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joyero griego

Todas las veces que Irene de Grecia ha lucido tiara: el impresionante joyero de la hermana favorita de la reina Sofía

Tras la caída de la monarquía griega, en 1967, la princesa Irene, hermana menor de la reina Sofía y del rey Constantino, optó por no llevar nunca tiara, aunque hizo alguna excepción en los años ochenta. Irene, que hoy tiene 83 años y un frágil estado de salud, posee un pequeño joyero personal, pero guarda algunas valiosas piezas.

Irene de Grecia luciendo su colgante formado por una gran piedra rosa. GETTY IMAGES

Tras partir al exilio con su madre, la princesa Irene de Grecia se llevó consigo las joyas que había heredado o recibido como regalo, pero no volvió a usar tiara, aunque hubo, al menos, una excepción a esta norma: la cena ofrecida por el rey Juan Carlos en la Embajada de España en Londres en su visita de Estado a Gran Bretaña, en 1986, en la que participó la princesa. Pero parece que Irene, que había empezado a interesarse por las religiones orientales, había decidido llevar una vida más austera. Quizá era una forma también de señalar su tristeza por el exilio al que se había visto obligada la familia.

La princesa Irene, la tercera hija del rey Pablo de Grecia y de la reina Federica de Hannover, nació en Sudáfrica, durante otro exilio provocado por la II Guerra Mundial. Al regresar a Grecia, en 1946, su padre se convirtió en rey un año después. Al fallecer el rey Pablo, su hijo Constantino se convirtió en rey, en 1964. Antes del nacimiento de la princesa Alexía, la primogénita de Constantino y Ana María de Grecia, Irene ejerció de heredera durante más de un año. La princesa no se casó nunca. Es una talentosa pianista que estudió con los más prestigiosos profesores de Grecia.

Tras el nuevo exilio de la familia real griega, en 1967, acompañó a su madre en distintos viajes alrededor del mundo y, tras el fallecimiento de Federica, en 1981, se instaló en Madrid. La reina Sofía y ella se han convertido en inseparables. En 1986, Irene creó la fundación World In Harmony para ayudar a los más necesitados. Acude, de vez en cuando, a algún acto cultural con su hermana Sofía y se la ha visto en las bodas de sus sobrinos, los hijos de Constantino y Ana María, y en algún acontecimiento de la realeza como la boda del príncipe Leka de Albania, en 2016.

Las joyas que Irene de Grecia lució en fiestas

A finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, sin embargo, Irene lució dos de las tiaras del joyero de su madre, la reina Federica, en numerosas ocasiones. En aquella época dorada hubo bodas, bailes y celebraciones nacionales e Irene brilló con su melena al estilo «bouffant» y sus joyas de familia. Las dos tiaras que llevó son la circular de diamantes de la Reina Sofía y la del collar de diamantes y perlas de la reina Federica. La primera perteneció a la reina Sofía, hermana del Kaiser Guillermo II y abuela de la princesa. Sofía se retrató con ella en numerosas ocasiones. Es una pequeña diadema formada por círculos de diamantes, que la reina Sofía lucía con un colgante de diamante en el círculo central. Irene la llevó sin él.

Estuvo sin usar durante décadas, hasta que la rescató la hija menor de Sofía, la princesa Catalina, en varios eventos reales, ya que no poseía tiara propia. La princesa Catalina la llevó especialmente en la boda del entonces príncipe Juan Carlos y la princesa Sofía de Grecia, en 1962. Al año siguiente, Irene la lució en el baile nupcial de su hermano, el rey Constantino, y la princesa Ana María de Dinamarca en el Palacio Real de Atenas.

Irene de Grecia, en una imagen de la década de los sesenta. GTRES

También se la pudo ver en una gala en el Teatro Real de Madrid, junto a su hermana, en 1966. A principios de los años noventa, se la prestó a su sobrina Elena de Borbón para la boda del duque Federico de Wurtemberg y la princesa María de Dinamarca. Desde entonces no se ha vuelto a ver.

Una tiara de los años cincuenta

La tiara del collar de perlas y diamantes de la reina Federica fue otra de las diademas que escogió la joven princesa a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta. Es una tiara que también se puede lucir como collar. Irene la usó de las dos maneras. Es un deslumbrante diseño contemporáneo de perlas engastadas en volutas de diamantes. La reina Federica la adquirió a principios de los años cincuenta, tras la gira que realizó con el rey Pablo por América.

La estrenó como collar en el bautizo del príncipe Ernesto Augusto de Hannover, en 1954, y luego la lució en numerosas ocasiones en distintas visitas de Estado y acontecimientos oficiales, combinada con la tiara de diamantes de la reina Sofía. Irene comenzó a usarla como tiara, en 1962, en el baile nupcial del príncipe Juan Carlos y de su hermana Sofía, y en varias visitas de Estado de mandatarios extranjeros a Grecia.

La princesa Irene de Grecia, con uno de los collares de su joyero personal. GTRES

El colgante de Irene de Grecia

Cuando falleció el rey Pablo, la reina Federica entregó las dos «parures» griegas de esmeraldas y rubíes a la reina Ana María, pero conservó el collar de perlas y diamantes y la tiara de diamantes de la reina Sofía, su suegra. La reina combinó el collar de perlas y diamantes con su colgante de zafiro en la boda de Constantino y Ana María y en la de Miguel de Grecia. La princesa Irene combinó, en varias ocasiones, esta tiara-collar de perlas y diamantes con una de las joyas que conforman su joyero personal: su collar de círculos de diamantes.

Lo lució en el baile nupcial de la princesa Beatriz de los Países Bajos en 1966. El collar de círculos entrelazados es de la década de 1960 e Irene lo utilizó, por primera vez, en una visita a Nueva York, en 1964, y en el baile prenupcial de Constantino y Ana María, combinado con la tiara-collar de perlas y diamantes, así como en la boda de la reina Beatriz, en 1966.

Ninguna de las dos tiaras que llevó en los cincuenta y en los sesenta ha vuelto a lucirse en público. Solo hay una joya que Irene ha seguido luciendo a lo largo de los años: un colgante formado por una gran piedra rosa pálido en forma de pera, que según «The Royal Watcher», puede ser posiblemente kunzita o topacio, enmarcada en diamantes y habitualmente suspendido de un collar de perlas. Irene lo llevó en el 18 cumpleaños de Sofía, cuando tenía solo 14 años, y muy probablemente fue un regalo de sus padres.

Regalar colgantes de grandes piedras a las jóvenes princesas era frecuente en las décadas de 1950 y 1960 y especialmente en la familia real griega. Irene lo ha utilizado en eventos de gala y en ocasiones más distendidas. Lo llevó, por ejemplo, en una onomástica del rey Juan Carlos, en los años ochenta, y en la cena de gala previa a la boda de don Felipe y doña Letizia, en 2004. ¿Puede pasar alguna de estas joyas a la princesa Leonor y a la infanta Sofía?

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