La triste historia de María del Rosario de Silva y Gurtubay, madre de la Duquesa de Alba: un icono de elegancia y una muerte prematura a los 33 años

La madre de la Duquesa de Alba murió muy joven pero dejó una fuerte huella en el corazón de su hija, quién la sigue recordando como una gran figura en su vida.

Cayetana, duquesa de Alba con su hija Eugenia Martínez de Irujo. / gtres

Elena Castelló
ELENA CASTELLÓ

La Duquesa de Alba del siglo XXI lleva su nombre, María del Rosario. Es un homenaje que Sofía Palazuelo y Fernando Fitz-James Stuart quisieron hacer a la madre de Cayetana, María del Rosario de Silva y Gurtubay, que falleció cuando su hija era todavía muy niña, con 33 años. Su vida fue breve pero dejó una huella imborrable en quienes la conocieron, especialmente en su hija Cayetana, a la que siempre intentó proteger.

María del Rosario había nacido en Madrid, en 1900, hija única de Alfonso de Silva y Fernández de Córdoba y María del Rosario Gurtubay y González de Castejón, duques de Híjar. Recibió la educación propia de las niñas nobles de su época: en casa, con nodrizas y «nannies», que le enseñaron idiomas, arte y música.

Fue Dama de la Reina Victoria Eugenia y marquesa de San Vicente del Barco, y una figura central en la alta sociedad del momento, que acompañaba a su marido, el duque de Alba, en casi todos sus viajes. Uno de los más recordados fue el que realizaron a Estados Unidos, en 1924, donde visitaron Chicago, Nueva York, Washington y Long Island, una visita que reflejó el «The New York Times».

La boda de María del Rosario con el duque de Alba

María del Rosario contrajo matrimonio con Jacobo Fitz-James Stuart, duque de Alba, el 7 de octubre de 1920. Se celebró en la embajada de España en Londres y la novia lucía un diseño de encaje a media pierna y un gran ramo con un largo velo.

Ella tenía apenas 20 años, él 42 y tras la boda, el matrimonio se instaló en Madrid, en el Palacio de Liria. Apenas un año después, Zuloaga pintó el retrato de Rosario, vestida de rojo, con mantilla negra, rosario y abanico. La imagen se convirtió en símbolo de los valores de la mujer española.

Retrato de la Duquesa de Alba realizado por Ignacio Zuloaga en 1921. FUNDACIÓN ZULOAGA.

El nacimiento de Cayetana

Seis años después de la boda, en 1926, llegó al mundo Cayetana, su única hija. La duquesa recuerda en sus memorias que esa noche estaban cenando en Liria José Ortega y Gasset, Ramón Pérez de Ayala y Gregorio Marañon, y que ella nació cuando estaban con los licores.

Entonces los esposos no participaban en los nacimientos. El mayordomo les había informado de que el parto había comenzado tiempo atrás. Y luego volvió a entrar para anunciar que había sido una niña. Su padre se alegró, pero su madre y el resto de la familia hubieran preferido que fuera un niño.

Cayetana y los pocos recuerdos de su madre

Sin embargo, Cayetana guardaba muy pocos recuerdos de su madre, muchos de ellos de otras personas y familiares que la conocieron y le hablaron de ella. En sus memorias, la duquesa de Alba recordaba, por ejemplo, la constante sonrisa en sus labios labios, que era muy guapa y que esa fue una de las razones por las que el duque se enamoró de ella.

«Era una belleza morena, de pelo rizado, de carácter muy alegre. Yo heredé sus rizos», cuenta. En la intimidad, todo el mundo la llamaba Totó. «Mis padres se llevaban veintidós años y siempre he pensado que la alegría y la simpatía que todos dicen que tenía mi madre eran para él (el duque) una inyección de vitalidad. De ella también he heredado una gran parte de esa vitalidad».

La pareja tenía una estrecha relación con la familia real, a la que visitó en numerosas ocasiones en el exilio, tras la llegada de la república. Victoria Eugenia y Alfonso XIII fueron los elegidos para ser los padrinos de bautismo de Cayetana.

Los retratos que dieron la fama a Rosario

La figura de Rosario ha quedado, de algún modo, desvaída. Pertenece a una sociedad ya desaparecida. Pero en su momento fue una de las mujeres más bellas y elegantes de España. Fue retratada, además de por Zuloaga, que también pintó a Cayetana de niña y al Duque de Alba–, para una sesión de la revista Vogue USA por el barón George Hoyningen-Huene, uno de los grandes fotógrafos de la época, a la altura de Cecil Beaton o Horst P. Horst.

Rosario aparece con un vestido de encaje de Coco Chanel, pulseras de Cartier y el pelo ondulado al agua. El reportaje se titulaba International Woman y lo escribió la duquesa francesa Solange d'Ayen. Rosario era una de las socialités del momento y uno de los miembros más respetados de la aristocracia europea. Sin duda lo tenía todo: un matrimonio feliz, una hija querida, que llegó después de dos abortos, y una vida interesante y rica. Pero el destino no respetó nada de esto.

La enfermedad que se llevó a Rosario

En 1934, cuatro años después de la publicación del reportaje de Vogue, Rosario murió de tuberculosis. Pasaba largas temporadas en una clínica en Suiza. Fue a la vuelta de uno de estos viajes cuando un resfriado fatal terminó con su vida, a pesar de que entonces se encontraba bien. Ni todo el poder del duque de Alba pudo parar el faltal desenlace, en una época en la que las infecciones podían ser mortales porque todavía no se utilizaba la penicilina.

La joven María del Rosario pasó sus últimos años en cama y la pequeña Cayetana ni siquiera podía visitarla o estar cerca de ella, para evitar el contagio, que podía ser fulminante. Así que la pequeña le escribía cartas, que viajaban de un piso a otro del palacio.

«Si entorno los ojos, lo primero que acude a mi mente no son situaciones muy felices. Mi madre está tumbada en su habitación, en la cama. También la puedo vislumbrar en el jardín o en el campo, pero siempre acostada», cuenta Cayetana con los ojos llorosos.

Sigue relatando un doloroso episodio: «Recuerdo que, en una ocasión, entré en su habitación, deseando estar con ella, y, de pronto, cogió lo que creí que era un bolso que tenía sobre la cama, seguramente lo que encontró más a mano, lo arrojó contra mí y me ordenó que saliera de su habitación inmediatamente». Cayetana solo entendió aquello mucho más tarde. Tras su muerte, en enero de 1934, no recordaba nada del entierro de su madre, ni lágrimas en la casa.

Muerte, guerra y una niña que necesitaba ser cuidada

Cayetana, con apenas siete años, perdió a su madre y dos años después comenzó la Guerra Civil. El Palacio de Liria, la residencia familiar fue bombardeado. La joven heredera del ducado de Alba creció muy unida a su padre, pero no olvido nunca la sonrisa de su madre.

Cayetana quedó al cuidado de su padre y de su abuela materna. Su madre, le dejó en herencia varios títulos: Duquesa de Aliaga, Duquesa de Híjar, Condesa de Palma del Río, Condesa de Aranda, Condesa de Salvatierra, Condesa de Ribadeo, Marquesa de San Vicente del Barco y Marquesa de Almenara.

21 de marzo-19 de abril

Aries

Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

¿Qué me deparan los astros?