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En 2022, y vía Netflix, Meghan Markle y Enrique de Sussex abrieron una ventana para que quien quisiera asomarse a conocer a algunos de los personajes que les acompañan en su día a día.
No todo va a ser ruptura de la familia royal, tensiones con Carlos III y el príncipe Guillermo. La duquesa de Sussex ha disfrutado durante todo el año pasado del privilegio de contar su propia versión de los hechos y lo ha hecho rodeada de mujeres que respaldan su versión, desde Serena Williams al espíritu reencarnado vía foto de Diana de Gales.
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Pero hay tres mujeres que representan a la estadounidense de 41 años y han contribuido a mostrar una imagen más amable de ella tras las críticas que ha recibido por parte de la prensa (donde la han llamado, entre otros insultos, manipuladora).
Su desconocida sobrina (y mejor amiga), Ashleigh Hale, y su madre, Doria Ragland, la describen solo con cumplidos. La última aportación a este lavado de imagen la da el propio príncipe Enrique cuando compara a su mujer con su propia madre, Diana de Gales. Una declaración de intenciones radical que ha despertado dudas y comentarios contrarios.
Cada mujer que ha hablado positivamente de Meghan Markle ha aportado algo a la estructura del relato buenista que quieren establecer como canon los Sussex. Esto fue algo que descubrimos en los tres primeros episodios de la ya famosa incursión de Meghan y Harry en Netflix.
Tanto la madre como la sobrina, que además arrastraba una triste historia familiar propia, han aparecido en la docuserie para cantar las loas de la duquesa: lo inteligente y buena persona que es.
Ashleigh Hale fue una de las sorpresas inesperadas del relato porque era prácticamente anónima hasta ese momento, a pesar de las indagaciones de la prensa británica en la vida privada de la casa real. Ashleigh es hija de la hermanastra de la duquesa, Samantha Markle.
Meghan Markle tiene un vínculo especial con Ashleigh, por eso sorprendió que le vetara la entrada en su boda con Harry, en 2018. El problema era que la ex actriz de 41 años no quería invitar a la madre, pero sí a la hija. Samantha tenía una terrible relación con su hermana, 17 años menor que ella. La llamó fría, calculadora, la acusó de mentir en su entrevista con Oprah Winfrey y le exigió 75.000 dólares por las supuestas falsedades.
Atacó a la mujer del príncipe en entrevistas, cartas y hasta un libro de memorias titulado The Diary of Princess Pushy's Sister (El diario de la hermana de la princesa ambiciosa) y publicado en enero de 2021.
«Con una licenciatura en sociología y un máster en orientación psicológica, Samantha nunca pensó que se vería atrapada en medio del caos mediático, mientras se defiende a sí misma y a su padre disipando las etiquetas sociales y las noticias falsas cuando su hermana se casa con un duque», describe el resumen.
La hermanastra reconoció más adelante que ella tampoco era todo bondad; había organizado la sesión de fotos con los paparazzi y su padre, Thomas Markle. Fue a unas semanas de la boda de Meghan y Harry. En las instantáneas aparecía Thomas dentro de una cafetería leyendo un libro llamado Imágenes del Reino Unido, que muestra lugares turísticos del país. En otras estaba dentro de un cibercafé viendo artículos sobre la boda de Meghan. Un gesto con apariencia inocente, pero ideado a cambio de dinero.
Meghan percibía la mirada acusadora de su media hermana en la nuca. «A quien no había visto en más de una década», puntualiza: «Sentí que estaba en todas partes». Meghan no se sabía detalles como su segundo nombre o su fecha de nacimiento. «Le estás diciendo a esta gente que tú me criaste».
Al final, ni su hermana ni su sobrina asistieron a la celebración del compromiso. Pero para lavar la imagen de Meghan bien limpia en Netflix se narra con lagrimas en los ojos cómo fue ese rechazo que «hundió» a Ashleigh.
«Estaba en el coche con Harry. La tenía en el altavoz y le explicamos qué recomendación nos dieron y por qué se hizo esta evaluación... Fue doloroso», cuenta en el documental. Ashleigh se sintió lastimada, aunque terminó por entender la situación. Si ella fue capaz de perdonar el alejamiento de su persona favorita, ¿acaso no podrían los espectadores olvidar todo lo que se había dicho de Meghan?
La sobrina de la duquesa es abogada especializada en inmigración, como cuenta la revista People. Ella tampoco es cercana a su madre, tanto Ashleigh como su hermano fueron criados por sus abuelos paternos. A Samantha Markle, de 58 años, no la vio desde que tenía 6 hasta su reencuentro en 2007.
