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Gráficas, depuradas, de formas audaces y muy modernas. Así son las joyas que diseña Charlotte Chesnais, una mujer con una larga trayectoria en el mundo de la moda a pesar de su juventud (tiene 33 años). Chesnais trabajó mano a mano con Nicolas Ghesquière durante casi una década, en el departamento de prêt-à-porter de Balenciaga y a él le debe la pasión por las joyas: “Me puso al frente de las piezas de bisutería y despertó mi interés por estos complementos”, afirma esta estilista que se diplomó por el Studio Berçot.
Tras Ghesquière, un anticuario al que descubrió en plena campiña, acabó de animarla a lanzar, hace tres años, su propia firma de joyería. “Me gusta el estilo de los años 30, en el que se combinan el lujo y la sobriedad, en piezas llenas de pureza y simplicidad. Son características que están también en mis creaciones, que forman parte del ADN de mi marca”, nos explica desde su atelier parisino. A la diseñadora le fascina la faceta atemporal de las joyas: son piezas que nos acompañan durante mucho tiempo, más que cualquier prenda de vestir o que unos zapatos.
Sus creaciones tienen una naturaleza dual: son sofisticadas en su uso y simples en cuanto a diseño, como si esta amante del arte de Le Corbusier, Brancusi o Perriand quisiera sorprendernos desde la simplicidad “Creo propuestas que han de ser bellas cuando se llevan y cuando se dejan sobre una mesa”, reflexiona.
Chesnais fabrica sus piezas en los mejores talleres de Francia y supervisa todo el proceso. La creadora lanza dos colecciones al año, con entre 15 y 20 piezas. En nuestro país se puede adquirir una selección en las tiendas Ekseption de Madrid y Marbella. Además, continúa creando para firmas como Paco Rabbane, para quien el director artístico Julian Dossena le ha encargado diseñar la línea de bolsos.
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