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Tu lugar en el mundo, por Lourdes Garzón

"No hay un lugar perfecto esperándonos, pero el camino se hace un poco más llevadero cuando aprendemos a reconocer lo que nos impulsa y a perdonarnos por lo que nos asusta. Con suerte, una noche de verano, levantas los ojos justo cuando una maravilla inesperada pasa por delante".

alamy/cordon press

Lourdes Garzón
LOURDES GARZÓN

La noche del 3 de agosto, en el jardín de una casa perdida en el campo de Portugal, vimos pasar, a través de un cielo estrellado maravilloso, la Estación Espacial Internacional. No sabíamos que ese día sería visible su orbitación y no había ningún astrónomo en la mesa pero, por pura casualidad, estábamos jugando con una aplicación que identifica planetas y satélites. En la pantalla del móvil, al apuntar hacia la luz que había llamado nuestra atención, al lado de Júpiter y más brillante que cualquier otra, lo decía bien claro: EEI.

La sensación de imaginar a los astronautas en algún punto del espacio y la casualidad de que hubiéramos levantado la vista hacia ellos en el momento justo, era un poco sobrecogedora. La Estación no parpadeaba como los aviones ni desaparecía como las estrellas fugaces. Se desplazaba firme y lentamente sobre nosotros. Google nos dijo que tres tripulantes se movían a 28.000 kilómetros por hora, 400 kilómetros por encima de nuestras cabezas.

Al día siguiente, en una sobremesa perezosa, criticamos una conversación entre los Obama, el primer capítulo del podcast que ha lanzado Michelle. Se preguntan, ni más ni menos, cuál es “nuestro lugar en el mundo”: qué nos define, cómo nos convertimos en lo que somos y cómo encontramos nuestro sitio. Con ayuda de unos camarones grillados y un vino del Douro, llegamos a un par de conclusiones: la primera, que los Obama, a veces, suenan un poco cursis. La segunda, que no hay un lugar perfecto esperándonos, pero el camino se hace un poco más llevadero cuando aprendemos a reconocer lo que nos impulsa y a perdonarnos por lo que nos asusta. Con suerte, una noche de verano, levantas los ojos justo cuando una maravilla inesperada pasa por delante. Y de repente, ahí, al menos en ese instante, sientes que estás en tu lugar en el mundo.

21 de marzo-19 de abril

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Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

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