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¿De verdad eran felices en Marivent? Así eran las vacaciones en Mallorca de la familia real durante la infancia de Felipe, Elena y Cristina: clases de vela, primos griegos y cenas en Flanigan

El príncipe Felipe con su hermanas Elena y Cristina pasaron los mejores años de su vida veraneando en Mallorca, alli coincidían con muchos de sus primos y amigos.

Lq reina Sofia y sus hijos, Felipe y Elena, en Marivent en los 70. gTRES

Marivent (Mar y Viento) está situado en una cala a cinco kilómetros de Palma, sobre el acantilado de Cala Mayor que se abre sobre la bahía. Fue obra del arquitecto Guillem Forteza Pinya por encargo, en 1925, del ingeniero y pintor de origen griego Joan de Saridakis. La finca en la que está enclavado el palacete de estilo mallorquín tiene 33.000 metros cuadrados pinares y jardines.

En ella hay un helipuerto, playa privada y embarcadero y varias construcciones, dos de ellas para las infantas Elena y Cristina y sus familias, y una tercera, Son Vent, para Felipe VI y doña Letizia, las tres con jardines y piscinas propios, además de la piscina principal.

Esta última se acondicionó en 2004, cuando don Felipe y doña Sofía estaban recién casados. Tiene 800 metros cuadrados y está decorado con muebles y tejidos de estilo mallorquín. Los jardines se pueden visitar desde 2017 e pueden visitar.

Fue en este entorno puramente mediterráneo en el que don Felipe pasó los veranos desde muy niño. La familia real se instaló en Marivent en 1973, tras serle cedido el palacete por la diputación de Mallorca. En aquella época, el rey y la reina solían desplazarse por la isla en un Seat 1400.

Casi nadie los reconocía. En 1975, Don Juan Carlos se convirtió en rey y sus veranos se llenaron de visitas de mandatarios extranjeros. Él, sin embargo, continuó disfrutando de la isla y de sus amigos mallorquines, en reuniones privadas o en restaurantes como Flanigan. Donde era frecuente verlo, en vaqueros y con un polo.

El rey Juan Carlos junto a su hijo el príncipe Felipe en Mallorca.

En esa misma época de comienzos de los setenta se inauguró el Club de Mar. El príncipe Felipe y las infantas participaban todos los años en los cursos de vela de la escuela Calanova, en régimen de internado. Compartían las instalaciones con sus compañeros y daban también clases de judo.

Con ellos aprendían también sus primos griegos, hijos del rey Constantino y Ana María Grecia, que solían alojarse en Marivent, los hijos de la infanta Pilar, hermana mayor del rey Juan Carlos, que veraneaba con su familia en una casa situada en el municipio de Calvià y navegaban en su pequeño velero llamado Doña Pi. Las infantas seguían los cursos, pero hacían vida aparte de don Felipe, porque eran mayores.

Así fueron durante muchos años las jornadas de los Borbón Grecia en Marivent: mañanas de vela y mediodías con ruidosos almuerzos todos los primos juntos en el jardín o en el comedor de la terraza. Las tardes solían pasarlas jugando al tenis, montando en bicicleta, echando partidas de bolos o viendo películas.

El príncipe Felipe junto algunos de sus amigos en Mallorca.

Muchos días los ocupaban las excursiones en el Fortuna, a la isla de Cabrera. Ya adolescente, Don Felipe participaba en competiciones internacionales de vela a las que acudía con la infanta Cristina, su prima Alexia y compañeros de tripulación, entre ellos Fernando León.

Formaban una pandilla a la que se unían también los príncipes Kardam, Kyril y Konstantin de Bulgaria, además de Pablo de Grecia y Bruno Gómez Acebo. Tras las tardes de deporte, acudían juntos a discotecas de moda de la isla, como Titos o BCM.

Las infantas Elena y Cristina salían a navegar y muchas tardes-noches organizaban reuniones en la piscina y en los jardines de Marivent con sus amigos. Dicen que Cristina era más enamoradiza y vivía frecuentes amores de verano. La reina Sofía organizaba la vida de la casa y solo pedía una cosa a hijos y sobrinos: que al menos todos desayunaran juntos. La reina emérita era feliz. La intendencia de Marivent era totalmente suya.

El príncipe empezó a tontear, como sus amigos. Fue en agosto de 1989 cuando se le fotografió en compañía de una chica rubia, con la que parecía tener bastante intimidad, a bordo de una lancha, en la isla de Cabrera. Era Isabel Sartorius, hija del marqués de Mariño.

Había acudido a pasar ese verano a Mallorca, en Soleclau, la villa propiedad de la marquesa de Moratalla, Soledad Cabeza de Vaca y Leighton, situada a 12 kilómetros de Palma en medio del campo y y alejado de los turistas. En esa propiedad empezaron a verse en secreto.