El triunfo de la persistencia
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El pasado 6 de diciembre, la nuera del rey Carlos XVI Gustavo celebraba su 40 cumpleaños. Pese a lo redondo de la cifra, fue un acontecimiento discreto para la princesa Sofía que, junto a su marido, el príncipe Carlos Felipe, dará la bienvenida a su cuarto hijo en febrero. Esta discreción, junto a otro buen número de cualidades, ha hecho que la royal, desafiando todas las predicciones a causa de su polémico pasado, se haya consolidado como uno de los miembros más populares de la familia real.
En un momento en el que los escándalos campan a sus anchas en monarquías vecinas como la danesa, y la noruega, con el caso Marius Borg por bandera, los royals suecos navegan con viento a favor.
Una imagen de familia ideal que la princesa Sofía reflejaba a la perfección desde su reciente portada en la edición sueca de la revista 'Vogue'. Con fotos tomadas en su pueblo natal de Älvdalen, luciendo el traje regional de esta zona de Suecia, y en el Palacio Real de Estocolmo, la joven revelaba en la entrevista que fueron los ojos «grandes y marrones» de su marido los que la atrajeron en un principio, señalando que le «pareció muy humilde».
La antigua modelo, aparecía tan glamurosa como siempre en la sesión de fotos, posando con su marido y sus tres hijos, el príncipe Alejandro, de ocho años, el príncipe Gabriel, de siete, y el príncipe Julián, de tres. Pero aunque las fotografías apuntan a una vida de cuento de hadas, la introducción de Sofía a la vida real no siempre fue un camino de rosas.
El hermano de la princesa heredera Victoria y la entonces Sofía Hellqvist anunciaron su compromiso en junio de 2014, tras una relación de cuatro años que provocó indignación en su país cuando se hizo pública por primera vez en 2009. Desde entonces, sin embargo, ella se ha convertido en uno de los miembros más queridos de la familia real, elogiada por trabajar en hospitales durante la pandemia de Covid-19 y erigida en una de las armas secretas para el futuro de la monarquía.
La mediana de tres hermanos de una familia acomodada, tras terminar la escuela, cursó un programa de arte y trabajó como modelo para ganar dinero mientras estudiaba en Estocolmo. Pero su primera sesión de fotos iba a dar mucho que hablar: fue en topless sujetando una serpiente.
Tras su trabajo como modelo, Sofía tuvo la oportunidad de participar en el reality show sueco 'Paradise Hotel', una mezcla entre 'La isla de las tentaciones' y 'Supervivientes', antes de mudarse a Nueva York dejando atrás aquella vida. Sin embargo, tras el anuncio de su noviazgo con el príncipe Carlos Felipe, se enfrentó a una reacción pública muy negativa por su pasado.
Sofía ha hablado abiertamente de su paso de la industria del espectáculo a ser miembro de la familia real. En 2021 declaró al canal sueco TV4 que recibió «una enorme tormenta de odio de gente que tenía opiniones sobre mí como persona y sobre mi relación. Me sorprendió y me afectó mucho. No entendía que la gente tuviera tanta necesidad de expresar lo mal que se sentían hacia mí. Fue duro, pero no me arrepiento de nada. Todas estas experiencias me han convertido en la persona que soy«.
Haciendo caso omiso a aquellas críticas y con el notable apoyo de su suegro, que también en su día venció las reticencias de sus propios padres para casarse con una plebeya, el compromiso de Sofía con el príncipe Carlos Felipe se anunció el 27 de junio de 2014, y la pareja se casó en la Capilla Real el 13 de junio de 2015.
Desde entonces se ha convertido en un valioso miembro de la familia real. Tras su boda, la pareja real creó una fundación a la que la princesa dedica gran parte de su tiempo. Esta se centra principalmente en cuestiones relacionadas con la seguridad de los más jóvenes en Internet, así como en una mayor comprensión y respeto de las personas con dislexia.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.