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Zendaya y Juana de Arco. La jovencísima actriz parece una reencarnación de la heroína guerrera, tal como la pintó Albert Lynch en 1903.
GETTY/TwitterRihanna y el Papa Clemente VIII. Este mosaico en el que el Papa Clemente VIII lleva su tiara papal conecta perfectamente con el 'lookazo' con mitra de Margiela para Rihanna.
GETTY/TwitterLana del Rey y una Virgen Dolorosa. Se llama Nuestra Señora de los Siete Dolores y lleva exactamente el mismo corazón traspasado por flechas que la cantante y musa de Gucci.
GETTY/TwitterJanelle Monáe y el halo virginal. La combinación de blanco, negro y dorado lleva a un retrato de Antoine-Auguste-Ernest Hébert, “Nuestra Señora de la Dulce Espera”, que pintó alrededor de 1872-1886.
GETTY/TwitterKim Kardashian y Naomi Campbell. La gran Kardashian no podía inspirarse en ningún icono religioso: le queda mucho más cerca la muy terrenal Naomi Campbell, quien en 1997 llevó otro vestido de Versace adornado por una cruz.
GETTY/TwitterKate Bosworth y una Madonna que llora. Si hubo una Virgen en la gala del Met esa fue Bosworth, cuya piel de porcelana se asemejaba muchísima a esta estatua de una Virgen Dolorosa, de autor anónimo.
GETTY/TwitterSarah Jessica Parker, barroquísima. El parecido con Nuestra Señora del Santísimo Rosario de Manaoag, en Filipinas, es por pura acumulación.
GETTY/TwitterGreta Gerwig mística de Ávila. Llevó uno de los vestidos más incomprendidos de la noche, pero no podía ser más español: muy similar al hábito de Santa Teresa de Ávila, pintada por José de Ribera, en el siglo XVII.
GETTY/TwitterAmanda Seyfried es Helena de Troya. Con su vestido de Prada, Amanda parece la descendiente directa de Helena de Troya, tal y como la pintó Dante Gabriel Rossetti, en 1863.
GETTY/TwitterFrances McDormand, sin par. La grandiosidad de este juego de azules y, sobre todo, la distinguida actitud la encontramos replicada en un retrato de una gran dama con un vestido ceremonial, datado en 1778.
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