Expulsada por los Grimaldi La estrecha (y desconocida) relación de Corinna Larsen con Charlène de Mónaco y Alberto II que se arruinó por culpa del rey Juan Carlos

El rey Juan Carlos no ha sido el único royal con el que Corina Larsen ha tenido relación. Charlène de Mónaco y la ex princesa alemana fueron uña y carne durante una temporada.

Corinna Larsen y la princesa Charlène de Mónaco / getty images

Silvia Vivas
SILVIA VIVAS

La vida pre-demanda a Juan Carlos de Borbón de Corinna Larsen no estaba precisamente exenta de contactos royal. Para cuando se hizo público el incidente de Botsuana, la que fuera princesa de Sayn-Wittgenstein ya había establecido un estrecho contacto con los Grimaldi y convirtió a Mónaco en su refugio en medio del escándalo.

La aventura de Corinna Larsen en el principado se hizo oficial en 2013, cuando se mudó a un dúplex en el edificio de Le Montaigne, en la avenida más cara Montecarlo, la Princesa Grace. Una vivienda en dos plantas cuyo alquiler costaba 30.000 euros al mes y en la que, además de servicio 24 horas, los testigos aseguraban haber visto una foto del emérito con el hijo de la ex princesa, Alexander.

Con aquella mudanza llegó la confirmación oficial de que Corinna Larsen tenía intereses comunes con el príncipe Alberto de Mónaco y que a cambio de una jugosa comisión estaba dispuesta a ofrecer asesoramiento puntual a cualquier royal que lo necesitara.

Pero además de dinero había de fondo una base de confianza entre royal y ex royal. La amistad entre el hermano de Carolina de Mónaco y la alemana se había gestado antes de aquellas apariciones públicas juntos.

Hay quien asegura que Corinna, incluso, fue el motivo por el que ningún miembro de nuestra familia real acudió a la boda de Alberto y Charlène. La alemana formaba parte de la lista de invitados y los Borbón se negaron en bloque a coincidir con ella.

La especial relación de Corinna Larsen con el príncipe Alberto y la princesa Charlène

En realidad para cuando el príncipe Alberto pronunció el famoso «sí quiero» él y Corinna ya eran viejos conocidos. Su primer encuentro data de uno de los bailes de la Rosa allá por los años 80. Y en 2008 la princesa fue la acompañante del príncipe Alberto en una cena que se dio en el Palacio de El Pardo.

Un par de años después del enlace de los príncipes regentes de Mónaco la buena sintonía que unía a Corinna Larsen y el príncipe Alberto se vio reflejada en el nuevo papel que la alemana empezó a desempeñar en La Roca. El príncipe contó con ella para atraer hasta el principado a un nuevo tipo de inversor multimillonario: el ruso.

Corinna Larsen presumía entonces (y ahora) de poseer buenos contactos en las altas esferas del poder ruso. Años más tarde la prensa la relacionó con el ministro de Finanzas de Vladimir Putin, Alexei Kudrin.

Pero además de ayudar a Alberto de Mónaco a hacer negocios, Corinna Lasen consiguió un puesto aún mejor en la corte de Mónaco: el de asesora de la princesa Charlène. Como era de prever dada su historia vital y antecedentes, cuando Charlène se convirtió oficialmente en la consorte del príncipe regente en Mónaco no tenía ni idea de lo que se le venía encima.

Corinna Larsen, en aquel momento la royal-no royal más en moda de la esfera social, parecía una apuesta segura para guiar a la novata princesa en las procelosas aguas de los eventos oficiales y las citas de negocios.

En primer plano la princesa Charlène de Mónaco en París en 2013. En segundo, su asesora, Corinna Larsen / gtres

Durante un breve periodo de tiempo Corinna zu Sayn- Wittgenstein fue la mujer (más o menos) en la sombra que no se separaba de Charlène Wittstock. Juntas, ambas mujeres acudieron a lugares tan remotos como la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, una cena de gala de Ralph Lauren en París, los Juegos Olímpicos de Sochi o el multitudinario acto funeral de Nelson Mandela que se celebró en el Soccer City de Johannesburgo.

El lazo entre Charlène y Corinna llegó a ser tan estrecho que algunos medios aseguraron que la alemana ejercía más de consejera personal que de asesora institucional y de imagen. La propia Charlène se refirió en el Point de Vue a ella como «una amiga fiel». Cuando en 2014 llegó el anuncio oficial del embarazo de Charlène, muchos vieron en la campaña de comunicación posterior la mano de Corinna Larsen.

Cómo perdió Corinna Larsen el apoyo de la familia Grimaldi en Mónaco

Aunque la conexión comercial entre el príncipe Alberto menguó con el paso del tiempo, a Corinna Larsen debió de agradarle el ambiente elitista y lujoso del principado, porque no abandonó definitivamente aquel dúplex hasta el año 2021, cuando se instaló de forma definitiva en Londres.

Una mudanza motivada por lo mal que manejó Corinna el fin de su relación con Juan Carlos de Borbón: con demasiado ruido mediático. Corinna comenzó a conceder entrevistas que no cayeron bien ni en España ni en el principado.

Hasta aseguró que el Centro Nacional de Inteligencia español había allanado su exclusivo apartamento monegasco, una invasión de su intimidad que se produjo según ella en 2012 y que aparece reflejada en la demanda contra el emérito que acabó interponiendo en Reino Unido.

El punto de ruptura definitivo se dio cuando salieron a la luz las grabaciones de Corinna asegurando que permaneció durante tanto tiempo en el principado, en parte, para favorecer al monarca español en sus negocios. «Me usó como testaferro, (para ocultar patrimonio y propiedades en el extranjero) no porque me quisiera, sino porque soy residente de Mónaco», aseguraba la alemana.

Vídeo. Charlène de Mónaco: la vida de la «princesa triste»

Que Corinna Larsen hablara en público de la intimidad de un rey europeo y retratara a Mónaco como un paraíso fiscal (justo la imagen contraria que pretende dar Alberto II del principado) fue veneno para su relación con los Grimaldi, que basaban su confianza mutua en la capacidad de guardar silencio de la alemana.

Que además los medios acabaran desvelado que no era ni princesa ni alteza serenísima (como son los Grimaldi) desde su divorcio tampoco ayudó a mejorar su imagen. La princesa asesora que parecía la solución a los problemas de imagen de Charlène se convirtió en un tiempo récord en un problema y perdió el apoyo Grimaldi.

Entre eso y los supuestos allanamientos de morada la vida de Corinna Larsen en Mónaco tuvo un final abrupto. Final que los Grimaldi ya supieron prever: no aparecían en público con su ex asesora desde 2017.

21 de marzo-19 de abril

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