En FUTURA, donde visibilizamos a mujeres que están transformando la sociedad desde sus ámbitos profesionales, su historia encarna una verdad clave: las organizaciones solo pueden avanzar si lo hacen al ritmo de sus personas.

«Creo mucho en un liderazgo de servicio, que significa que nadie está a tu servicio, sino que tú estás al servicio de los demás», afirma. Una frase que sintetiza su visión de empresa y de futuro.

Cuando la vida te obliga a repensar el trabajo

A pesar de su trayectoria brillante, el punto de inflexión llegó desde algo íntimo y cotidiano. «La consultoría era un mundo muy demandante», recuerda. «Venía de la cultura laboral de los años 90: muy exigente, muchas horas de trabajo… Era un entorno muy masculino donde para las mujeres era difícil desarrollar una carrera y tener una familia».

El nacimiento de su segundo hijo la llevó a hacerse una pregunta incómoda y urgente: ¿qué lugar ocupaban las personas en ese modelo laboral? «Te miraban mal si decías que tenías que llevar al niño al médico. Entonces no se hablaba de conciliación, flexibilidad o teletrabajo…».

Aquello la impulsó a cambiar el rumbo y a entrar en Indra, donde comenzó su compromiso con un liderazgo más humano. Tras 17 años en la compañía tecnológica, dar el salto a la Fundación Máshumano fue una consecuencia natural: «Trabajamos junto a las organizaciones para garantizar el crecimiento de las personas y para que el trabajo contribuya a desarrollar y dar sentido a nuestras vidas».

Senior, jóvenes y el talento que se mueve

Uno de los grandes retos actuales es el edadismo. Beatriz, sin embargo, ve señales de esperanza. «Creo que cada vez hay menos edadismo en las empresas. El otro día nos contaron que habían contratado a una persona de 62 años para liderar un área importante del banco. Eso, hace unos años, no pasaba. No es cierto que las personas más senior no sean capaces de aprender a manejar los entornos digitales. Aprenden exactamente igual».

Pero la brecha generacional tiene más ángulos. «Las empresas están muy desconcertadas porque desarrollan su marca empleadora para atraer talento, pero se encuentran con una rotación muy alta entre los jóvenes».

La Fundación Máshumano denomina a este fenómeno “turistas laborales”. «Lo ideal es que no sean tanto turista como viajeros, con mayor permanencia y compromiso».

Beatriz cree que la clave está en crear entornos donde las personas quieran quedarse, aprender, aportar: lugares donde exista sentido.

Qué humaniza y qué deshumaniza una empresa

Beatriz lo explica con claridad:

«Humaniza la capacidad de aprendizaje continuo y el pensamiento crítico y creativo. Humaniza crear un entorno donde las personas pueden desarrollarse y desplegar lo más puramente humano, que es el pensamiento».

¿Y lo contrario?

«Una empresa se deshumaniza cuando las personas dejan de pensar, dejan de aprender, dejan de crear y se convierten en autómatas».

Su mirada profunda conecta directamente con los objetivos de FUTURA: construir un tejido profesional donde las mujeres —y las personas en general— puedan crecer de forma sostenible y real.

Inteligencia artificial: qué puede hacer… y qué debe hacer

Tras casi 25 años vinculada a la responsabilidad social corporativa, Beatriz ha visto el cambio desde dentro. De ser considerada una moda, la RSC pasó a consolidarse como un pilar de la estrategia empresarial. Y ahora, un nuevo desafío se suma a los clásicos: la inteligencia artificial.

«Soy muy pro-tecnología, lo que no quiere decir que, durante un tiempo, no haya que hacer ajustes». Para ella, la IA puede mejorar la productividad, pero exige preguntas de fondo: «Debemos preguntarnos no solo qué puede hacer, sino qué debe hacer».

«El tiempo tecnológico y el tiempo humano están desacompasados. No da tiempo a pensar, a parar, a reflexionar, y este debe ser un momento para potenciar el pensamiento crítico y la reflexión ética», afirma.

La Fundación Máshumano ya organiza su primer foro dedicado a este debate: un diálogo urgente para el futuro laboral.

Pensar, formarse, proyectarse

En su trayectoria, Beatriz identifica una receta que sirve para cualquier mujer en evolución profesional:

«Hay que pararse, pensar y proyectarse. Marcarse nuevos objetivos, seguir formándose y tener una actitud de aprendizaje y curiosidad».

El liderazgo que defiende es una forma de estar en el mundo: «Hay que ser muy empático y entender mucho al otro».

Y vuelve a su principio base: «Creo en un liderazgo de servicio, que significa que nadie está a tu servicio, sino que tú estás al servicio de los demás para que todo funcione bien».

Confianza, autonomía y flexibilidad completan su fórmula:

«Si eres capaz de confiar en las personas, de darles autonomía y flexibilidad, todo fluye mucho mejor».