AMOR VERDADERO
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Federica de Grecia se casó con el amor de su vida, el príncipe Pablo de Grecia, que se convirtió en rey dos años después del enlace. Nacida Federica de Hannover, era nieta de la reina Victoria de Inglaterra y del káiser Guillermo II. Vino al mundo el 18 de abril de 1917 en el castillo familiar de Blakenburg y se le impusieron los nombres de Federica Luisa Thyra Victoria Margarita Sophia Olga Cecilia Isabella Christa. Era princesa del Reino Unido e Irlanda y de Dinamarca, además de princesa de Hannover.
Su padre era Ernesto Augusto, príncipe de Hannover y Duque de Brunswick y su madre, la princesa Victoria Luisa de Prusia, hija del káiser Guillermo II. Federica era la única niña, en una familia de cuatro chicos: Ernesto Augusto, heredero del ducado de Brunswich; el príncipe Jorge Guillermo, el príncipe Christian Oscar y el príncipe Güelfo Enrique.
Esto fue muy importante a la hora de configurar su carácter, decidido, dispuesto a conseguir siempre lo que buscaba. Sus padres y hermanos la llamaban Freddie. Pasó su infancia entre los castillos de Gmunden, en Austria, donde la familia se exilio tras abdicar su padre después de la I Guerra Mundial, y el castillo de Blakenburg, donde había nacido.
Estudió en el internado North Foreland Lodge School, en Kent, Inglaterra. Conoció a su futuro marido siendo todavía una niña. Pablo de Grecia era primo hermano de su madre, y había ido a visitar a la familia. Era el año 1927 y Federica tenía solo 10 años, pero ya entonces se quedó prendada de aquel joven reservado pero muy cortés.
Su relación nació en los años siguientes, cuando ella fue enviada a estudiar a una escuela americana cerca de Florencia, donde estudió arte y filosofía, y donde pasaban temporadas miembros de la familia real griega, entre ellos Helena de Rumanía, hermana de Pablo. Por aquel entonces, ya empezaba a hablarse de su futuro compromiso: Federica había sido educada para ser una buena esposa y casarse, por supuesto, dentro de la realeza europea.
Fue en Italia donde los dos jóvenes príncipes entablaron una relación más sólida, aunque se llevaban 16 años. Pablo le pidió matrimonio a Federica en 1936, durante los Juegos Olímpicos de Berlín. Pablo era hijo del rey Constantino I de Grecia y la reina Sofía, tía abuela de Federica, fallecida en 1932. El compromiso se anunció el 28 de septiembre de 1937.
El rey Jorge VI de Inglaterra dio su consentimiento, puesto que Federica era una princesa del Reino Unido y ocupaba un puesto en la línea de sucesión al trono. Cuando se oficializó el noviazgo, Federica posó con la tiara prusiana que le regaló su madre, Victoria Luisa de Prusia, y que sería la que más tarde utilizaron en sus bodas la reina Sofía y la reina Letizia.
La boda se celebró en Atenas, el 9 de enero de 1938, en la Catedral Metropolitana, y reunió a prácticamente toda la realeza europea, dada la ascendencia de los novios, ambos emparentados –eran primos segundos– a través del rey Christian IX de Dinamarca. Parece que ese día diluviaba, pero eso no impidió que la ceremonia brillara como las grandes ocasiones de la realeza.
Grandiosas tiaras, diamantes espectaculares y diseños de alta costura: la ceremonia fue precedida de dos banquetes de gala en el Palacio Real de Atenas y de una actuación en el Teatro Nacional, que tuvo lugar la noche anterior. La familia real griega estaba encabezada por el rey Jorge II, hermano del novio, y la princesa Isabel de Rumanía, su esposa.
Entre la familia de la novia se encontraban sus padres, los duques de Brunswick. También asistieron el príncipe Knud y la princesa Carolina-Mathilde de Dinamarca, la princesa Margarita de Suecia y Dinamarca, y la princesa Ana, duquesa de Aosta. Entre los invitados, se encontraban también el príncipe Jorge y la princesa María de Grecia, el príncipe Nicolás y la gran duquesa Elena Vladimirovna, el príncipe Jorge, duque de Kent y la princesa Marina, duquesa de Kent, el príncipe Pablo y la princesa Olga de Yugoslavia, y el príncipe Felipe de Grecia, más tarde duque de Edimburgo.
La ceremonia religiosa siguió el protocolo ortodoxo. Los novios se mantuvieron de pie bajo las tradicionales coronas nupciales ortodoxas griegas, que sostuvieron los padrinos del novio –el príncipe Jorge de Grecia, el príncipe heredero Miguel de Rumania, el príncipe Felipe, el príncipe Pedro de Grecia y el gran duque Dimitri Pavlovich de Rusia– y los hermanos de la novia.
La princesa Federica tuvo además cuatro damas de honor: su cuñada, la princesa Catalina de Grecia, la prima de su esposo, la princesa Eugenia de Grecia, y dos de sus primas alemanas, la princesa Cecilia y la princesa Herzeleide de Prusia. Más tarde se celebró una ceremonia luterana, religión de la novia, en la capilla del palacio real.
Federica sujetó su velo, heredado de su madre, con la tiara de diamantes de la reina Sofía de Grecia, hermana del kaiser Guillermo II, y tía abuela suya. Su traje de novia se había confeccionado en Munich. Su ramo fue de azahar, regalo del Kaiser Guillermo II, e incluía unas ramas del mirto plantado por la reina Victoria, regalo de la duquesa de Kent. También llevó una diminuta corona, propiedad de los Hannover y presente en todas sus bodas.
Federica se convirtió en princesa heredera de Grecia, puesto que su marido era heredero de su hermano Jorge II. Durante los primeros años de su matrimonio, Federica y Pablo vivieron en una pequeña villa en Psychiko, a las afueras de Atenas. Su primer hijo, la princesa Sofía, futura reina de España, vino al mundo el 2 de noviembre de 1938. El 2 de junio de 1940 nació el futuro rey Constantino II. Irene, la pequeña, nació el 11 de mayo de 1942, durante el exilio de la familia en Sudáfrica.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.