Una gran melómana
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Es de sobra conocida la afición de la reina Sofía por la música, la danza y las artes escénicas. Asistente habitual a conciertos, muchas veces acompañada de su hermana Irene, hace tan solo unos días la veíamos presidir el concierto benéfico Stradivarius en beneficio de los afectados por la DANA en el Teatro Real de Madrid. Por eso no es de extrañar que vaya a ser una de las invitadas de honor en el gran evento que se prepara en París con motivo del 150º aniversario de la inauguración del Palacio de la Ópera Garnier.
Según ha confirmado la casa real española, la reina emérita repetirá este 24 de enero visita a la capital francesa, tras acudir el pasado verano a la clausura de los Juegos Olímpicos. Esta gala excepcional reunirá a todos los artistas de la Ópera Nacional de París para conmemorar el siglo y medio de vida de este emblemático templo de las artes.
Léa Desandre, Lisette Oropesa y Ludovic Tézier para la parte lírica, Hugo Marchand que bailará el 'Bolero' de Ravel, así como las estrellas Valentine Colasante y Marc Moreau serán algunos de los grandes nombres en el escenario. El programa, mantenido en secreto hasta el último momento, ha sido supervisado por el presidente de la Ópera de París, Alexander Neef, que ejercerá de anfitrión de la abuela de Leonor y Sofía.
Pero un detalle de este viaje resulta especialmente significativo: su conexión con otra reina española del pasado. La presencia de doña Sofía en París se hará eco de la de Isabel II el 5 de enero de 1875, la noche de la inauguración del célebre edificio.
En agosto de 1867, París estaba en plena efervescencia. La Exposición Universal, en pleno apogeo, atrae a jefes de Estado y soberanos de toda Europa. El público admiraba los logros de Francia y los diversos pabellones que rendían homenaje a las culturas del mundo. Pero ese día, un acontecimiento concentra la atención de toda la ciudad: la fachada de la nueva Ópera de Charles Garnier, oculta tras grandes paneles desde hace casi siete años, queda por fin al descubierto.
Tendrían que pasar ocho años más para que en 1875 se inaugurara por fin el que hoy es uno de los edificios más visitados de París. Aquel día, fue la tatarabuela del rey emérito la que aceptó la invitación del presidente de la República Francesa, el Mariscal de Mac-Mahon, para asistir al evento.
Entre los invitados a aquella velada de gala se encontraban el alcalde de Londres, el rey Alfonso XII de España y su madre, la reina Isabel II. Esta, tras 35 años de reinado, se había visto obligada a exiliarse en 1868 y encontró refugio en la capital francesa. Desde el Palacio de Castilla, en el distrito XVI, siguió dando rienda suelta a su pasión por las artes, frecuentando asiduamente los círculos bohemios parisinos.
La noche de la inauguración, ocupó su lugar en el palco 20 para aplaudir la obertura de 'La Muette' de Portici, los dos primeros actos de 'La Juive' de Halévy y extractos de 'Guillaume Tell' y 'Les Huguenots'. Mientras su hijo ya había llamado la atención al llegar tarde, la reina decidió entrar en el gran vestíbulo de la ópera durante el descanso, un lugar habitualmente reservado a los hombres. Fue a partir de aquel sonado momento cuando se permitió a las mujeres entrar en el recinto.
150 años después de aquella noche, la reina Sofía se tomará sin duda unos minutos para admirar la arquitectura y la decoración de un edificio que se ha convertido en uno de los símbolos de París. Aunque este lugar se asocia con el emperador Napoleón III, que fue quien lo encargó, no fue hasta después de la caída del Segundo Imperio, en 1875, cuando entró realmente en uso.
Con más de cuatrocientas representaciones al año, la Ópera de París ofrece una programación de ballet, ópera y conciertos, así como una programación especialmente diseñada para el público más joven. En total, logra reunir a unos 900.000 espectadores cada año.
La misión de la Ópera de París es poner obras del patrimonio operístico y coreográfico al alcance del mayor número posible de personas, promover la creación y la interpretación de obras contemporáneas y contribuir a la formación y el desarrollo profesional de cantantes y bailarines.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.