Un romance de película
Un romance de película
El 16 de noviembre de 2010. Esa fue la fecha en la que el príncipe Guillermo y Kate Middleton anunciaban una futura boda que aseguraba el futuro de la monarquía en el Reino Unido. Atrás quedaba un largo y mediático noviazgo marcado por un vestido transparente, una sonada ruptura, maquiavélicas suposiciones y la persecución sin descanso de los paparazzi.
Los ahora príncipes de Gales habían comenzado a salir en 2002, cuando ambos estudiaban juntos en la universidad escocesa de St Andrews y en su relación tan solo hubo un breve pero muy publicitado paréntesis en 2007. Se habían conocido un año antes, cuando Kate estaba cursando Historia del arte, mientras que Guillermo, que inicialmente se había matriculado en esa misma carrera, se había cambiado a Geografía.
«Creo que me dijiste que me puse muy colorada cuando te conocí y me eché a correr», le contó a Guillermo durante su entrevista de compromiso en 2010. «Me daba mucha vergüenza conocerte», aseguró entonces la royal. Pero a medida que pasaban más tiempo juntos, se dieron cuenta de que tenían mucho en común y disfrutaban de su mutua compañía.
Claro que sobre el inicio de su relación siempre ha planeado una gran duda: ¿Fue todo tan inocente y espontáneo? ¿O jugó la madre de Kate, Carole Middleton, como insinúa la serie The Crown, un papel clave en las sombras para que la pareja se convirtiera en una familia ejemplar y en los futuros reyes de Inglaterra?
Kate llamó la atención del joven príncipe en un desfile de moda benéfico bautizado como El arte de la seducción, en la primavera de su primer año en la universidad. La joven de 20 años caminó por la pasarela con confianza delante de sus compañeros con un revelador vestido transparente. Se dice que el heredero al trono, que pagó 250 euros por una mesa en primera fila, se quedó con la boca abierta. Más tarde, el vestido de encaje se vendería por 90.000 euros.
Durante su segundo año en la universidad, Kate y Guillermo se mudaron juntos de su alojamiento de estudiantes a un apartamento de dos plantas en el último piso del número 13 de Hope Street, en el centro de la ciudad. Vivían con sus amigos Fergus Boyd, más tarde padrino de su primer hijo, el príncipe George, y Olivia Bleasdale.
«Nos fuimos a vivir juntos como amigos y todo floreció a partir de ahí», diría el príncipe Guillermo más tarde en la entrevista oficial de compromiso de la pareja. Su primera foto juntos no llegaría hasta marzo de 2004 cuando fueron cazados durante un viaje de esquí en Suiza. Aquella fue la primera vez que los medios los identificaron como pareja.
Los siguientes años no fueron exactamente un cuento de hadas. Sus biógrafos hablan de celos, discusiones y hasta acaloradas peleas, como la que siguió al viaje solo de chicos de Guillermo a Grecia en un barco tripulado solo por mujeres y que habría enfadado sobremanera a Kate.
En enero de 2007, harto del constante acoso que sufría la pareja por los fotógrafos, la casa real emitía un comunicado del príncipe en el que aseguraba dejar «más que nada en el mundo» que los paparazzi dejen de perseguir a su novia. La prensa aseguró entonces que la situación había «enfurecido» a Guillermo, sobre todo por perpetuarse la intrusión a la que ya se había enfrentado su madre, Diana de Gales. También se publicó entonces que los abogados de Kate Middleton estaban intentando «utilizar la persuasión en lugar de la acción legal para protegerla».
Pero la situación se hizo insostenible y en abril, Kate y Guillermo decidieron romper tras cinco años de noviazgo. Durante ese paréntesis, ella se fue de vacaciones a Irlanda y él se convirtió en el polémico rey de la noche londinense. Más tarde Kate aseguraría que la separación había sido buena para ambos. «En ese momento no estaba muy contenta, pero me hizo una persona más fuerte», confesó. Guillermo añadió que tan solo necesitaban «un poco de espacio», ya que la pareja estaba «creciendo».
En julio, para alivio de los fans del universo royal, se reconciliaron. Por aquel entonces se supo que Guillermo se había reencontrado con Kate en una fiesta en su cuartel militar de Bovington, durante la cual se besaron apasionadamente. Kate también fue vista junto a él en el concierto en memoria de la princesa Diana, en el estadio de Wembley, la semana siguiente.
El momento que todo el mundo esperaba llegó en octubre de 2010. Guillermo le propuso matrimonio a Kate durante unas vacaciones en Kenia, en una cabaña en la ladera de un monte a 3.000 metros de altitud. Al desvelar los detalles de la pedida de mano, el royal declaró más tarde: «Pasamos un rato en privado con unos amigos y decidí que era el momento adecuado. Llevábamos tiempo hablando de casarnos, así que no fue una gran sorpresa, pero la llevé a un bonito lugar de Kenia y le propuse matrimonio».
El príncipe, de 28 años, utilizó para la ocasión el deslumbrante anillo de compromiso de zafiro azul y diamantes que había pertenecido a su madre y que había guardado «durante tres semanas en la mochila». Mientras posaban para las fotos durante su anuncio oficial unas semanas después, Guillermo dijo que darle el anillo a Kate era su forma de asegurarse de que la difunta Diana pudiera formar parte también de ese momento.
Finalmente, el 29 de abril de 2011, millones de espectadores de todo el mundo vieron con expectación cómo Kate Middleton se casaba con su príncipe azul en su boda real celebrada en la Abadía de Westminster. La novia lució un impresionante vestido de Alexander McQueen diseñado por Sarah Burton y la reina Isabel II le prestó la Tiara Cartier para su gran día.
El príncipe Harry fue el padrino de su hermano, y tanto el duque de Sussex como Guillermo vistieron sus tradicionales uniformes militares. El acontecimiento, al que asistieron 1.900 personas entre miembros de la realeza, celebridades y políticos de todo el mundo, fue aclamado en su momento como la boda del siglo. Y el resto... es historia.