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La agencia responsable de aprobar el uso y comercialización de medicamentos nuevos en EE.UU. (FDA) ha dado el visto bueno a un nuevo fármaco para tratar a las mujeres que presentan pérdida de deseo sexual. La droga se llama Bremelanotida —Vyleesi—. Se administra 45 minutos antes de tener relaciones sexuales inyectándose en el muslo o en el abdomen con una pequeña jeringa similar a la que usan los diabéticos para la insulina. Es algo muy novedoso, durante muchos años ha existido una creciente presión social para comercializar un producto con efectos similares al que tiene en los hombres el siderafilo —viagra—, que lleva 20 años en el mercado, y podría ser una negocio potencial de miles de millones de euros.
Melania y Donald Trump, María Teresa Campos y Edmundo ‘Bigote’ Arrocet han declarado no compartir colchón. Son muchas las parejas que deciden dormir en camas separadas. Ronquidos, insomnio, pesadillas, etc. pueden ser los responsables. Aunque no es el caso, desafortunadamente el problema puede ser más profundo en determinadas ocasiones.
El trastorno del deseo sexual hipoactivo femenino —TDAH— se diagnostica cuando la mujer presenta una disminución del deseo sexual de manera persistente durante seis meses o más. Durante este período el interés por mantener relaciones sexuales es muy escaso o nulo. Puede haber incluso, ausencia de fantasías sexuales. Parece ser que es más frecuente en la etapa alrededor de la menopausia, tanto en las fases pre y post como durante esta, aunque no es exclusivo de este período. En él podrían tener que ver trastornos hormonales producidos por la insuficiencia ovárica, pero también influyen factores como las dificultades en las relaciones de pareja, depresión, ansiedad, efectos secundarios de medicamentos, etc.
Cuando las causas fundamentales son psicológicas o de relación de pareja, puede ser útil la psicoterapia o la terapia sexual, de las cuales existen diversos métodos a emplear. Si la causa es una depresión, lo ideal es tratarla o si el causante es un medicamento habrá que retirarlo. De ahí la importancia de contactar con un especialista. En nuestro país no ha tenido demasiada repercusión, pero en otros existen páginas web dedicadas a ello, www.unblush.com o ‘Right to Desire’ (www.righttodesire.com), donde asociaciones de mujeres luchan contra este trastorno que podrían sufrir millones de afectadas. El asunto ha llegado a plantearse como una reivindicación feminista ya que existen unos veinte fármacos para la disfunción sexual masculina, pero casi ninguno para la femenina.
El intento de tener una ‘viagra’ femenina no es algo nuevo. En el año 2015, la FDA aprobó la Flibanserina —Addy— que prometía ser la nueva panacea de la sexualidad femenina. Sin embargo, su mecanismo de acción no tiene nada que ver con el masculino. Mientras que este dirige la sangre hacia los genitales para favorecer la erección y, con ello, el acto sexual, el femenino tiene una acción sobre el cerebro, aumentando el deseo sexual. De hecho, se comenzó investigando como un antidepresivo. La aprobación fue muy controvertida ya que los ensayos que la sustentaban presentaban resultados poco impresionantes. El tratamiento cuesta cerca de 400 euros al mes y hay que realizarlo unos 3 o 4 meses para empezar a notar los efectos. Todo lo anterior desembocó en unas ventas muy escasas y en pérdidas económicas muy severas de la compañía comercializadora. Además, hay que tener en cuenta que puede producir efectos secundarios como bajadas de tensión, desmayos y no se puede tomar con bebidas alcohólicas.
La Bremelanotida —Vyleesi— comenzaría a comercializarse en EE.UU. al final de 2019, pero tardaremos en verla en España ya que no está aprobada para su uso en Europa todavía.