Durante ese tiempo de ausencia maternal, Meghan se acercó a su sobrina. Comenzaron a enviarse correos electrónicos, después pasaron a los mensajes de texto y a las llamadas. «Acabamos hablando varios días a la semana», recuerda Ashleigh.
Las dos sintieron una gran conexión. «Ella asume muchos roles conmigo. Hay un elemento de hermana. Hay algo maternal. Es una mejor amiga», cuenta sobre Meghan. La duquesa sentía lo mismo, por eso fue tan espantoso ver la manera en la que la prensa empezaba a acercarse a Ashleigh. «No quería que su vida estuviera plagada de todo ese drama», reconoce la actriz de Suits dando la última puntada a su traje de salvadora.
Pero si alguien merece estar en el podio de mujeres que dan esplendor a la imagen de Meghan esa es su madre, Doria Ragland, la persona que la agarró del brazo mientras caminaba hacia la capilla de San Jorge, en Windsor, el día de su boda. También fue quién más sufrió ante el objetivo de las cámaras. «Los últimos cinco años han sido difíciles», confiesa en el documental la suegra del príncipe Harry.
En la pantalla se lanza a su primera aparición pública. Aprovecha para describir su versión de los hechos y hacer memoria sobre cómo era Meghan Markle de pequeña: prácticamente perfecta, por supuesto, brillante, madura y empática desde niña. «Me acuerdo que me contó que estaba saliendo con el príncipe Harry y que era un secreto», admite la mujer de 66 años.
«También recuerdo cuando vi a Harry por primera vez. Era el elegido», supo la madre inmediatamente confirmando la narrativa de la historia de amor perfecta de dos personas que encajan sin lugar a dudas a pesar de todo y de todos.
Y de guinda el propio Enrique de Sussex afirma que su mujer, Meghan, se parece a su madre, Diana de Gales, sin lugar a dudas el personaje m´ querido y carismático de la familia real británica solo por detrás de la propia reina Isabel II.
Esta teoría la defiende con el ejemplo de las tragedias que asediaron la vida de la princesa, como el acoso de la prensa. Su mujer fue la estrella más buscada por los fotógrafos y su madre no se libró ni en el accidente de coche que le quitó la vida en 1997, cuando le perseguían paparazzi.
«La fui conociendo, me enamoré y le abrí mi corazón», explica el duque de Sussex. En ese camino vio que Meghan Markle era «similar a Diana de Gales por su ternura y compasión». «Se parece tanto a mi madre... Tiene la misma confianza en sí misma, esa calidez», anuncia en el primer episodio.
En numerosísimas ocasiones se ha comparado a Diana con Meghan (aunque también con la mujer de su hermano, Kate Middleton). Se ha señalado la rebeldía de la duquesa, su ímpetu por quebrar aspectos de la monarquía del Reino Unido y se le han buscado semejanzas a sus estilismos con los de la ex mujer CarlosIII. Es innegable que la princesa de Gales fue y sigue siendo un referente para Meghan.
Mientras su marido habla de sus semejanzas la pareja no desaprovecha la ocasión de dejar claro que Meghan ta,bién se siente un poco Diana. Como cuando aparece en pantalla una imagen Meghan llevando a su segunda hija Lilibet Diana en brazos, y se pone frente a una fotografía de Diana. «¿Quién es ella?« le pregunta la actriz a su pequeña. «Esa es tu abuela Diana», responde.
Intentar adueñarse de la imagen y el legado de Diana de Gales ha generado como era de esperar, desavenencias y muchos han apoyado la opinión de uno de los íntimos de la familia real: Darren McGrad, el chef de los Windsor y una de las personas más cercanas a Diana. Darren ha declarado en los medios que lamenta lo que está ocurriendo entre los hermanos, pero que al menos se alegra de que la princesa de Gales e Isabel II no estén (vivas) para verlo.
«Conozco a Enrique desde que era pequeño. Lo cogí en brazos mientras la princesa Diana comía cereales en la cocina del Castillo de Windsor». El cocinero se atreve hasta a leer la mirada de Harry, porque le avalan muchos años de relación. Ha criticado las declaraciones de Meghan Markle sobre el momento en el que conoció a la reina fallecida. «La cara que puso mientras su esposa se reía al contar que tenía que hacer una reverencia a la Reina Isabel me lo dice todo», ha sentenciado.
Mientras, las conexiones familiares a un lado y el otro del océano parecen más rotas que nunca, con la coronación de Carlos III próxima y Enrique de Sussex concediendo entrevistas por sus meorias. Tras la muerte de la reina en septiembre, cuando Harry y Guillermo dieron un paseo juntos todo parecía posible. Fue entonces cuando Carlos III utilizó su primer discurso como monarca para «expresar amor por Harry y Meghan». Ahora parece que a los Sussex sólo les apoyan las mujeres que siempre han lavado su imagen.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.