Quién es Adriana Torres Silva, la fascinante novia de Mario Conde que es marquesa, pintora y estuvo a punto de reinar en Bélgica

Adriana Torres Silva no es una marquesa como las demás. Pintora interesada en lo espiritual, experta en silencio y meditación y candidata a novia de Felipe de Bélgica, ha hecho match con Mario Conde, ex banquero. ¿Raro? Para nada.

Adriana Torres Silva, marquesa de Casa Medaro y nueva novia de Mario Conde, frente a un autorretrato. / instagram

Elena de los Ríos
ELENA DE LOS RÍOS

Todo el embrollo sentimental-vital de los 20, los 30 y hasta los 40 se soluciona más allá de los 55. Por eso interesan mucho más los 'couple goals' de las parejas maduras que los flechazos jóvenes que, es pura estadística, no suelen superar la prueba del tiempo. El caso de Mario Conde y Adriana Torres Silva, marquesa de Casa Mendaro, es paradigmático: solo hay que verles paseando por las calles de Sevilla para comprobar que la sintonía entre ambos es total. De hecho, hasta parece que les ha vestido la misma estilista. Ambos lucen un originalísimo estilo que mezcla bohemio pero sin afrancesamiento hippy gracias al toque clásico de lo español. Un remix de influencias que solo podemos ver en esta zona de la aristocracia y la élite financiera enamorada del arte.

El historial sentimental de Mario Conde (74 años) es fascinante, y desvela el camino del polémico ex banquero desde su objetivo de asaltar los cielos financieros con Banesto (fue condenado a 20 años de prisión de los que cumplió menos de la mitad) hasta su actual fase espiritual. El gran amor de su vida fue su esposa Lourdes Arroyo, con la que se casó en 1973 y, lamentablemente, fallecida en 2007.

Dos años después conoció en su gimnasio a María Pérez-Ugena Corominas, su segunda mujer, profesora de Derecho Constitucional en la Universidad Rey Juan Carlos y 18 años más joven que él. Estuvieron juntos seis años, hasta que llegó Pilar Marín, sevillana, 27 años menor y de mucho carácter, decían.

Nada que ver con Adriana Torres Silva (53 años), otra mujer interesantísima pero decididamente espiritual, con una sensibilidad serena e interesada en el silencio y la meditación. De hecho, llegó a ingresar en un convento de clausura para su investigación doctoral. Es, además, la marquesa de Casa Mendaro.

Adriana Torres y Mario Conde, paseando por las calles de Sevilla. / gtres

Adriana Torres Silva es hija de Esteban Torres González-Camino y Luisa Fernanda Silva Mendaro, los fallecidos marqueses de Casa Ulloa y Casa Mendaro, título que Adriana heredó en 2014. Además, está divorciada del empresario Felipe del Cuvillo, con el que tiene tres hijas. Si nos remontamos en su árbol genealógico encontramos que su tatarabuelo fue Jefe de Palacio durante los años de la Regencia de María Cristina de Habsburgo y su bisabuelo hombre cercano al círculo de Alfonso XIII.

Sin embargo, su relevancia social tiene más que ver con su vocación pintora, pues disfruta de cierta relevancia en el contexto andaluz, con exposiciones en el CAC Málaga o el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla. Su universo estético es sencillo y directo, sin demasiados meandros conceptuales que dificulten el acceso del gran público y con cierto toque espiritual. Uno de sus fans es Antonio Banderas, mecenas conocido de la creación que gira en torno a Andalucía.

Bohemios con un toque español, Adriana Torres y Mario Conde son una pareja enamorada y conjuntada. / gtres

Sin duda, es esta dimensión espiritual, incluso mística, lo que ha unido a esta pareja, elegante hasta cuando se desplaza en una sencilla motocicleta por las calles de Sevilla. Esta sensibilidad religiosa también llamó la atención de la reina Fabiola de Bélgica, quien en su momento quiso que su sobrino, Felipe de Bélgica, conociera a la joven Adriana, nieta de sus íntimos amigos los duques de Miranda. Tan en serio iba este 'royal match' que las crónicas sociales de la época ya daban a la hoy marquesa de Casa Medaro como candidata al trono de Bélgica. También es un link en su actual relación, pues Mario Conde ha transitado en las últimas décadas desde la posición de tiburón de las finanzas (yupi, que se decía entonces) hacia cierta espiritualidad con un fuerte componente católico. En 2011 dictó una conferencia en el Colegio-Seminario de Rozas de Puerto Real titulada 'El hombre interior y la familia'.

El noviazgo entre Mario Conde y Adriana Torres comenzó tras la confinamiento y ha transcurrido con discreción, aunque él quiso apoyarla públicamente en su última exposición en una galería sevillana. Ella vive en Utrera con sus tres hijas, en una finca donde tiene su estudio. Él pasa cada vez más tiempo en Los Carrizos, una finca también cercana a Sevilla que adquirió en 1989. Tiene casi 3.000 hectáreas, 10 habitaciones y ocho baños a una hora de la capital hispalense que Conde y su familia alquilan para eventos privados a casi 2.000 euros la noche. La unión ética, estética y romántica de esta pareja tiene, según Conde, el beneplácito de su fallecida esposa. En una publicación de Instagram, el banquero llegó a aseverar que en una misa en Casa Mendaro, ante el Cristo del Milagro, sintió su aprobación a su relación con la marquesa pintora.

«Estaba yo acompañado cuando lo miré fijamente. Me dio en ese instante la sensación de que quería transmitirme un mensaje. Se produjo en mi interior el mismo sentimiento que en la prisión y percibí que el mensaje era de parte de Lourdes. Decía: «Ahora sí. Ahora estoy feliz». Lo entendí. Dije un día que los seres amados no mueren porque siempre viven en nuestros corazones; es el caso de Lourdes, así que debió de darse un paseo por las dependencias de mi corazón, contempló el paisaje, percibió el sentimiento, y por ello mismo dijo: «Ahora sí. Ahora sí estoy feliz contigo». Frente a estas vivencias solo cabe una expresión: gracias a Dios, por tanto».

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