piezas icónicas
piezas icónicas
Los momentos más inolvidables del cine no solo los escriben las grandes historias. Ni únicamente son protagonistas las actrices y actores en sus papeles más memorables. Más allá de guiones y estrellas, el vestuario tiene una importancia vital en el desarrollo de las tramas y en conseguir convertir los titulos en legendarios. Los ejemplos se cuentan por decenas y en esos looks icónicos, las joyas brillan con luz propia.
Diamantes, rubíes, zafiros... Las gemas más preciadas, de Tiffany's a Cartier, han dado forma a algunas de las piezas de joyería más icónicas de la historia del cine en los looks de Audrey Hepburn, Marilyn Monroe o Nicole Kidman. Repasamos la historia de estas joyas inolvidables y el significado oculto que muchas de ellas esconden.
Rose no necesitaba más que una impresionante joya para ser retratada por Jack. Sin duda, el Corazón del Océano, la joya que le regala a la protagonista Caledon Hockley, bien valía ese protagonismo en Titanic: se trata de una extraordinaria pieza formada por un diamante azul de 56 quilates creado, en su origen, por los joyeros londinenses Asprey & Garrad.
Al parecer, para crear el collar de la película se inspiraron en el diamante Hope (45,52 quilates), hallado en India en el siglo XVII. El Hope original está valorado en 475 millones de euros y se considera una de las piedras más valiosas del mundo.
De Sparkling Diamonds a Hindi Sad Diamonds, los números musicales de Moulin Rouge parecen girar en torno a esta gema preciosa. Por eso, no es de extrañar que los diamantes tuvieran un gran protagonismo en la iconografía de la película. Tanto, que el imponente collar que luce Satine (Nicole Kidman) es la joya más cara hecha para una película.
Diseñado por Stefano Canturi, sus más de 1.300 diamantes suman más de 134 quilates. El joyero se pasó semanas sumergiéndose en los archivos históricos de la Francia de finales del siglo XIX. El resultado, es una exquisita pieza que cubría el cuello y casi todo el escote de Nicole Kidman que en su momento costó un millón de dólares y, en la actualidad, está valorado en más de 3 millones.
Nunca un título encajó tan bien en un tema como la que encumbró al Olimpo del cine (y de la moda) a Audrey Hepburn. En Desayuno con diamantes, las joyas son tan protagonistas en la escenografía como la propia Holly Golightly. Y entre todas ellas, el inolvidable collar de perlas de triple vuelta con broche, acompañado de la pequeña tiara, con los que posa la actriz vestida de Givenchy delante del escaparate de la joyería son los reyes.
Eso sí, ninguna de las piezas que se ven en la película son de Tiffany's: se trata de replicas que crearon en Corocraft, la firma de bisutería más grande del mundo. Para la posterior promoción, Audrey sí que lució las auténticas. Otro collar de perlas de la Hepburn, el que luce al final de Vacaciones en Roma, se acaba de subastar con un precio de salida de entre 20.000 y 30.000 dólares.
Otra película mítica que gira en torno a las joyas es Ocean's 8. En el film, Anne Hathaway, con sus secuaces (de Sandra Bullock a Rihanna) planean un robo millonario de piezas de incalculable valor. Entre todas ellas, el collar Toussaint es el gran protagonista. Réplica del Queen of Holland, una pieza creada en los años 30 del siglo pasado por Cartier, incluye un diamante de 136 quilates, rodeado de otros diamantes de colores, que perteneció a la reina Guillermina de Holanda. Está valorado en 142 millones de euros y en la réplica de la película (en la que se dice que perteneció a Elisabeth Taylor), su tamaño se redujo un 20% para que encajara en el escote de Anne Hathaway.
Si algo aprendimos en Los caballeros las prefieren rubias es que los diamantes son los mejores amigos de una mujer. Y si lo dice Marilyn Monroe, nosotras no vamos a contradecirla. Las joyas que luce en el número musical más famoso de la película acompañando a su icónico vestido rosa son historia del cine.
Sin embargo, la pieza más valiosa de la cinta no son las del set de collares, pulseras y pendientes que luce en ese momento, sino el Luna de Baroda, el impresionante diamante amarillo de 24 quilates que Marilyn lució en la promoción del filme y que se ha vendido por más de 4 millones de euros. Propiedad durante cinco siglos de los marajás de la India, fue un detalle a la actriz del joyero Meyer Rosenbaum, quien se lo prestó a Monroe para que lo luciera colgado de un cordón.
Cerramos este repaso con los imponentes collares de película que hemos podido ver en otros clásicos de Hollywood. En Pretty Woman, Vivienne (Julia Roberts) luce una maravillosa pieza de oro blanco y diamantes con 23 rubíes firmada por Fred Joaillier que en la actualidad está valorada en más de medio millón de euros. En Anna Karenina, Keira Knightley deja patente su matrimonio con Chanel con un collar de oro blanco de 18 quilates con dos diamantes de talla redonda y otros 683 de talla brillante que dibujan dos camelias, emblema de la maison, valorado en más de tres millones de euros.
En la comedia Cómo perder a un chico en diez días, Kate Hudson luce valiosísimas piezas de Harry Winston valoradas en más de 14 millones de euros, la más impresionante el Isadora Duncan, con un zafiro amarillo de 52 quilates engastado en un collar de diamantes de 84 quilates que se vendió por 5 millones de euros. Muy parecido, por cierto, al diamante Tiffany que luce Gal Gador en Muerte en el Nilo: es uno los diamantes amarillos más grandes del mundo, valorado en casi 30 millones de euros, y solo lo han lucido en público Audrey Hepburn, Mary Whitehouse y Lady Gaga (en los Oscar de 2019).