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Los detalles de pelo están a la orden del día y esta pieza en tonos pastel destila acordes románticos que contrastan a la perfección con un par de botas militares.
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En el lado más casual de la tendencia, un pieza tres cuartos con estampado de microcuadros es capaz de encontrar puntos en común con una sudadera con capucha.
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De piel, con forro de borrego y un llamativo efecto ajedrezado en tonos bicolor. Los accesorios también se decantan por el espectro más neutro de la paleta.
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A Alexa Chung las tendencias nunca la pillan desprevenida, algo que la inglesa demuestra con este abrifo de Dior, de impacable factura campestre.
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La gabardina siempre será un clásico irreemplazable, y como la experta que es, sabe sacudirse la seriedad y mirar hacia el futuro mezclándose con un par de vaqueros y una camiseta estampada.
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La sastrería tradicional masculina se convierte en una apuesta segura cuando se invierten los códigos y se plasma el estampado de pata de gallo en un abrigo tres cuartos recto que se combina con un look de dos piezas blanco.
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Las formas oversize y descontracturadas son perfectas para decantarse por un chaqueton XL y jugar a mezclarlo con accesorios declinados en gris.
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No todo iban a ser cuadros escoceses y pata de gallo. La genialidad de Jonathan Anderson está detrás de esta impecable prenda de Loewe en la que los cuadros están formados por parches de piel y tela, con solapas y puños desmesurados.
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El estampado Vichy llevado a sus cotas más altas, magnificado y combinado con otro estampado atrevido donde los haya, la serpiente, en un par de botas de caña alta.
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Un domingo cualquiera de relax también admite la compañía de un abrigo de cuadros, con un jersey de cuello alto, botas de combate y bandolera en tonos blancos. Sin olvidar una gorra de beisbol.
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Una versión elegante y femenina, entallada en la cintura y de largo asimétrico, perfecta para un look monocromático, joyas doradas y minimalistas y accesorios pequeños pero llamativos.
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De nuevo una faceta más masculina del abrigo de cuadros, a la que se añaden un par de pantalones de cuero negro, salones de tacón alto y un microbolso para darle el giro sofisticado y femenino para cualquier jornada cotidiana.
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La excentricidad es un patio de recreo en el que el abrigo de cuadros sabe darlo todo. Aquí da su faceta más naif y vintage, gracias a un llamativo tono amarillo y accesorios de esencia retro: una boina francesa, merceditas metalizadas y medias de lunares.
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