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Parece que la nueva generación de royals viene pisando muy fuerte. Nombres como el de la princesa Leonor, Amalia de Holanda -que acaba de cumplir 18 años- o Elisabeth de Bélgica están adquiriendo muchísimo protagonismo en los medios de comunicación y están cumpliendo con su papel de herederas de los tronos europeos a la perfección. Tanto es así, que sus estilismos ya ocupan portadas, son objeto de crítica (en muchos casos buena) y consiguen robar el protagonismo a sus madres. Es lo que ha ocurrido en el último posado de la familia real belga, donde la princesa Elisabeth ha acaparado todas las miradas gracias a un look muy elegante.
Sin público y marcado por las medidas sanitarias por la pandemia, la familia real de Bélgica ha celebrado su tradicional concierto navideño que luego se emitirá por televisión el día 25. Una cita en la que el look de la reina Matilde acapara siempre todo el protagonismo y en la que, esta vez, ha sido el de su hija Elisabeth el que ha ganado por goleada. Y todo gracias a un diseño diferente y poco habitual con el que ha demostrado que esta nueva generación viene mucho más actualizada, atrevida y con muchas cosas que contar.
Elisabeth lució un vestido de corte ajustado en color azul marino, con manga larga y cuello alto, largo midi y aberturas laterales hasta el muslo de Dries Van Noten, una firma de la que es muy habitual su madre. Un diseño que le sentaba de lujo y que estaba adornado por apliques de cristales brillantes que recorrían toda la prenda. La princesa lo combinó con medias oscuras poco tupidas y de unos stilettos negros.
Su melena ligeramente ondulada y peinada con la raya al medio completaban un look que, a pesar de ser oscuro, sobresalió por encima del estilismo de Matilde, que escogió un vestido rojo largo y sin mangas con un drapeado en el lateral. Además, la heredera tiró de joyero familiar y acompañó su bonito vestido con unos sencillos diamantes, propiedad de su madre la reina. ¡Estaba espectacular!
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