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En una familia real que ha expuesto en público sus rencillas y sus pecados, la reina Matilde de Bélgica, que este 20 de enero cumple 50 años, se distingue por su absoluta discreción, hasta el punto de que apenas existen datos, salvo los estrictamente biográficos, sobre su vida dedicada al trono de los belgas. Ni un solo escándalo, ni una sola foto que publicar en la prensa amarilla.
Mathilde d' Udekem d' Acoz nació, en 1973, en Uccle, cerca de Bruselas, en una familia de la aristocracia local, los condes Patrick d'Udekem d'Acoz. Se diplomó en ortofonía y logopedia y trabajó en Bruselas, mientras completaba estudios de Psicología en la Universidad Católica de Lovaina.
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Su vida dio un vuelco con su matrimonio con el heredero al trono de Bélgica, el príncipe Felipe, el 4 de diciembre de 1999, en la catedral de Bruselas. Domina cuatro idiomas: dos de los oficiales en Bélgica -neerlandés y francés- inglés e italiano.
Veintitrés años después de su boda, la pareja sigue mostrando una total complicidad y explica que se siguen queriendo, con total naturalidad. Tienen cuatro hijos, la heredera Elizabeth (21 años), Gabriel (19) Eleonora, Emmanuel (17) y Eleonora (13). Junto a Camilla, es la única consorte europea de origen aristocrático.
Muchos la comparan con Fabiola por sus maneras recatadas, su disciplina y su discreción. Solo que Matilde de Bélgica es una mujer del siglo XXI y sus desafíos son del siglo XXI. De quien no podría ser Matilde más distinta es de la reina Paola, a la que sucedió tras la abdicación del rey Alberto, en 2013.
Frente a la bella joven poco respetuosa con el protocolo y estrella de una época, que confesó en público, en una entrevista, sus aventuras extramatrimoniales, Matilde exhibe una figura de aliada del rey y, de madre y esposa dedicada, y con sonrisa permanente.
Pero, ¿quién es esta reina, la más desconocida de toda Europa? Los «insiders» reales aseguran que, lejos de dejarse manejar, Mathilde tiene más poder del que aparenta. Quienes la conocen la describen como una mujer extremadamente profesional y de gran personalidad. Parece que no es el tipo de persona que se deja avasallar y que es ella quien marca el camino de su papel de reina. Hay quien asegura que, para su equipo, es «una mujer de hielo», siempre informada sobre los temas de los que debe encargarse, y muy disciplinada.
La periodista belga Brigitte Balfoort insiste también en este contraste con la dulzura de su imagen. «No es una persona a la que se pueda dejar en una esquina», declaraba con motivo del ascenso al trono de Felipe. «Tiene un fuerte caracter y opiniones muy formadas y trabajó muy duro para conseguir lo que tiene. Sabe adaptarse a cualquier situación».
La periodista también insinúa que no es precisamente cariñosa con su equipo, aunque si es siempre correcta. Y si tiene que decir que algo no funciona, lo dice sin rodeos. Matilde no tiene oficialmente poder, es reina consorte, pero en las bambalinas parece que es ella quien manda.
Una mano de hierro en un guante de seda, que le ha venido muy bien a Felipe de Bélgica, procedente de un matrimonio desastroso, inseguro y sometido a todo tipo de habladurías sobre su orientación sexual. Ella compensa su torpeza y le hizo ganar popularidad. «Sus críticas me hacen mejorar», confesaba en una entrevista el rey Felipe hace unos años.
Matilde ha sabido jugar bien sus cartas. Con tranquilidad, sin un solo error, la reina ha atraído el respeto por sus compromisos humanitarios, especialmente en temas relacionados con la infancia, el cáncer de mama o el arte y ha sabido convertirse en el arma de encanto que la familia real necesitaba.
Y este «glamour» no ha hecho sino aumentar con los años. De un estilo conservador y algo cursi, Matilde, aficionada al arte y a la música, ha ido evolucionando hacia una elegancia más atrevida y contemporánea. Hoy juega en la liga de Máxima, Letizia, Mary o Kate, según la prensa especializada.
Complementos de Bottega Veneta o de Christine Bekaer, diseños de Stella McCartney, Johanna Ortiz o Natan –sus favoritos los trajes sastre, los vestidos capa o los cortes trapecio con maxi estampados florales– la han convertido en un icono de estilo. Algo impensable hace años. Pero su popularidad sigue intacta y este nuevo despliegue refuerza su imagen, cada vez más luminosa.
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HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.