ENTREVISTA EXCLUSIVA
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Esta mañana, nadie diría de ella que es una estrella. Vestida con vaqueros, deportivas y una sudadera gris, esta joven de 21 años parece ir camino de clase. Pero cuando Nicole Wallace (Madrid, 2002) se baja de un taxi en pleno centro de la capital va a una sesión de fotos en la que será, durante unas horas, la protagonista absoluta. Este verano estrenó Culpa mía, que se convirtió en la película de habla no inglesa más vista en la historia de Prime Video. Protagonizar la adaptación de un fenómeno de la literatura adolescente tuvo una consecuencia directa clara: pasó de 400.000 seguidores a 4,5 millones en Instagram. Y en TikTok supera los cinco millones.
«He notado que por la calle me empieza a parar más gente. El otro día estuve en el Rastro y se me acercaron sólo dos chicas, pero muchos me miraban con esa cara de «esta chica me suena», comenta divertida tras la sesión de fotos, relajada y echada sobre una cama. «No me despierto por las mañanas y digo: 'Soy famosa'».
Nicole es, ante todo, una trabajadora gracias a su educación. Se crió rodeada de inquietudes creativas (su padre, estadounidense, es fotógrafo; su madre, española, inculcó a sus dos hijas su apasionada cinefilia) y se formó en un colegio privado con trazas de conservatorio: dio clases de piano, viola, violonchelo, canto y danza. A los 16 años empezó a coprotagonizar Skam, serie juvenil de Movistar+ que fue un pequeño fenómeno entre los adolescentes, que veían un retrato realista y respetuoso de sí mismos. Con 20 años, publicó su primer single como cantautora, Bella, una canción que se movía entre el pop y la música urbana.
En la sesión de fotos se comporta de forma eficiente, predispuesta y profesional; a pesar de su edad, se toma muy en serio su trabajo. Cambia de pose y expresión con rapidez y naturalidad, pasa de la vulnerabilidad a parecer una estrella del rock en cuestión de segundos. No hay ni una sola persona del equipo que no haya comentado lo apabullante que es su belleza natural. La fotógrafa advierte que, probablemente, acaben antes de lo previsto: «He nacido con cámaras en la cara», explica la actriz sobre esa facilidad. «No solo mi padre es fotógrafo; mi hermana me saca ocho años y siempre ha tenido una cámara en la mano».
Chloé, la otra hermana Wallace, es fotógrafa y directora, y ha sido una figura clave para Nicole. «Mi madre y ella me han influido mucho», analiza Nicole. «Siempre me han dicho que haga lo que quiera, me han empoderado, me han enseñado qué es el feminismo... y han sido muy protectoras».
Esa faceta ha hecho que su madre desempeñe un papel que Nicole llama «momager», una mezcla de mamá y mánager. «Tiene muy buena visión para prever las cosas malas que puedan pasar y cuidarnos. Cuando me abrí Instagram a los 14 años, ella lo tenía en su móvil porque le daba miedo que me escribieran desconocidos». Debido a la popularidad que le propició Skam, tuvo que naturalizar desde muy joven la sobreexposición de las redes sociales, y piensa que la relación entre celebridades y fans ha mutado en los últimos años.
«Creo que ahora es más tóxica. Algunos tienen tanto acceso a tu vida que se creen con derecho a más», reflexiona. «Se vuelve como un juego para ellos, se les olvida que existo al margen de Instagram. A veces me escriben: «¿Por qué no subes contenido?». Algunos se creen que una persona está ahí para entretenerles». Pero Nicole tiene claro que las redes son una ventana muy importante, especialmente cuando tienes un trabajo tan público.
Es una lección que se grabó a fuego cuando visitó el Festival de Cannes en mayo. «Allí sentí un síndrome del impostor muy heavy. Estaba rodeada de chicas que llevaban vestidazos, pero ni siquiera habían sido invitadas al festival. Me pedían fotos sin saber quién era. Había una energía súper rara... Cuando pasé por la alfombra roja, justo detrás de mí iba Cate Blanchett. Y me eclipsó, obviamente. Al día siguiente, estaba sentada en mi hotel y pensaba: «¿Por qué tengo que venir a estas cosas donde no me conoce nadie. La foto del postureo, de «estoy aquí, en Cannes»... Ése no es mi trabajo, es ir a rodar, hacer una película que me guste e irme a mi casa con mis colegas a tomarme una cerveza».
Una llamada (de su «momager», claro) le hizo entender la importancia del «postureo» en una industria que depende de la imagen. «Mi madre me dijo: «Esto es importante también, te abre oportunidades...» Quiero ir a Cannes porque presento una película. Luego lo pienso y veo que tiene razón. Después fui al Festival de Venecia, tras estrenar Culpa mía, y fue una experiencia muy diferente porque he aprendido a disociarme. El síndrome del impostor no me está afectando tanto. Sigo siendo yo, pero pongo distancia para estar bien. Las redes nos muestran en dos dimensiones, y en realidad todos tenemos muchas capas, humores diferentes... Y eso se pierde. Por eso me gustan las entrevistas, porque aquí puedo mostrarme tal y como soy».
CRÉDITOS: En la foto de apertura del reportaje, Nicole Wallace lleva vestido elástico con volantes y bolso de piel, de Pinko, y pendientes de plata, de Tous. Maquillaje y peluquería: Antonio Romero (One-off Artists). Asistente de estilismo: Julieta Sartor. Asistente de fotografía: Steven Pane. Agradecimientos: Spazio Vbo (Villanueva, 13. Madrid, vbospagna.com) y María Gil de Antuñano.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.