Falleció con 43 años

La tragedia de Irene de Grecia y Dinamarca, tía de la reina Sofía: trono en Croacia, detenida por los nazis y muerte prematura

Su vida fue el reflejo de los agitados años de la II Guerra Mundial. Fue arrestada por los nazis y murió con apenas 43 años tras una larga enfermedad que no pudo vencer.

La reina Sofía, en una imagen de su juventud. gtres
La tragedia de Irene de Croacia, tía de la reina Sofía: detenida por los nazis y muerte prematura
Elena Castelló

La princesa Irene de Grecia y Dinamarca, duquesa de Aosta, vivió una vida marcada por los avatares políticos de la primera mitad del siglo XX. Fue la quinta de los seis hijos de los reyes Constantino I de Grecia y la princesa Sofía de Prusia y es tía carnal de la reina Sofía y prima hermana del duque de Edimburgo. Nació el 13 de febrero de 1904, en Atenas. Tenía cuatro hermanos mayores –Jorge, Alejandro y Pablo (padre de la reina Sofía), los tres reyes de Grecia, y Elena, reina de Rumania– y una hermana menor, Catalina, Lady Brandram. Su linaje la unía a la reina Victoria de Inglaterra y a la dinastía Romanov.

Los abuelos paternos de Irene fueron el rey Jorge I de Grecia y a la gran duquesa Olga Konstantinovna de Rusia. Los maternos fueron Federico III, emperador de Alemania, y la emperatriz Victoria, hija de Victoria de Inglaterra. Pertenecía, como el resto de los príncipes griegos, a la dinastía de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg y era princesa de Dinamarca.

Pasó largas temporadas en Florencia, donde la familia real griega se exilio en varias ocasiones. Tras morir su padre, se instaló con su madre y su hermana menor en el país mediterráneo de forma permanente. Fue allí donde se formó como enfermera en un hospital local y donde vivió los años más felices. La joven princesa salía a menudo a bailar y a disfrutar de los cafés. Viajó también con frecuencia a las tierras altas de Escocia, que adoraba, con su hermana Elena.

El compromiso interrumpido de la princesa Irene

A mediados de los años veinte, se relacionó a Irene con el zar Boris III de Bulgaria –padre del rey Simeón–, pero no prosperó. En 1927, se anunció su compromiso con el príncipe Cristián de Schaumburg-Lippe, sobrino de Cristián X de Dinamarca, y primo lejano de Irene, pero finalmente tampoco se produjo el matrimonio, según las crónicas porque a Irene no le gustaba Alemania.

Mientras tanto, Irene disfrutaba de las numerosas reuniones de la realeza. En 1934, Irene y su hermana Catalina fueron damas de honor en la boda de su prima Marina, duquesa de Kent. En esa época, se habló también de una relación con el príncipe Nicolás de Rumania y con Leopoldo III de Bélgica. Pero ninguna de estas relaciones llegó a nada.

Finalmente, el 1 de julio de 1939, poco antes del inicio de la II Guerra Mundial, Irene contrajo matrimonio con el príncipe Aimone, futuro duque de Aosta, al que se había relacionado con la Infanta Beatriz de España, hija de Alfonso XIII y Victoria Eugenia. El matrimonio fue por amor, sin relevancia política. Ambos se conocían por las largas estancias de la familia real griega en Italia que unieron a la familia real griega con los Saboya.

Irene de Grecia y Dinamarca, en una imagen de archivo de 1941. getty images

Aimone era bisnieto del rey Victor Manuel II de Italia. La ceremonia se celebró en la catedral de Santa María Del Fiore, en Florencia, y a ella asistieron numerosos miembros de la realeza. Las calles se decoraron con cientos de flores y banderas. Fue una de las últimas bodas reales que tuvo lugar antes del estallido de la guerra.

Irene, reina de Croacia

La pareja se instaló en Florencia y tuvo un hijo, el príncipe Amadeo, nacido en 1943. En marzo de 1942, Irene, que era enfermera titulada, encabezó un tren hospital de la Cruz Roja en dirección a Rusia para repatriar a soldados italianos heridos. Fue un viaje difícil, que duró un mes y complicó las ya de por sí difíciles relaciones de los Saboya con el gobierno italiano y con las fuerzas del Eje.

El príncipe Aimone se convirtió en el IV duque de Aosta poco después, tras la muerte de su hermano mayor, Amadeo. El 18 de mayo de 1941, Aimone se había convertido en rey del Estado Independiente de Croacia, con el nombre de Tomislav II. Pero ni Aimone, ni Irene conocían nada de su nuevo reino, que no llegaron a pisar. Croacia fue un estado títere establecido por la Alemania nazi y la Italia Fascista y formado por la mayor parte de Croacia y Bosnia- Herzegovina. Aimone abdicó en 1943, tras la retirada italiana a de la guerra.

Irene de Grecia y Dinamarca, retratada por Philip de László en 1931. wikicommons.

Tras el armisticio de Italia con los aliados, Irene fue internada por los alemanes, que querían vengarse de la familia real italiana, por la capitulación de Victor Manuel III ante los aliados. Pasó casi un año en el Hotel Ifen de Hirschegg, en Austria, junto con su hijo, su cuñada y dos sobrinas, desde julio de 1944. Fueron liberados por los franceses casi un año después, en mayo de 1945. Otros miembros de la familia, como la princesa Mafalda, hija de Victor Manuel III y Elena de Montenegro, fallecieron en un campo de concentración.

Tras finalizar la guerra y celebrarse el plebiscito de 1946 que puso fin a la monarquía en Italia, Irene y su hijo se instalaron en Suiza, mientras su esposo viajaba a Argentina. La pareja había vivido separada la mayor parte del tiempo durante su matrimonio. Aimone falleció el 29 de enero de 1948 en Buenos Aires. El pequeño Amadeo lo sucedió como V duque de Aosta.

En junio de 1948, se permitió a la familia real regresar a Italia, e Irene pasó el resto de su vida viviendo a las afueras de Florencia, donde continuó su labor social. La princesa falleció el 15 de abril de 1974 en Fiesole, en Italia, con tan solo 43 años, tras años de enfermedad. Está enterrada en la Basílica de Superga, en Turín.

HORÓSCOPO

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Sagitario

Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.