Nos hemos enamorado de 10 prendas de la nueva colección de Uterqüe que son pura elegancia

Melania Trump es la glamurosa primera dama estadounidense y sus invitadas rivalizan en elegancia con ella cuando la visitan en la Casa Blanca, pero pasar de ser Melania Knauss, la modelo de portada de revista, a consorte del presidente no ha sido fácil. Tampoco a nivel estilístico. Analizamos el devenir de sus 'looks' a lo largo de los últimos 17 años.
Con el inicio del milenio comenzaba a conocerse a una joven modelo eslovena. Se llamaba Melania Knauss y hacía dos años que salía con Donald Trump y en general sus estilismos eran como su marido: barrochos y llamativos. Este puede ser la única excepción en un armario plagado de escotes y minivestidos, eso sí todo ello no apto para todos los bolsillos.
Recién casada con Donald Trump, siguió en la línea de su etapa de modelo: trajes ajustados y escotes imposibles, todo ello de grandes firmas. Tenía una buena figura, lo sabía y además quería que quedara patente con cada 'outfit'.
La ostentación era la seña de identidad del matrimonio Trump, que tenía gustos excesivos para la decoración -como muestra cada imagen que aparece del apartamento en el que vivían en la torre Trump- y también para vestir. Prueba de ello era este vestido de Roberto Cavalli que lo tenía todo: flecos, brillos y dorado.
El rosa fucsia no es un tono fácil de defender, por mucho que el vestido sea de Vera Wang y Melania Trump lo utilice para ir a la gala del MET de Nueva York, pero ella se presentó así en el museo del brazo de Donald. Eran otros tiempos que, por suerte, ya han quedado casi en el olvido.
Lo mismo sucede con este vestido azul de raso de Christian Siriano. A este tono lo llamaron azul dramático, aunque para drámatico, el hecho de que alguien con su poder adquisitivo tuviera un armario tan ostentoso como desastroso.
Para la cena de corresponsales de la Casa Blanca de aquel año se decantó por un vestido de corte griego, muy discreto para lo que acostumbraba en aquellos tiempos. ¿Quién le iba a decir que unos años después iba a asistir a esos eventos siendo la primera dama del país de su marido?
De nuevo el MET fue su escaparate. Ese año, dedicado a Schiaparelli y Prada, ella se decantó por esta creación de Marc Bouwer Couture. Aunque el largo no era el más adecuado para una cita tan destacada, los volúmenes y asimetrías sí.
Tras la negativa de varios diseñadores a encargarse de vestir a la nueva Primera Dama, Ralph Lauren la vistió de Jackie Kennedy para la investidura de Donald Trump. Y fue todo un acierto.
Este ha sido uno de sus estilismos más sonados en los últimos meses. Es de J. Mendel. Lo utilizó durante su visita al Reino Unido para asistir a una cena con la primera ministra británica, Theresa May, y gracias a él ha sido comparada con la protagonista de La bella y la bestia. Nos ahorramos decir qué personje le tocó a Trump según algunas publicaciones.
La Primera Dama estadounidense fue el centro de las críticas durante su reciente viaje a África por este complemento: un salacot. Este tipo de sombrero se asocia con el imperialismo, ya que lo llevaban los colonizadores británicos y le ha granjeado críticas desde África hasta América tildando su 'outfit' de inspiración colonialista como una falta de respeto hacia los países que visitaba en este viaje: Ghana, Kenia, Malaui y Egipto.