Hablamos con Victoria, mujer de Jorge Romanov, del nacimiento de su hija, el bautizo y los planes de la familia: «Estamos muy felices»

«Me encuentro muy bien, el cuerpo humano es increíble», nos dice Victoria Romanovna desde la cama del hospital donde se recupera después del nacimiento de su segunda hija. La pequeña llegó al mundo el 2 de junio, a las 8 horas y 29 minutos en un hospital romano y todo salió a la perfección, como ya nos había avanzado que esperaba que fuera en una entrevista con Mujer Hoy cuando anunció su embarzo.

La mujer del Gran Duque Jorge Romanov muestra el entusiasmo habitual y no se atisba cansancio en su voz. Siempre ha sido una mujer muy vitalista y máxime ahora que acaba de ampliar la familia, pues debemos recordar que tanto ella como su marido, hijo de la Gran Duquesa María y Francisco de Prusia, no tienen hermanos. Son hijos únicos.

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«Siempre es una aventura, una nunca sabe lo que va a pasar cuando va a ser madre, pero esta vez también no ha habido imprevistos, gracias a Dios. Ahora estamos recuperándonos. Creo que todavía estaremos tres o cuatro días para asegurarnos de que todo está bien. Estamos muy contentos», nos comenta.

La pequeña ha nacido en Roma, ciudad donde viven los padres de Rebecca Betarini, su nombre de soltera, ahora Victoria Romanovna por matrimonio. «Estamos todos juntos felices y contentos, estábamos preparándonos para el gran acontecimiento y al final ha salido todo muy bien, como esperábamos».

«Tomamos la decisión de que la niña naciera en Roma, porque resultaba más fácil. Hay algunos miembros de nuestras familias que no lo tienen fácil para viajar ahora mismo. Resultaba el sitio más idóneo para podernos reunir», añade.

«Para el nacimiento de un bebé siempre hay que preparar cosas, pero como ya lo has vivido ante ni te lo piensas. De alguna manera ya sabe todo lo que va a pasar. Además, tienes que hacer tanta cosas que hacer con el primero -su hijo, Alexander, de dos años y medio- que cuando llega el segundo ni te enteras. Ha sido más fácil», comenta, divertida.

«Mi marido estuvo presente en el parto. No se pone nervioso. Siempre está viendo qué pasa y no pasa, le gusta supervisar las cosas», subraya a propósito de Jorge Romanov, con quien contrajo matrimonio en 2021 en San Petersburgo, una boda a la que asistieron entre otros, Luis Alfonso de Borbón y Margarita Vargas, Emanuel Filiberto de Saboya, Aimón de Saboya, Simeón de Bulgaria, su nuera, Miriam Ungría, y Leka de Albania, cuyo divorcio posterior entristeció al matrimonio Romanov.

«Nos daba igual que fuera niño o niña porque lo importante siempre es que estén bien de salud. El resto es accesorio, aunque tener las dos experiencias es enriquecedor. Todo el mundo dice que es muy diferente, pero insisto en que lo más importante es que estén bien, como así es», concluye.

A propósito de ampliar la familia, mantiene: «Cuando se me olvide lo que conlleva un embarazo, veremos, porque ahora tengo que recuperarme. Los hijos son siempre una bendición de Dios. No tenemos nada planificado. Nos gustaría tener más, pero nunca se sabe».

Su embarazo ha transcurrido con absoluta normalidad hasta el final y le ha permitido seguir con sus actividades habituales: «Efectivamente y como ha salido todo bien estamos muy contentos. Ahora ya es todo más sencillo y nos toca disfrutarlo en familia», mantiene.

Victoria Romanovna, nos explica el significado del nombre de su hija, Kira Leónida. El segundo de ellos es el de la princesa Leónida, con una historia fascinante, como ya nos contó en Mujerhoy su biógrafa española, María Luisa Burguera Nadal. «Así se llamaban la abuela materna de mi marido y otra pariente de la Gran Duquesa Rusa. Queríamos que llevara un nombre de la familia. Había varias opciones, pero nos gustó más esta opción por lo inusual, que se saliera de lo típico».

«Nuestro hijo todavía no ha visto a su hermana, porque nos aconsejaron que es mejor que la conozca cuando la llevemos a casa para que no tuviera que venir a un hospital, que puede ser un poco traumático para un niño. No sabemos cómo va a reaccionar porque todavía no tiene muy claro lo que significa la palabra 'hermana'», nos relata.

A propósito de los abuelos nos dice: «Están los cuatro muy contentos y emocionados. Ahora estamos centrados en ver cuándo celebraremos el bautizo y también decidiremos más adelante cuándo volver a Bruselas. La tradición es que el bautizo se celebre en torno a los 40 ó 45 días después del nacimiento. Tenemos que decidir también dónde lo haremos».

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