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¿Sexy?... Depende

¿Lo tuyo es la provocación explícita o eres neosexy? ¿Tu musa es Rihanna o prefieres a Cate Blanchett? ¿Eres de Balmain o de Céline? Lo seductor se reinventa y la industria hace caja con nuestros deseos.

Sexy convencional frente a sexy contemporáneo / Stradivarius

A. MURPHY Y A.M.

Antes de que la moda se convirtiera en algo más complejo e intelectual, todos teníamos bastante claro de qué estábamos hablando cuando pronuncíabamos la palabra sexy. A saber: una mujer ceñida y/o de corto, y/o escotada. También se suponía que llevar falda en lugar de pantalón, y tacones en vez de zapatos planos, era más sexy. Así que una mujer sexy, por naturaleza (por hormonas...), era un placer visual para los hombres. Otra regla no escrita de este juego decía que estaba bien ser sexy, pero sin pasarse. Es decir, que había que ser sensual, pero elegante: o sea, ni demasiado ceñida, ni demasiado corta, ni demasiado escotada. Todo en su justa medida...

Pero el paradigma actual ha cambiado. Al menos, según los gurús de la moda. Ahora las mujeres no tienen por qué pensar en nadie a la hora de vestir, sino única y exclusivamente en sí mismas, y cuestiones tales como si se van demasiado ajustadas o enseñan demasiados centimétros de pierna es un asunto que solo a ellas les incumbe. ¿Consecuencia? Personajes como Kim Kardashian reivindican como un derecho casi "feminista" y una forma de reafirmación exhibir su retaguardia embutida en una minifalda o en un pantalón de látex.

En inglés incluso se está imponiendo el término "bodycon" (de "body conscious", literalmente "consciente de su cuerpo") para referirse a minivestidos ajustados y, básicamente, cualquier prenda pegada al cuerpo que deje poco a la imaginación y que habrá que desabrocharse tras una comida que incluya algo más que un vaso de agua (sin gas). Hasta hace poco no era una palabra "de moda" ni se empleaba más allá de tiendas especializadas, pero, en nuestros días, el "bodycon" es un estilo de vida y se diría que vale para casi todo.

Lo paradójico es que, aunque unos pocos en la moda y una gran parte de la población mundial hayan estado durante décadas prendados (o, mejor aún, seducidos) por lo SEXY con mayúsculas, la mayoría de la industria no lo estaba, ya que les parecía... ¿Cómo decirlo? Poco elegante. Pero esta temporada las cosas han cambiado y encontramos que diseñadores reacios a este concepto empiezan a reivindicarlo. Pero aclaremos algo: lo que aplaude entusiasmada toda la plana mayor alineada en el "front row" no es el tipo de vestido que llevaría Liz Hurley, sino lo que se ha dado en llamar "el nuevo sexy".

Lo sexy hoy es algo vaporoso, lacio, con un toque bohemio y natural. La mayoría de las mujeres no viste como Kim Kardashian.

Lo sexy contemporáneo es algo vaporoso, lacio, largo, con un toque bohemio y desenfadado. Se trata de un estilo fresco y natural. Lo opuesto al sexy que luciría Ana Obregón. Nada de trajes ajustados ni de ir luciendo muslos o escote. Si somos honestos, al común de las personas las prendas ceñidas no les sientan bien. De hecho, más de una vez vemos cómo algunas de las mujeres más destacadas de la industria de la moda se presentan con prendas que parece que acaben de birlar del armario de su marido o que hayan improvisado con cualquier tela echada sobre los hombros. Y, sin embargo, están espectaculares. Y a ellas también se lo parece. Estamos hablando de mujeres que siempre se han vestido sin pensar en otra cosa que no sea en sí mismas, o quizá en alguien más, pero desde luego no en los hombres.

El mejor ejemplo lo ofrece la periodista de la revista The New Yorker Leandra Medine, que incluso bautizó su blog con el nombre de "Man repeller" (que podríamos traducir como "Repelente de hombres"). "La buena moda intenta acertar con el gusto de las mujeres, no de los hombres explica Medine. Las tendencias que nos encantan a nosotras, ellos las aborrecen. Y eso es fantástico". (Nota mental: cuando supe que se había casado con solo 24 años, no pude evitar preguntarme si lo suyo es postureo).

