Retrato de Valérie Messika. Nicolás Gerardin.

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Todos los imposibles de Valéreie Messika

La diseñadora y dueña de su firma homónima ha conseguido colarse en el olimpo de la joyería y triunfar con un modelo icónico.

En el mundo de la joyería hay un pequeño grupo de prestigiosas firmas históricas que acaparan el imaginario colectivo, las alfombras rojas, las colecciones, las ventas... Hasta que irrumpió Messika y se hizo un hueco en este exclusivo olimpo del lujo con tradición centenaria.

Hace ahora solo 20 años, Valérie Messika, de 48 años, presentó sus joyas disruptivas y empezó el fenómeno. Joyas para ir al gimnasio; diamantes que se mueven en la pulsera o en el dedo; Kate Moss, Naomi Campbell y Gigi Hadid, en su plantel de colaboradoras; Rihanna, Beyoncé y Charlize Theron, entre sus clientas; más de 70 tiendas, 450 puntos de venta en 76 países...

Collares Messika Move Ciselé. D.R.

En dos décadas, Valérie, hija del corredor de diamantes André Messika, se codea con las grandes casas, viste a celebridades, se expande por el mundo y, lo más difícil, ha creado una colección tan reconocible como icónica, un ADN ya inconfundiblemente asociado a la firma: Move, la línea de joyas con diamantes móviles que nació en 2007, se amplió con Move Noa en 2019 y que, en este vigésimo aniversario, se actualiza con Move Ciselé.

Anillos Messika Move Ciselé. D.R.

«La diferenciación ha sido la clave. Para destacar debes ofrecer algo muy distintivo, una perspectiva diferente a la de las grandes casas históricas», nos dice en París durante una visita a su taller de prototipos y alta joyería.

«Estoy orgullosa de nuestra expansión internacional, de ver crecer al equipo y de mantener la libertad creativa», continúa. «Tanto la firma como yo hemos madurado, ganado profundidad y poder estético, un lenguaje más poderoso», concluye en este aniversario en que se marca un objetivo: «Seguir sorprendiendo».