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La infancia de los hermanos Casiraghi bajo la batuta de Carolina de Mónaco: libre, sencilla y anónima

Tras la trágica muerte de Stefano Casiraghi, Carolina de Mónaco decidió pasar una temporada en Saint-Rémy-de-Provence para que sus hijos, Carlota, Pierre y Andrea, pudieran vivir en el anonimato por un tiempo.

Carolina de Mónaco junto a Stefano Casiraghi y sus hijos: Carlota, Andrea y Pierre. GTRES

La princesa Carolina es muy consciente de su posición, pero también es discreta con su vida privada y amante de la libertad y la independencia. El pueblo de Saint-Rémy-de-Provence lo sabía bien y respetó su privacidad durante los años en los que estuvo allí, alejada del mundo, tras el fallecimiento de su segundo marido, Stefano Casiraghi, con sus tres hijos pequeños: Andrea, Pierre y Carlota.

Allí pudo vivir su vida y recuperarse del dolor más grande que había conocido hasta entonces. Años después, de vez en cuando, Carolina y sus hijos regresan a la localidad, con total anonimato, para pasar algunos días de vacaciones, lejos del brillo de los trajes de noche. Este lugar ha marcado la vida de los tres hijos de Carolina. Les dio un amor real por la simplicidad, un cierto espíritu bohemio y una gran independencia del qué dirán.

En la primavera de 1982, a los 25 años, Carolina conoce a Stefano Casiraghi, milanés de 21 años. Es guapo, rico e inteligente. Su padre es un poderoso hombre de negocios Italiano y él mismo tiene su propia fortuna gracias a la construcción naval y el negocio inmobiliario. La princesa viene de un breve matrimonio con el «playboy» Philippe Junot y se casa profundamente enamorada el 29 de diciembre de 1983.

Stefano, un hombre seguro de sí mismo y consciente de sus responsabilidades, es el hombre de su vida. De su unión nacen Andrea (en 1984), Carlota (en 1986) y Pierre (en 1987). Pero el 3 de octubre de 1990, la tragedia aparece en la vida de Carolina. Stefano muere en un brutal accidente en una carrera «offshore«, frente a Saint-Jean- Cap-Ferrat. Apenas tenia 30 años.

Carolina de Mónaco y Stefano Casiraghi con sus hijos Andrea y Carlota. gtres

Un lugar para evadirse de la tragedia

La principal preocupación de Carolina es preservar a sus tres hijos de la persecución de la prensa, un peligro que ella misma conoce, y se retira por un tiempo de la vida del principado, instalándose en Saint- Rémy -de-Provence, en una antigua granja palaciega, el Mas de la Source, que data del siglo XVII. Está en la familia Grimaldi desde 1643, cuando el rey Luis XIII de Francia concede el marquesado de Baux y el señorío de Saint- Rémy -de- Provence a Honoré II Grimaldi, primer señor de Mónaco, más tarde reconocido como Príncipe soberano.

La propiedad rodeada por el canto de las cigarras y de un bellísimo paisaje es el lugar perfecto para que Carolina pase su duelo y proteja a sus hijos. Carolina tiene solo 33 años y se entrega a la vida campestre. Se corta el pelo y no usa ni una gota de maquillaje. Los niños Casiraghi van al colegio del pueblo y acompañan a la princesa, vestida con vestidos sencillos, a hacer la compra en los colmados del lugar.

Muchos dicen que su presencia otorgó a la localidad un «glamour» especial y lo convirtió en una especie de Saint-Tropez del interior. Los Casiraghi montan en bicicleta, disfrutan de las ovejas o pasean en canoa y compran flores en el mercado

La propia Charlotte ha reconocido en varias ocasiones el privilegio que supusieron esos silvestres años de infancia: «Nosotros no tuvimos una infancia mimada por tutores particulares. Nos educamos en la escuela pública, en el campo, y eso nos permitió conocer y vivir la diversidad humana y social», explicaba a la revista Madame Figaro, en 2020.

La princesa Carolina también ha hablado de aquellos años: «La educación de mis hijos no tuvo obviamente nada que ver con la que tuve yo«. La propiedad de La Provenza ha permanecido siempre en el corazón de los Casiraghi. Fue en este lugar donde Carlota celebró su boda religiosa con Dimitri Rassam, en el verano de 2019.

Qué formación escogió cada uno de los hijos de Carolina de Mónaco

Tras el colegio en La Provenza, los niños Casiraghi estudian en institutos públicos de Paris. Y luego tienen la oportunidad y la libertad de escoger qué formación prefieren. En Fontainebleau, en París o en Suiza. Todos ellos son conscientes de su posición en el mundo, como hijos de un jefe de Estado, pero rompen el protocolo cuando lo consideran oportuno.

Carolina de Mónaco, junto a sus cuatro hijos: Andrea, PIerre y Carlota Casiraghi, y a su lado, Alexandra de Hannover. gtres

Carlota se licencia en Filosofía en la Sorbona, Andrea se formó en la Universidad McGill de Canadá y, más tarde, estudió Ciencias Políticas en la Universidad Americana de París, antes de cursar gestión de empresas en el Instituto de Empresa en Madrid. Tiene un fuerte compromiso humanitario.

Pierre estudió Derecho en la Universidad Panthéon-Assas de París. En 2006 se trasladó a Milán para cursar un grado de Economía Internacional y Administración en la Universidad de Bocconi, donde se graduó en 2009. Tanto él como su hermano Andrea estuvieron un tiempo en el internado suizo College Alpin Beau Soleil, fundado en 1910 y situado en Villars-sur-Ollon, y es uno de los más prestigiosos entre la alta sociedad. ​