En todo caso, esta temporada, hasta las más acérrimas y vocacionales repelentes de hombres están cayendo rendidas ante esta nueva interpretación de lo sexy venido a menos. Solo hay que fijarse, por ejemplo, en Rebecca Lowthorpe, subdirectora de la edición británica de la revista Elle que, casi siempre fiel al mismo tipo de pantalones vanguardistas, jamás se ha preocupado por resultar sexy. Hasta ahora; eso sí, con reservas: "No quiero parecerme al prototipo de mujer sexy de mediados de los años 80. Lo que hoy es sexy es lucir un aspecto aparentemente improvisado. Todas estamos demasiado ocupadas como para además tener que llevar vestidos pegados al cuerpo con tacones y medias. Esa es la razón de que firmas como Céline y Chloé (las dos, por cierto, con diseñadoras al frente que son también mujeres muy ocupadas) sean tan atractivas".

Si queda algo de piel a la vista en el estilo neosexy es poco y está estratégicamente situado. Y si no vas a hacer el esfuerzo de comprender por qué este nuevo estilo ha sido catalogado como sugerente, significa que la moda tal y como se entiende hoy en día no es lo tuyo.

Céline es hoy el norte de lo neosexy. Su estilo siempre se ha caracterizado por ser moderno e inteligente. Aún lo es, pero ahora ha añadido a la mezcla unos toques de sensualidad. Para la nueva temporada, la firma ha incorporado incluso ¡qué escándalo! prendas que dejan ver algo de la piel de quien las porta: chaquetas que se desabrochan a la altura de los hombros, vestidos con aberturas estratégicas... Phoebe Philo, la diseñadora de Céline, comentó tras su último desfile: "Quiero explorar esa delgada línea que separa la sexualidad de la sensualidad. El glamour es algo muy complejo. ¿Cuándo algo tiene un componente sexual y cuándo no?". El hecho de que Philo se atreva a pronunciar la palabra " sexualidad" es una muestra de lo lejos que ha llegado el concepto del nuevo sexy. Y, por otro lado, que también haga referencia al glamour es asimismo un indicativo de que la seducción, de pronto, está de moda.

Las mujeres quieren un balmain no porque busquen una imagen provocativa sino porque entienden la moda como un gesto de coraje y aventura.

A Céline y a Chloé no les va nada mal el negocio. Pero no se queda ahí el imperio financiero que ha generado este tipo de sensualidad que no se pasa de la raya. De hecho, el margen de beneficios que unas cuantas marcas están logrando a raíz de vincular sexy y lujo no deja de crecer. Balmain, por ejemplo, lleva desde 2011 duplicando sus ganancias anuales, exactamente desde que se hizo cargo de la firma Olivier Rousteing. El diseñador se codea con lo que se ha llamado "la armada Balmain": un grupo de "socialites" jóvenes, bellas y fanáticas del "bodycon", como Rihanna y Kendall Jenner. "Lo sexy es cuestión de actitud, una forma de vida asegura Rousteing. Es no tener miedo y atreverte a asumir riesgos". Es decir, sexy es una falda con transparencias que deja ver la ropa interior. Sexy es "mírame y frótate los ojos". Si eso...

Según Judd Crane, responsable del departamento de moda femenina en los grandes almacenes británicos Selfridges, "para las mujeres que compran un Balmain, lo mismo que para aquellas que se fijan en las propuestas más atrevidas que firman Versace o Saint Laurent, lo sexy no es más que el propio instinto femenino. Es lo contrario de la mirada del hombre, porque se trata de algo que tiene que ver con el poder y el empoderamiento. Las clientas que piden un Balmain no lo hacen pensando en que su aspecto vaya a ser más o menos provocativo, sino porque entienden la moda como un gesto de coraje y una aventura".

