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Isabella de Dinamarca y la infanta Sofía: dos formas muy distintas de ser «la segundona» de la familia real

Como el día y la noche los cumpleaños de dos royal europeas, la princesa Isabella de Dinamarca y nuestra infanta Sofía, demuestran que sus respectivas casas reales se enfrentan a la mayoría de edad de sus integrantes secundarias desde escenarios casi opuestos.

La infanta Sofía durante la entrega de los Reales Despachos de Empleo en la Academia General Militar. GTRES

Si algo nos ha quedado claro en los últimos días (y nos va a quedar aún más cristalino el próximo 29 de abril) es que el bajo perfil de segunda de a bordo de la infanta Sofía no va a cambiar demasiado cuando cumpla la mayoría de edad. Todo lo contrario a lo que se ha gestado en Dinamarca con las celebraciones del cumpleaños de la princesa Isabella, que a pesar de ser la segunda en la línea de sucesión del trono (exactamente igual que la infanta Sofía), se ha convertido en el centro de atención de las actividades de la familia real danesa durante una semana. Y eso que su cumpleaños oficial no ha llegado hasta hoy, 21 de abril.

Dos celebraciones que muestran al mundo cómo las familias reales europeas pueden tener enfoques opuestos en cuanto al papel que tienen que desempeñar los segundos a bordo: el discreto ejercicio de la espontaneidad en el caso español frente a la exhibición de poderío royal en el caso danés.

La infanta Sofía y el poder blando de la corona

No fue hasta diciembre del año pasado que la casa real española se animó a que la infanta Sofía protagonizara un acto en solitario. Aquella entrega de premios de fotografía que organizó Patrimonio Nacional para que pudiéramos disfrutar algo de la joven despertaron curiosidad, pero para muchos supieron a poco.

Los que pensaron por un momento que a raíz de ese evento la hija menor de los reyes Felipe y Letizia iba a ser por fin incluida en la agenda de actos oficiales de la casa real, desde luego, fallaron, quizá porque nunca se ha entendido que el papel de Sofía no es ser «la princesa suplente» sino que el aportar frescura, espontaneidad y juventud a las citas con la corona española tiene su propio valor.

La infanta Sofía durante la entrega de los Premios de Fotografía «Objetivo Patrimonio. GTRES

Lo demostró en aquel evento hablando con los premiados pero sin eclipsarlos. Pero lo demuestra aún mejor cuando el acto no es «oficial». Hemos disfrutado más de Sofía cuando acompañó a su madre la reina en la final del Mundial Femenino de Fútbol en 2023 o cuando acudió con su hermana a los Juegos Olímpicos de París al verla vestida de blanco posando con las autoridades. Para la corona española, la infanta más joven es una fuente de «poder blando»: cae bien, da buena imagen, es educada y transmite espontaneidad, algo que ni su hermana mayor se puede permitir en el contexto militar en el que está inmersa en este momento.

Quizá por eso Sofía, que estudia fuera de nuestras fronteras y se graduará en mayo, no va a seguir los pasos de su hermana ni recibirá ningún tipo de formación militar. Su camino es otro, igual de valioso, pero diferente. Una realidad que facilita que su celebración de la mayoría de edad se desarrolla en privado y sin tiara. Pero no todas las princesas europeas en su misma situación se comportan igual.

Isabella de Dinamarca: el centro de atención

Hasta este Lunes de Pascua la princesa Isabella de Dinamarca no ha cumplido 18 años, pero los festejos para celebrar su mayoría de edad empezaron mucho antes y por todo lo alto. Para arrancar ya el pasado mes de marzo se distribuyeron nuevos retratos de la joven royal posando en solitario, relajada y con un look más maduro.

Porque si algo ha querido destacar la casa real danesa con los 18 años de Isabella es que la estirpe de Federico X tiene cuerda para rato: su celebración es casi un calco de la que vivió su hermano, solo que él sí es el heredero del trono. Para Isabella, la casa real danesa organizó dos actos, el 11 y 15 de abril, en el ayuntamiento de Aarhus y en Copenhague respectivamente, en los que sus padres y el resto de la institución actuaron poco menos que de comparsa.

La princesa Isabella durante una de las celebraciones por su 18 cumpleaños. gtres

Las celebraciones, supuestamente, estaban pensadas para rendir un homenaje a la juventud danesa, la cultura, la creatividad, la sostenibilidad y el voluntariado. Todo lo bueno de la sociedad y, además, con trajes de gala. Un par de baños de multitudes orquestados, no nos engañemos, para hacerle más fácil el tránsito a la vida pública a la cumpleañera.

El acto que se celebró en el Ayuntamiento de Aarhus reunió a más de un centenar de jóvenes invitados por organizaciones locales que incluían, además, a algunos elegidos por sorteo. Una fórmula que ya se usó en el cumpleaños de la mayoría de edad del príncipe Christian cuya cena de gala estaba también enfocada en la juventud… a pesar de lo cual el agasajado se pasó la velada sentado con su abuela.

Cuatro días después, en Copenhague, la familia real asistió a una función de cumpleaños en el Teatro Real en la que, de nuevo, el público estaba compuesto por 1.000 jóvenes que habían conseguido su asiento por sorteo. Para que no faltara un detalle, el evento fue retransmitido en línea por distintos medios de comunicación. La princesa agasajada iba vestida de azul, y los demás también para no desentonar con ella. Ella estaba en el centro de las fotos. Ella fue la primera en entrar en el Teatro Real. A ella se le dedicaron las canciones de la velada.

La princesa Isabella de Dinamarca en su nuevo retrato oficial. instagram @detdanskekongehus

Pero estos eventos no solo reportaron a Isabella el concierto de sus sueños y una buena dosis de autoestima y exposición mediática. El ayuntamiento de Aarhus, por ejemplo, además de prestar su escalinata para que la cumpleañera saludara a la gente congregada en la plaza del pueblo, también dio a la hija mediana de los reyes una pulsera de oro de 14 quilates diseñada por la joyera Trine Wilkens y valorada en 10.000 coronas danesas (más de 1.300 euros). Se calcula que en agasajarla a ella y sus invitados este ayuntamiento ha invertido en total unos 40.000 euros.

Sin lugar a dudas, la manera en que ambas casas reales han enfocado la mayoría de edad de sus hijas no podía ser más opuesta, ¿pero hay alguna más correcta que otra? En realidad, ambas, cada una en su estilo, sirven para lo mismo: para que las más jóvenes de la familia real den una buena imagen pública de sus respectivas familias.