La reina Sofia cumple su sueño de seguir el paso de la Macarena en la Semana Santa de Sevilla

Raquel Rodríguez Publicado · 18 de abril de 2025, 11:22 h

La Semana Santa de Sevilla, que cada año recibe un sinfín de rostros conocidos que no quieren perderse algunas de las procesiones más aclamadas de nuestro país, tuvo ayer Jueves Santo a la invitada más ilustre: doña Sofía. La reina emérita ha querido disfrutar de una de las citas religiosas más emblemáticas de los días santos y ha viajado a la ciudad hispalense como una devota más. Y es que, la madre de Felipe VI no ha sido vista en uno de los solicitados balcones, sino que ha preferido vivir el fervor de esta cita entre la gente de a pie.

Así pues, tras comenzar la semana en Mallorca donde acudió al «Concert de Setmana Santa: Réquiem de Fauré», la reina Sofía se ha trasladado a Sevilla para asistir a La Madrugá en solitario y muy lejos del resto de la familia real: Felipe y Letizia desaparecidos, Leonor en Perú, la infanta Sofía estudiando y Elena y Cristina en Abu Dabi visitando a Juan Carlos.

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A sabiendas de su profunda religiosidad, doña Sofía ha cumplido un sueño con esta visita a la ciudad andaluza que ha aprovechado al máximo y que ha exprimido sin excentricidades y con el único objetivo de vivir su fe en su máximo esplendor.

Y lo ha hecho no solo participando en la salida de La Macarena, una de las tradiciones que despierta más devoción estos días, sino también recorriendo diferentes hermandades después que lo hiciera por última vez en 1984. Fue en aquel año cuando pudimos ver a la familia real con los eméritos a la cabeza disfrutar de los actos religiosos del Jueves Santo, la Madrugá y el Viernes Santo.

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El recorrido realizado por la reina emérita tuvo varios puntos y arrancó con una visita a la parroquia de Santa María Magdalena. Después, estuvo en la Hermandad de los Gitanos, donde Cayetano Martínez de Irujo hizo de anfitrión de honor.

Tras ello, pasó por el templo del Gran Poder, la Hermandad de la Macarena y la capilla de los marineros de la Esperanza de Triana, donde se la pudo ver rezando ante el Cristo de las Tres Caídas y Nuestra Señora de la Esperanza y disfrutó de una salve a la Virgen. En la mayoría de estos lugares fue recibida con orgullo y agasajada con detalles de carácter religioso.

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Para la ocasión, la reina emérita cumplió con la regla no escrita del Jueves Santo en la que se dice que se deben vestir colores oscuros en señal de luto. Fiel a su habitual estilo y recurriendo a su mejor aliado estilístico, se decantó por un traje de chaqueta y pantalón de color negro.

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Aunque eso sí, no dudó en añadir el toque especial con una camisa beige que llevaba debajo y que sus solapas estaban adornadas por una llamativa pedrería. Unos detalles que iban en perfecta sintonía con la gran cantidad de collares y pulseras que luce siempre. Por último, cabe destacar que doña Sofía llevaba al cuello una medalla de la Esperanza con cita verde.

Una visita en la que coincidió con otros rostros conocidos como Eugenia Martínez de Irujo o Sofía Palazuelo -embarzada de su tercer hijo- y que confirma que doña Sofía es una royal muy devota. Y es que, aunque fue educada fe ortodoxa, se convirtió al catolicismo por su matrimonio con el rey Juan Carlos.

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