Para los diseñadores de The 2nd Skin Co. lo sexy en moda, "es un "mostrar" lo justo sin evidenciar ni provocar vulgaridad, sino todo lo contrario. Debe acercar a la delicadeza, a lo etéreo, a la sensualidad. Es decir, través de vestidos minifalda o espaldas descubiertas que se contrarrestan con cuellos cerrados o mangas largas". Mientras que, para los Alvarno, el "nuevo sexy" "es una actitud más que una manera de vestir. Una mirada, una sonrisa, un cruce de piernas... Es la libertad de elegir los códigos en el vestir y una faceta más que las mujeres utilizan como arma de seducción".

Pero, un momento, que esto se está complicando. Así que lo que antes era sexy, ¿puede serlo ahora también? Al enseñar la piel y marcar las curvas, ¿ya no estás buscando la aprobación de la mirada masculina, sino que estás haciendo de ti misma, no un objeto, sino un sujeto emancipado y autosuficiente, aunque solo te sirva para sacarte "selfies"? Julietta Dexter, socia de la empresa de relaciones públicas The Communications Store nos puede ayudar. Es una mujer que, sin lugar a dudas, es un sujeto, no un objeto, y lleva mucho tiempo defendiendo el poder de la sensualidad en el vestir. " Solía llevar siempre traje, pero ya no necesito un uniforme, ahora me apetece ponerme prendas que subrayen mi feminidad. Ponerme un vestido de Roland Mouret que acentúa mis curvas es una forma de empoderarme". Otra vez aparece esa palabra...

Victoria Beckham: a medio camino entre el concepto clásico de lo sexy y el nuevo cuño, está ella. Que se apunta a la seducción lánguida sin renunciar al tacón de vértigo. / Gtres

Y luego está también Sophia Neophitou-Apostulou, directora de la revista 10 Magazine. Es una de las figuras más prominentes de la moda británica, capaz de entender el poder de una magnífica falda de tubo y un escote de vértigo. "¿Qué es lo sexy? Tiene más que ver con lo que una transmite que con lo que viste". Neophitou-Apostulou lleva un vestido ajustado de Azzedine Alaïa y Antonio Berardi, "porque me siento bien conmigo misma cuando se resaltan ciertas partes de mi cuerpo".

Eso no le impide ver cuánto hay de sensual también en un estilo más andrógino. De hecho, aplaude que Céline haya hecho un vestido largo y acampanado que no deja de ser sensual, ya que este concepto "pone en juego la confianza de la mujer en sí misma. Cualquier forma de vestir puede resultar sexy, incluso con ese vestido. Y al contrario, una mujer que trate de vestir de la manera tradicionalmente considerada como sensual puede meter la pata si esas prendas no le quedan bien. Una tiene que hacer suyo lo que lleva puesto".

Así pues, está lo neosexy y lo sexy de toda la vida. Es ese tipo de desconcierto que hace que las mujeres no sepan si comprar una prenda u otra (o las dos). Esto, a la industria de la moda le encanta, pero poder elegir también es una buena noticia para nosotras. Como dice Rebecca Lowthorpe, "¿acaso sentirse sexy no es comprobar que una es la mejor versión de sí misma?". Sí, y ya era hora.

Lo sexy...

  • A la antigua usanza: tacones de 12 centímetros; vestidos ceñidos de manga tres cuartos y piernas desnudas; encajes y cuero; vestidos conjuntados con chaquetas o abrigos; joyas y escotes discretos. El pelo rizado y frondoso.

  • A la última: zapatos de suela lisa y zapatillas de deporte; siluetas fluidas, monos, pantalones de pata ancha o faldas a media pierna, sin medias; prendas de lana o ante; tonalidades grises, beis y blanco y negro; y la melena escondida dentro del jersey de cuello alto.

Y tú... ¿de quién eres?

