Quién es la princesa Ira Von Fürstenberg, la it girl de la Marbella de los Hohenlohe que celebró su cumpleaños en el Palacio de Liria

La ya octogenaria Ira Von Fürstenberg, princesa de nacimiento, actriz, mecenas y diseñadora, celebró anoche su cumpleaños en el palacio de la Casa de Alba.

Retrato de la actriz, artista y princesa Ira Von Furstenberg getty images
Quién es la princesa Ira Von Fürstenberg, que celebró ayer su cumpleaños en Madrid
Silvia Vivas

Por todo lo alto. Así ha sido la fiesta que se ha organizado en Madrid para celebrar el 82 cumpleaños de la princesa Ira Von Fürstenberg, una mujer capaz de todo, desde casarse y abandonar a su marido en una época en la que eso era impensable para una princesa, a reinventarse como actriz, filántropa, musa marbellí y diseñadora.

La crónica social de la vida de Ira Von Fürstenberg se inaugura con una boda de campanillas a los 15 años con un aristócrata con nombre propio en el sur de España: Alfonso de Hohenlohe-Langenburg y 15 años mayor que ella.

Juntos, Ira y Alfonso reinventaron Marbella y la jet set, pero la princesa, por méritos propios, se puede considerar en una pionera en muchas más cosas: se convirtió en la recreación viviente de la «princesa rebelde» y polifacética mucho antes de que las Grimaldi ocuparan las portadas de las revistas.

Vídeo. Diane Von Furstenberg en la New York Fashion Week Primavera/Verano 2012

La infancia y el infeliz primer matrimonio de Ira Von Füstenberg

Ira nació en la primavera romana de 1940 (concretamente el 17 de abril) portando desde la cuna el tratamiento de Alteza Serenísima y una larga ristra de nombres: Virginia Carolina Theresa Pancrazia Galdina de Fürstenberg.

Su desafortunado primer matrimonio parece un trasunto del de sus propios padres. Ira es hija del Príncipe Tassilo de Fürstenberg y de Clara Agnelli, quien no poseía tratamiento noble pero pertenecía a la aristocracia financiera: su familia era la propietaria de Fiat.

Clara Agnelli y su príncipe se casaron cuando la rica heredera contaba sólo 18 años, él ya había cumplido los 34. Para cuando Ira cumplió nueve años la pareja ya estaba separada, lo cual no impidió que ella repitiera con entusiasmo los errores de sus padres.

A los 15 años, en 1955, Ira Von Fürstenberg se casó con Alfonso de Hohenlohe-Langenburg, un príncipe quince años mayor que ella del que se enamoró en la boda de una prima suya.

El enlace fue el auténtico acontecimiento social del año en Venecia, la ciudad en la que se celebró. Acudieron 300 invitados y estuvo marcado por una serie de fiestas pre y post boda que hicieron a los novios estar de fiesta una semana entera. La propia Ira la definiría años después esta boda como «una auténtica maratón» en la que algún que otro invitado acabó sumergido en los canales venecianos.

La pareja vive entre México, Suiza y Marbella, el pueblo de pescadores que su marido se empeña en convertir en un paraíso para los VIPs, pero la princesa, que se inaugura como madre a los 16 años, no es feliz.

Cinco años más tarde dejó atrás a sus hijos y a su marido y huyó a Florencia en los brazos de un atractivo hombre que conoció en Maxim 's: Francisco Pignatari, mitad italiano, mitad brasileño y extremadamente rico. Un idilio que acabaría con el playboy de 45 años encarcelado en México y un escándalo internacional en ciernes.

El segundo divorcio de Ira Von Fürstenberg y su reinvención como artista

Junto a su segundo marido, «Baby» Pignatari, Ira Von Fürstenberg sustituye México por Brasil, Suiza por Miami y Marbella por la parisina plaza Vendôme. Pero el amor del playboy brasileño se agota a los cinco años y la princesa, que con sólo 24 años ya se ha divorciado dos veces, se reinventa a sí misma estrenando una nueva vida.

El productor de cine italiano Agostino «Dino» De Laurentiis la ayuda a convertirse en actriz y en apenas 10 años aparece en 28 películas para disgusto de su familia. Pero como no desea aparecer desnuda en pantalla, al final la princesa decide dar rienda suelta a sus capacidades artísticas posando como modelo ocasional para Vogue y Helmut Newton e iniciando una carrera como diseñadora de objetos de arte.

Lo de dedicarse a la decoración no fue una epifanía, sino un consejo que le dio uno de sus mejores amigos: el príncipe Rainiero de Mónaco. Su relación con Mónaco siempre fue buena, de hecho muchos pensaron que ella sería la elegida por Rainiero para sustituir a Grace Kelly.

La fiesta que confirma a Ira Von Fürstenberg como la reina de las fiestas

La buena relación entre la princesa nómada y Mónaco se confirmó ayer en la fiesta que organizó para celebrar su 82 cumpleaños. La celebración ha tenido lugar en el emblemático Palacio de Liria y fue organizada por François Dumas, la organizadora de todas las fiestas monegascas de relumbrón, desde el famoso Baile de la Rosa a la boda de Charlène y Alberto de Mónaco.

Isabel Presyler a su llegada a la fiesta de Ira Von Fürstengerg gtres

Al evento se esperaba que acudieran VIPs de todo tipo y las expectativas fueron satisfechas. En los coches que iban llegando hasta las puertas del palacio madrileño se pudo ver a un buen número de miembros de la alta sociedad, como Cayetana Martínez de Irujo y su hija Tana Rivera, las primeras en llegar.

Tampoco faltaron a la cita Alfonso Díez, último marido de la duquesa de Alba, Jaime de Marichalar acompañado de Jaime Martínez Bordiú, Carmen Martínez Bordiú, Hubertus de Hohenlohe y una discreta y fugaz Isabel Presyler que no comentó ni una palabra sobre el compromiso de su hija Tamara Falcó con Iñigo Onieva.

Nada que la princesa octogenaria no supiera manejar dada su experiencia en todo tipo de reuniones sociales: su fama como diseñadora de piezas de decoración para VIPs (de hecho Corinna Larsen le regaló una de ellas al rey Juan Carlos) es tan extensa como la lista de eventos solidarios que ha organizado a lo largo de su vida. La de anoche fue una más de las fiestas a las que ha acudido la reina de las fiestas (en Marbella y fuera de Marbella).

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Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.