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Una revisión cientí́fica publicada en Current Opinion in Clinical Nutrition & Metabolic Care revela los múltiples beneficios que tienen las nueces debido a su composición específica de micronutrientes. Su elevada composición de ácido alfa-linolénico (ALA) es uno de los componentes que hacen único a este fruto seco. “Gracias a sus micronutrientes, las nueces podrían considerarse un componente integral dentro de la dieta mediterránea, que podemos incorporar fácilmente a la alimentación de cada día para ayudar a mantener una buena salud” afirma el Dr. Emilio Ros. A través de estos estudios se ha comenzado a verificar los beneficios del ALA para la circulación y el cerebro. Por lo visto, posee un efecto antiarrítmico y antiinflamatorio que hace que el consumo de nueces esté relacionado con un menor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares e ictus que el resto de los frutos secos. Por otro lado, otra de las doctoras implicadas en la investigación científica, la Dra. Izquierdo, sugiere que, “los polifenoles de las nueces ayudarian a prevenir enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas y ciertos tipos de cáncer”.
FOTO: PIXABAY
Lejos de engordar, como su mala fama sugiere, las almendras ayudan a mantener el peso. Una investigación publicada en la revista European Journal of Clinical Nutrition descubrió que los participantes que comieron cierta cantidad de almendras tostadas secas, durante unos días, “experimentaron una reducción de la sensación de hambre y una mejora de la vitamina E en la dieta, sin aumentar por ello su peso corporal”. Además, este fruto seco tiene efectos cardioprotectores, buenos para la salud del corazón. Eso sí, mejor cométela con piel y cruda ya que, sus antioxidantes están presentes en la parte marrón de esa piel. Incluso, algunos estudios científicos han manifestado que el consumo de almendras se asocia con una reducción de los niveles de azúcar en sangre después de una comida.
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Sus grasas monoinsaturadas, sus proteínas y sus hidratos, son sus características más destacadas. Asimismo, tal y como menciona un estudio publicado en 2009, “los anacardos son fuente de sustancias beneficiosas para la salud como los fitoesteroles y los tocoferoles”. Tienen propiedades antioxidantes y un efecto positivo sobre el colesterol en sangre y otros lípidos. Estas nueces, con forma de media luna y un sabor dulce, ayuda a reducir migrañas, aumenta la habilidad cognitiva y reduce la presión sanguínea, lo que puede prevenir ataques al corazón.
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La dosis diaria de vitamina E que recomiendan los organismos científicos oscilan desde los 6 miligramos, en la infancia, hasta los 15 miligramos, en la edad adulta. Ello se consigue con un consumo de pequeñas cantidades de frutos secos, entre ellos las avellanas (entre 20 y 30 gramos diarios). Este fruto destaca por ser rico en minerales y vitaminas como A, E y ácido fólico, además de magnesio y calcio. Al igual que otros de sus compañeros, la avellana reduce los niveles de colesterol y ayuda a prevenir problemas cardíacos.
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Su consumo te hará feliz. Poseen una fuente de zinc y hierro, que contribuyen a la función cognitiva normal. Los pistachos son altos en tiamina, manganeso, vitamina B6, fósforo, cobre y en hierro y magnesio, que colaboran en el buen funcionamiento del metabolismo energético y en la reducción del cansancio. La Dra. Nieves Palacios, jefa del Servicio de Medicina, Endocrinología y Nutrición de la Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte, indica que “los pistachos son una fuente de vitamina B6 o piridoxina que juega un papel en el metabolismo normal de las proteínas y el glucógeno, y también contribuye a la función psicológica normal”. Así que, para ‘pillarlas’ al vuelo come un puñado al día.
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