Seamos sinceras, no hay una forma correcta o incorrecta de ser sexy. Sin embargo, estamos viviendo uno de esos cambios de tendencia después del cual (cuando las aguas se calmen, dentro de un mes o así) parecerá que todo ha cambiado. Si lo que quieres ser sexy "a la última", si quieres es lucir un aspecto seductor al mismo tiempo que rompedor (que es lo que viene a ser lo neosexy), vale la pena que sepas distinguir uno del otro. [Nota aclaratoria: entre ambos extremos hay otras muchas formas de vestir sexy, que incluirían la clásica rockera (Kate Moss), la rockera ordinaria (Rihanna) o la chica estilo "pin-up" (Kelly Brook). Lo que viene a continuación no son más que viejas o "nuevas viejas" lecturas de la elegancia. Y todas son igual de válidas.

Sexy convencional: Liz Hurley, Elle Macpherson, Kate middleton, Amal Clloney, Kate Moss / Cordon Press

Probablemente, la reina actual de lo sexy a la antigua usanza sea Amal Clooney. Le gusta vestir de corto y lucir un buen tacón de vez en cuando, pero su estilo es siempre discreto, elegante, un poco a la manera de las grandes divas del Hollywood clásico: combina por igual abrigos, vestidos y trajes de chaqueta, sin que falte una buena gama de colores, un maquillaje sin estridencias, joyas bien escogidas y (salvo rara vez que recurre a Stella McCartney) prendas clásicas que ya no son fáciles de encontrar.

A este tipo de mujer le interesa la moda, siempre que se pueda ajustar a los viejos criterios de elegancia y feminidad. Kate Middleton también está en este grupo (la edad no es un factor que intervenga en la ecuación), igual que la reina Letizia y lo creas o no Taylor Swift. Es casi seguro que la reina podría ser una mujer neosexy si se dejara llevar, pero, como le ocurre a otras consortes reales o a mujeres de la política, no tiene más remedio que vestir a la defensiva si no quiere ser criticada en exceso.

La número uno por excelencia entre las que abrazan un estilo sexy contemporáneo es Phoebe Philo, la diseñadora de Céline, una mujer que ya no piensa volver a usar zapatos de tacón ni vestidos superajustados (los elementos distintivos de lo sexy antiguo) ni gastar horas con el secador de mano (otro rasgo típico del viejo concepto). En España, un ejemplo sería Sónsoles Espinosa, en su etapa como primera dama en la Moncloa; Aitana Sánchez-Gijón o la actriz Leticia Dolera.

Sexy contemporáneo: Antelina Jolie, Cate Blanchett, Florence Welch, Keira Knigthley y Emma Watson / Cordon Pres

Las reglas de oro de lo neosexy son un cabello natural, discreto maquillaje (o incluso nulo), un poco de piel al descubierto (con un mono sin tirantes, por ejemplo, pero nada de escotes o de grandes aberturas en la falda) y un corte amplio en las prendas que deje muchísimo a la imaginación.

La diseñadora Stella McCartney es otra de las abanderadas del nuevo estilo. Es verdad que te la puedes encontrar subida a unos tacones altos y embutida en unos pantalones ajustados, pero su noción de lo sexy es la opuesta a la del vestido ceñido. Lo neosexy abomina del escote; como mucho, se puede insinuar bajo una camisa desabrochada de estilo masculino o un suéter con escote de pico, siempre que no sea muy ajustado ni provocativo.

Como estábamos un poco hartas de que lo sexy fuera sinónimo de enseñar mucho, esto nos parece novedoso y atractivo, igual que lo es una mujer con esmoquin. Lo que nos lleva directamente a Angelina Jolie, que tras lucir piel sobre las alfombras rojas, y ahora es el epítome de lo neosexy, gracias a sus vestidos austeros y monocromos. ¿Era más sexy cuando lucía trajes de cuero sin espalda ni mangas? Cuestión de gustos.

Y para aquellas que no se decidan entre una u otra categoría, o que se sientan atraídas por ambas, siempre queda una opción intermedia, la que representa Victoria Beckham. Puede ser ejemplo de lo neosexy (con jerséis de cachemir y falda holgada), pero tampoco es alérgica a un tacón de vértigo ni a un vestido de encaje con transparencias.

19 de febrero-20 de marzo

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