrava porque Andrés ya no es un miembro activo de la familia real.
Parece que el próximo año se instalará en una casa situada en la finca de Sandringham, que pertenece al rey, que sufragará su mantenimiento de forma privada. La investigación parlamentaria, sin embargo, no se detiene: el comité formado por representantes de todos los partidos quiere averiguar todos los detalles sobre los alquileres del Crown Estate para aclarar si se han protegido adecuadamente los intereses de los contribuyentes.
Las residencias privadas, como Highgrove House y Gatcombe Park, donde reside la Princesa Ana, así como las llamadas «casas de gracia y favor» –que otorga el rey–, no se incluirán en la investigación, pero saldrán a la luz todos los acuerdos reales para el alojamiento de los «royals». Esta institución tiene el deber de obtener el máximo valor para el erario público.
Los príncipes de Gales pagan a precio de mercado
Sus beneficios se destinan a los contribuyentes y, entre otras cosas, contribuyen a la Subvención Soberana, que financia la agenda oficial del monarca y mantiene las residencias oficiales de la Familia Real. El presupuesto de la Subvención Soberana se fijó en 132 millones de libras para 2025. Los inquilinos reales deben invertir en el mantenimiento de sus propiedades. El Crown Estate fue creado para controlar y administrar 15.000 millones de libras esterlinas de propiedades de la nación. Tiene cinco residencias reales bajo su protección: Royal Lodge, Bagshot Park, Forest Lodge y The Cottage, todas situadas en Windsor Great Park, y Thatched House Lodge, en Richmond.
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Por su parte, los príncipes de Gales tienen un contrato de arrendamiento intransferible de 20 años y una renta de mercado libre. Guillermo anunció que espera que se convierta en su hogar definitivo. Se estima que Forest Lodge tiene un valor aproximado de 16 millones de libras, y su alquiler podría variar entre las 32.000 y las 100.000 libras al mes.
En cuanto al acuerdo de alquiler de la Princesa Alexandra para Thatched House Lodge incluye dos contratos de arrendamiento: uno fijo de 700 libras al año y otro con un importe que va aumentando con el tiempo. Ello supondría unas 2.700 libras anuales en 2025. Su hija, Marina Ogilvy, de 59 años, vive en The Cottage, en Windsor Great Park, y paga el valor de mercado vigente. El Palacio de Buckingham no ha hecho comentarios sobre la investigación.
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