En la Cuesta de Moyano
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La vimos recientemente en Panamá ejerciendo de reina madre, junto a la princesa guardamarina Leonor, y ahora la hemos visto en su faceta de lectora apasionada. La reina Letizia ha retomado su agenda siendo fiel a sí misma, nada menos que visitando a los libreros de la centenaria Cuesta de Moyano. Un gesto que la honra porque no puede haber un sitio con más solera libresca en Madrid y podríamos decir, en un alarde de patriotismo cultural, que en el mundo entero. Todo porque, pasiones a un lado, la famosa Cuesta acaba de cumplir los cien años.
Doña Letizia ha mantenido un encuentro con los vendedores de libros y socios de honor de la iniciativa ciudadana Soy de la Cuesta, que ha conseguido mantener a flote este emblemático templo al aire libre a la sombra del Jardín Botánico. Además en el Día de Europa, que se celebra justo este viernes. Pero no solo eso. Porque la reina, es sabido, compra libros, y muchos. Y hoy ha hecho lo propio en las casetas de madera en gris azulado desperdigadas por la calle Claudio Moyano. Como dijo Umbral, la calle más leída de la capital.
Por sus compras les conoceréis. Y sabemos que la madre de Leonor se ha llevado para casa unas Fábulas fantásticas. Un libro de 1899 de un periodista como ella, el americano Ambrose Bierce, nacido en Ohio en 1842. Es un compendio de brillantes relatos en los que caben tanto el humor más incisivo como las divagaciones filosóficas, algo muy del gusto de la reina. En definitiva, una colección de fábulas por donde desfilan liebres, zorros, tortugas, médicos ladrones, santos pecadores, jueces corruptos y hasta poetas insufribles.
Bierce, destacado por su lucidez y su fino cinismo, es el autor también de El diccionario del diablo (1906), que tampoco es para cualquiera, y que regala al lector unas cuantas alegorías fantásticas desbordantes de heterodoxia. Doña Letizia vuelve a sentar cátedra conformando su canon literario, como ya hizo con La utilidad de lo inútil, del profesor Nuccio Ordine, o con las obras de su colega Rysard Kapuściński.
El satírico Bierce, digno heredero de Poe y Melville, es un escritor para paladares gourmet. Digamos la realeza de lo literario. El también editor prestó servicios en el Ejército de la Unión durante la Guerra Civil, llegando a ser herido de gravedad, y trabajó para los periódicos del mítico William Randolph Hearst (búsquenle en Ciudadano Kane) durante más de veinte años, en los que atizó duro a políticos, racistas y gentes sin escrúpulos.
En su bibliografía figuran también Cuentos de soldados y civiles (1891) y El monje y la hija del verdugo (1892). Y en su biografía queda para la novela de misterio el relato de su muerte. Se sabe que viajó a México en 1913, en plena Revolución, y que en su última carta dejó escrito: «Debe ser horrible morir entre sábanas; si Dios quiere, a mí no me ocurrirá». A todas luces, un sagaz aventurero. Tenía intención de viajar a Ojinaga, la ciudad del estado de Chihuahua donde se libró una sangrienta batalla. Como en sus libros.
Pero hay más en la cesta de la compra de doña Letizia. No ha quedado aquí su declaración de intenciones lectoras. También se ha llevado El vendedor de libros viejos, de Stefan Zweig (1881-1942), otro autor incontestable. Una colección de cuentos para bibliófilos del vienés que trató a Thomas Mann o James Joyce y que reúne pequeños textos y relatos que fueron antologados juntos por primera vez en 1937.
Por la Cuesta de Moyano pasaron también Ernest Hemingway, Gómez de la Serna, Lorca, María Zambrano e incluso Patti Smith. Y, por supuesto, Pío Baroja, que nos contempla desde su estatua. Estamos junto al Paseo del Prado, en pleno Paisaje de las Artes y las Ciencias, altos honores de la Unesco. Y ya vemos, la experiodista haciéndolo más real.
Como curiosidad, aprovechando la visita de Su Majestad, se ha hecho pública una particular votación en la que se han elegido los comienzos literarios predilectos de estos comerciantes. Esto no es sino el prólogo de la Feria del Libro madrileña, que se inaugurará como cada año en el Parque del Retiro el último fin de semana de mayo y que contará, a buen seguro, con la presencia de esta lectora voraz.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.